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'Juego de Tronos': de cómo la serie de millones de fans pasó a ser de los 'haters'
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(Foto: HBO)

'Juego de Tronos': de cómo la serie de millones de fans pasó a ser de los 'haters'

lunes 20 de mayo de 2019, 08:15h

(ATENCIÓN, SPOILERS)

'Juego de Tronos' ha pasado en poco años de ser la serie de millones de fans, la más seguida de la historia, un fenómeno mundial desde 2011 que ha finalizado de manera agridulce para millones de seguidores, que han pasado a ser 'haters'.

Una sociedad actual de haters, criticones, odiadores profesionales que patalean cada vez que algo no les gusta, como aquel Robin Arryn, ese odioso personaje malcriado y engreído que creía poder elegir cómo era la vida.

Sí, analicemos el final de la serie: ha muerto la gran protagonista de la serie, con permiso de Jon Nieve. Daenerys Targaryen, rompedora de cadenas, víctima de una herencia familiar de ambición e ira incontroladas. Su padre, el Rey Loco, terminó siendo su maldición, puesto que heredó de él la enfermedad mental. Sin embargo millones de fans no han querido aceptar el 'giro' de esta temporada y han criticado a los guionistas por hacer 'mala' a su 'khaleesi', olvidando que siempre fue desmedida, iracunda y enemiga de sus enemigos, hasta provocar su muerte y su extinción.

Pero durante 7 temporadas hicieron la vista gorda y justificaron todos sus arrebatos, sus crímenes, pensando... 'pobre, tanto ha sufrido... es justo, es la heredera'. Pero no, 'Juego de Tronos', en realidad 'Canción de hielo y fuego', el nombre de la saga de George R.R. Martin, era precisamente eso, una recopilación de historias en torno a una heredera de los malditos Targaryen, unos valirios terroríficos conquistadores que no dudaron en quemar a sus enemigos para someterlos, gracias a sus dragones, y no a su mano izquierda.

Por supuesto en estas 8 temporadas, Daenerys nos ha querido enamorar, intentando luchar contra su 'lado oscuro', como algunos personajes de 'Star Wars', pero su fondo siempre estuvo ahí. E hizo falta llegar a Poniente y encontrar que todo por lo que había luchado en su vida era una farsa, una nación que no la quería y una patria que no sentía propia. Por eso la arrasó. Nunca quemarías a tu pueblo ni arrasarías tus ciudades si de verdad las sintieses tuyas.

Una reina consquistadora, como lo fue su antepasado Aegon el Conquistador, el primer Targaryen rey de Poniente, que pretendía seguir extendiendo su 'pax romana' a base de sangre y fuego, como reza el lema de su casa. Jon Nieve no hace más que lo que siempre había aprendido con los Stark: buscar la justicia y el mal menor. Y el mal menor, a estas alturas, era acabar con la desbocada ambición de su amor, 'Danny', a la que elige matar para salvar el mundo que conoce. O al menos, tal y como lo conoce.

Jon Nieve, en realidad Aegon Targaryen, se convierte así en el mártir y en el héroe de la serie, una vez más. Elige matar al amor que había encontrado tras haber perdido ya en el pasado a la salvaje Ygritte. Una elección sólo en manos de un valiente sin límites y un héroe trágico como lo es él.

Al final, ni magias ni hechizos, ni con dragones y mazmorras. Las pasiones y el amor deciden el final de una serie que no tendrá jamás rival. Digno de tal final, una legión de 'haters' que querían su propio final: un Poniente dominado por los muertos, por una Daenerys en plan cordero -nunca lo fue- o incluso por una Cersei vencedora.

Pero no: el final ya estaba escrito desde hace temporadas, pero nadie hacía caso de los avisos y las profecías de algunos personajes. Ya le dijeron a Cersei que moriría, y que perdería a todos sus hijos -por tanto no iba a sobrevivir con su actual embarazo-. Ya le dijeron a Daenerys que reinaría sobre cenizas y también le adivinaron: "Tres traiciones conocerás, Una por sangre, Otra por oro, Y otra por amor". Así fue su final. Ya estaba escrito. Pero no quisimos verlo.

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