www.diariocritico.com
Antonio Fuentes, director del Teatro Lara: 'El teatro no es un negocio para hacerse rico, pero puede ser sostenible'

Antonio Fuentes, director del Teatro Lara: "El teatro no es un negocio para hacerse rico, pero puede ser sostenible"

viernes 17 de abril de 2015, 18:15h
Contesta directamente los e-mails de información o de quejas que llegan al teatro Lara, abre la puerta de la oficina -doy fe de ello-, ve  a la gente en taquilla, atiende a compañías, directores o actores, y además, lo hace de forma habitual, constante. Acaso ese sea el secreto del enorme paso que ha dado un teatro con mucha historia  pero con oscuro futuro -cierre incluido- al comienzo de la crisis económica. Como el ave Fénix, ha renacido de sus cenizas con la fuerza  y el entusiasmo de un actor joven. El milagro tiene nombre y apellido: Antonio Fuentes.   
El madrileño Teatro Lara (también conocido por la Bombonera, por la peculiaridad de sus espacios), ocupa el número 15 de la calle Corredera Baja de San Pablo, en pleno barrio de Malasaña, cuna de la  'movida' de los 80, aunque nació justamente un siglo antes, en 1879, cuando ni siquiera la Gran Vía existía. Desde entonces, sus paredes  han visto de cerca grandes  acontecimientos. Estos días, por ejemplo,  conmemora el Centenario del estreno de 'El amor brujo', de Manuel de Falla, pero allí también se han estrenado, entre muchas otras obras 'Los intereses creados' o 'Canción de cuna'.

Han pisado su escenario muchos de los más destacados intérpretes españoles de los siglos XIX y XX, como Lola Membrives, Rosario Pino, Leocadia Alba, Antonio Riquelme, Catalina Bárcena, Emilio Thuillier, Jerónima Llorente o Ricardo Zamacois. 

Ese es el legado que Antonio Fuentes, gerente del teatro, aunque procedente de ámbitos empresariales muy distintos, viene gestionando en cuerpo y alma desde hace, al menos, cinco años. Los resultados y los procedimientos para obtenerlos son vistos con lupa por muchos otros colegas.    

J.M.V.-Estando donde estamos, en el mismo corazón de la movida madrileña, la primera pregunta parece  obvia: ¿qué hace un chico como tú en un sitio como este?

A.F.-En un momento determinado de mi vida, hace unos diez años,  hice una inversión en el lanzamiento del teatro y, a raíz de eso, me vi en el dilema de  decidir entre perder la inversión o meterme a fondo  en su lanzamiento y tomé este último camino...

Una inversión, por lo menos, un tanto rara para alguien que venía del ámbito de la empresa... digamos "convencional", incluso multinacional, ¿no? 

Sí, fue un poco rara. Sabía que era una inversión especial y, con el paso del tiempo, me fui convenciendo más aún porque tener un teatro de finales del XIX era aún más complicado para poder sacarlo adelante. De hecho estuvo perdiendo mucho dinero durante muchos años más...

Pero esa misma circunstancia añadía aún más responsabilidad a tu decisión
Ya, ya. Pero mi planteamiento fue decir "o abandonas, o sigues hacia adelante", y, ya que estaba puesto, me lancé directamente a la piscina. Más que nada, fue una cuestión de motivación... Vamos a ver  como consigo que esto funcione. Ir aprendiendo de las gentes del teatro (contraté a algunas personas del sector para que me ayudaran), ir metiéndose en él, probando una cosa, luego otra y viendo a ver cuáles de ellas podían funcionar. Y así hasta encontrar un camino que hiciera del teatro un negocio sostenible. Ese ha sido mi objetivo siempre: hacer del teatro algo estable, que no fuera   imposible de mantener.

En tu óptica, ¿qué tiene el teatro de negocio y qué de  empresa casi romántica?

Este no es un negocio para hacerse rico. Es sencillamente imposible. Pero tampoco te puedes meter en esto para estar perdiendo permanentemente. Hay que buscar el equilibrio para hacer frente a todos los gastos que se generan... El margen de negocio de un teatro que vaya bien, puede que no llegue ni al cinco por ciento anual. Un teatro que vaya mal, te hunde porque tiene un montón de gastos fijos y en el momento que cae la recaudación vienen los problemas. 

Estás utilizando el Lara como plataforma de compañías, utilizando intensivamente los espacios disponibles (sala grande y sala off), ¿piensas también en nuevas o viejas fórmulas aún no implantadas, como por ejemplo, formar una compañía estable en el teatro?  

La producción y la exhibición de obras, efectivamente, está muy relacionada. Y es verdad que nos vamos a ir metiendo cada vez más en producciones propias porque lo más difícil ya lo estamos haciendo, que es, precisamente, crear un público estable que acuda  regularmente a nuestras salas.

¿Y cuál es el secreto para crear nuevos espectadores?    

Se trata solo de ayudarles a descubrir qué y cómo es el teatro. Hay gente que viene al Lara que nunca antes había asistido al teatro, que los escuchas hablar en la taquilla y notas que vienen con la idea de  que van a asistir a una sala de cine, que creen que pueden llegar diez minutos tarde y que podrán acceder a ver la función y, claro, hay que explicarles que eso no es posible en el teatro por las múltiples molestias que se ocasiona al resto del público, y porque el ambiente en la sala es siempre mucho más intenso que en el cine; que los actores están ahí enfrente y se les perturba; que se puede romper la magia del momento... A veces, al público nuevo le cuesta mucho entender esto... A ese tipo de espectadores hay que darles cosas que se relacionen con lo que ellos conocen, obras cercanas. Por eso intento hacer una línea de producciones de autores españoles, que están inmersos en la realidad cotidiana de todos nosotros, que transmiten algo, que no solo llevan al escenario la acción por la acción, sino que llevan consigo ciertos mensajes relacionados con lo que se está viviendo en la calle, en nuestro tiempo...    

De verdad, en el teatro, ¿el boca a boca es más eficaz que una buena campaña de marketing?

Totalmente. Creo que la gente es bastante lista y acude a los espectáculos que le recomiendan los amigos, los familiares... El boca a boca es lo que funciona realmente. Un teatro pequeño como el Lara no puede permitirse hacer una gran campaña de lanzamiento como se hace con una superproducción. Nosotros tenemos que tratar que la gente venga a ver la obra y que hable de ella. Por eso en los estrenos   procuramos que venga más gente, repartimos invitaciones... Traigo público al principio para que sea él mismo el que hable bien de la obra y creo que esa inversión es mucho más eficaz que estar  haciendo campañas en vallas o en autobuses porque en una ciudad como Madrid hay tanta oferta cultural que uno no llega a enterarse bien de todo lo que hay. El boca a boca, la prensa, y el público que  viene y que habla bien es la vía...

El teatro Off, ¿es una especie de teatro low cost o es  sencillamente un teatro que puede verse en una sala pequeña y con menos recursos?

Yo no creo en el término 'burbuja del off'; lo que sí me parece es que  se han abierto muchas salas sin un criterio claro de lo que quieren hacer. Pero, al mismo tiempo, en el teatro, como en toda la industria cultural, hay una tendencia clara a acercar al público directamente  el producto que se está haciendo. En la música independiente se obvian la gran industria discográfica e intentan montarse a su nivel la forma de acercar su música a su público. Eso es para mí el off, la vía más   corta de aproximación entre las compañías que están creando la obra de teatro y el espectador. Y creo sinceramente que esta tendencia va a ir creciendo cada vez más. Cada vez hay más compañías que quieren expresarse, que no lo tienen fácil para hacer una gran producción y buscan una alternativa, que es empezar a hacer algo  que yo pueda manejar a mi nivel... Quizás lo que más se sacrifica es la escenografía, pero desde el punto de vista del actor, esta fórmula es la que le da más libertad para expresarse.

Algunos empresarios del sector parece que también apuestan  por la multiprogramación a ultranza...

No creo, ni defiendo un criterio de multiprogramación Ese es un criterio equivocado. En el Lara, ahora mismo hay demasiadas funciones y muy pronto hay que reducir su número. Tenemos unas 18 o 20 y me gustaría dejarlas en 12. La sala grande sí la tenemos bien organizada: una función los fines de semana (viernes, sábado y domingo) y una función distinta cada uno de los días restantes. Lo que buscamos es llenar todos los días, incluso en contra del criterio de ciertas compañías que buscan más  que la sala sea grande y que puedan dar muchas funciones independientemente de que llenen o no la sala. Esa perspectiva no es la correcta. Es mejor concentrar esa función en un día entre semana porque así permites que los demás días pueda haber otros  espectáculos para dar oportunidad a nuevas compañías y renuevas también diariamente el público. Pero eso hay que hacerlo con un periodo mínimo de dos o tres meses, para dar tiempo a que el público venga y pueda funcionar el boca a boca. Y ese mismo planteamiento  es el que quisiera llevar a cabo en la Sala pequeña. Se trata de encontrar una o dos funciones que puedan llenar los fines de semana, y compatibilizar eso con otras funciones que puedan llenar los días de diario.

Muchas compañías perciben al Lara como el punto intermedio entre el pequeño teatro off y el salto a un teatro más grande, ya sea público o privado...De hecho, muchos empresarios de esas pequeñas salas me llaman para que vaya a ver funciones que podrían pasar al Off del Lara y eso les ayuda a lanzar la obra. Trabajo también mucho con las compañías para  conocer de forma directa qué proyecto tienen, y recibo muchas  propuestas de profesionales del teatro que me aconsejan que no deje  de ver tal o cual obra. Todo esto ha creado una comunidad informal de artistas y gentes de teatro que han pasado por el Lara y que se retroalimenta con nuevas propuestas y proyectos. Yo procuro siempre  involucrarme mucho, y desde el principio, y, desde ese punto de vista, considero que sería bueno que el Lara se fuera metiendo muy pronto en producción propia porque así podría orientar más los proyectos que tienen sentido desde las fases iniciales.

¿Cómo crees que ha sido percibida tu irrupción en el mundo del teatro -al fin y al cabo, la de un  advenedizo- por parte de los gerentes de otros teatros madrileños?

No lo sé. Este es un mundo en el que la gente te dice una cosa y piensa otra, por lo cual es muy difícil saberlo... En otros, aún es peor porque  también dicen una cosa, piensan otra, pero hacen una tercera.

(Sonrisa) Cuando me metí en el mundo del teatro, teniendo el cien por cien de la propiedad del Lara, di entrada a Pedro Larrañaga y a Enrique Salaberría con un quince por ciento del accionariado a cada uno y yo me quedé con el setenta, precisamente por lo que tú dices,  por tener un apoyo de la profesión y por tener gente experimentada a mi lado. He aprendido mucho de ellos, pero también ellos cada vez valoran más los pasos que se están dando en el Lara y, de hecho, hay funciones que  se han dado aquí, que han pasado a teatros más grandes: 'Balcón con vistas' está ahora en el Pequeño Gran Vía;  'Como si pasara un tren' saltó al Teatro Español; 'Los miércoles no existen', en el Fígaro; 'Smiley', al Maravillas... La clave del éxito del modelo creo que está en la cantidad de trabajo y de horas que le echo y porque estoy muy encima de las cosas, y eso es muy difícil hacerlo en muchos teatros y menos aún si son grandes. El del Lara  es un negocio muy pequeño y se nota mucho si tú estás o no estás metido. La clave de todo está en la cercanía con las compañías, que se sientan escuchadas, que vean como apoyas su proyecto..., y la cercanía con el público, que se sienta también atendido y escuchado. Yo  contesto personalmente los emails que nos llegan y lo primero que me dicen siempre es "muchas gracias por responder tan rápido".

Me gustaría saber si crees que te estás ganando el aprecio, la admiración, el desprecio o, incluso, el odio de los colegas, los artistas y el público

No lo sé. Creo que depende de cuanto me conozcan. A veces se reciben críticas infundadas porque están basadas en el desconocimiento. Las compañías, por ejemplo, cambian radicalmente su actitud con nosotros cuando pasan un par de meses, si la comparamos con la que tenían el primer día. Muchas piensan que  son ellas las que tienen que acoplarse a nuestros modos de hacer las cosas, que no pueden hablar, que no pueden venir a plantearte un problema, etc., y que lo que esperan es que se les diga que tienen que hacer A, B y C. Cuando se encuentran con que las cosas son muy distintas, que les escuchas, van cambiando paulatinamente su actitud... Muchas de las funciones por las que he apostado me han supuesto mantener muchas semanas de pérdidas, hasta que el público se enterara y empezara a comprar entradas y esto beneficia tanto a las compañías como a mí. Eso, a veces, no se ve tanto  porque muchas compañías piensan que nada más llegar van a llenar  el teatro y que todo el mundo va a venir y a pagar 18 euros por ver la función... Esto no es así, por muy bueno que sea el montaje, si la gente no se entera, no va a venir. No basta con poner un cartel, sino que hay que hacer paralelamente una serie de actividades para darla a conocer.  

¿Piensas o has pensado alguna vez que cualquier directivo o gerente puede dirigir cualquier negocio? 

Nunca he pensado que cualquiera puede llevar cualquier cosa. Cuando me metí en esto, lo que sentía era desconocimiento, miedo  total. Muchos me decían que había que hacerlo así y así y, con el tiempo, he descubierto que no hay reglas escritas y que la única  forma de hacerlas bien es tener prudencia, probar las cosas y no encasillarse en una forma determinada de hacerlas, porque, a veces, hay que cambiarlas. Lo que te funcionó un día puede que hoy ya no resulte la solución adecuada a ese mismo problema. El mundo cambia  mucho y el teatro tiene que adaptarse también al cambio. Hay que buscar permanentemente nuevas formas de dar a conocer los productos  -en nuestro caso, las funciones- que tienes, para acercarlos al cliente final, es decir, al público. Hoy utilizamos las redes sociales, hemos innovado con la oferta de tarifas planas para asistir al teatro, ampliar las invitaciones a los estrenos a gente que no sea solo del ámbito del teatro... Pero las cosas no funcionan siempre, hay que revisar permanentemente los métodos y, si no funcionan, cambiarlos.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios