Grecia ayer, hoy y siempre. La tragedia clásica vuelve una y otra vez sobre nosotros y, quizás, lo único que podemos hacer es intentar analizarla con otra mirada, desde otro punto de vista y conectar el ayer con el hoy. Es lo que hacen desde el Teatro de La Abadía en ‘Orestíada’ Karina Garantivá (Hannah Arendt en tiempos de oscuridad, Ortega) adaptando con inteligencia y acierto el clásico de Esquilo, y Ernesto Caballero (Voltaire, o Tartufo), dirigiendo el montaje teatral con la sensibilidad y el tino a los que nos tiene acostumbrados.
La recreación de la fábula escrita por Garantivá parte de la clásica trilogía de Esquilo, aunque fijando más la mirada en Las Euménides. En la tragedia, Orestes, tras haber asesinado a su madre Clitemnestra en venganza por la muerte a manos de ésta de su padre Agamenón. Como consecuencia de ello, Orestes es perseguido por las Furias, los espíritus de la venganza que reclaman justicia ante un crimen tan atroz. En su intento por encontrar la redención, el protagonista es defendido por Apolo y llevado a juicio en Atenas, donde la diosa Atenea actúa como jueza, aunque son los ciudadanos (o, lo que es lo mismo, , nosotros, el público de nuestros días), quienes finalmente deciden su destino. Es aquí donde los textos de Esquilo se funden con el presente y las dudas sobre la mejor aplicación de la justicia saltan en forma de preguntas lanzadas por Orestes al patio de butacas: “¿qué hacemos con este odio...? ¿Dónde se termina?".
Y así, nuevamente, se reproducen los dramas de Clitemnestra, (enérgica, vital, magnífica Marta Poveda, que se desdobla también como vehemente Periodista), Orestes (impulsivo, apasionado Nicolás Illoro), Ifigenia, Electra, Casandra (estupenda Olivia Baglivi en los tres personajes, además de habitar también a Atenea), Agamenón (seguro, contundente Gabriel Garbisu, que duplica también personaje en El Juez) y Egisto, el muñidor de la venganza (notable AlbertoFonseca), también Apolo.
Son fundamentales también en la factura final de la tragedia las intervenciones de Bastian Iglesias, compositor e intérprete de la música en directo (usa el theremin (un vanguardista instrumento que reproduce sonidos de la antigua Grecia que es manipulado por el músico), la telúrica iluminación de Samuel Silva, y la plástica escénica y utilería aportadas por Fer Muratori (luces de camerino, espejos, maquillaje, flores...), así como el vestuario de José Cobo (de ropa de etiqueta a sedas de colores negros y blancos), que acerca a los personajes y la tragedia al siglo XXI. Y, junto a ellos, Antonio López Fonseca, en la asesoría y la documentación, y Pablo Quijano en la ayudantía de dirección.
Teatro Urgente, la compañía fundada hace ahora cinco años por Caballero y Garantivá, sigue fiel a sus principios de fundir -por difícil que parezca-, teatro y pensamiento, teatro y filosofía, y por eso también en ‘Orestíada’ se plantean temas radicales para el hombre de nuestro tiempo como el odio, la cultura dominante, el origen, las costumbres, la familia, el nuevo sentido de la justicia ante la absolución de Orestes tras matar a su madre; la proporcionalidad de la venganza (¿sigue siendo válida hoy la Ley del Talión?), el papel de las redes sociales constituidas hoy en las nuevas Furias y, en definitiva y como gran asunto transversal de la tragedia, el nuevo rol de la ley en la sociedad democrática.
En definitiva, que los ecos de las tragedias de Esquilo como esta ‘Orestíada’ recreada por Garantivá y Caballero se encuentran en las pequeñas y en las grandes tragedias de nuestros días. Muy interesante.
‘Orestíada’
Texto original: Esquilo Dramaturgia: Esa Inmigrante (Karina Garantivá) Dirección: Ernesto Caballero Reparto: Olivia Baglivi, Alberto Fonseca, Gabriel Garbisu, Nicolás Illoro, Marta Poveda Asesoría: Antonio López Fonseca Composición y música en escena: Bastian Iglesias Iluminación: Samuel Silva Plástica escénica y utilería: Fer Muratori Vestuario: José Cobo Ayudante de dirección: Pablo Quijano Fotos promocionales: Lorena Riga Prensa: Futura Comunicación Redes Sociales: Clara Bosch Auxiliares de producción en prácticas: Melissa López Albalat, Nerea Morcillo Martín, Andrea Catalina Guayasamin, María Carrascosa y Guillermo López Auxiliar de producción en sala: Nayara Arévalo Auxiliar de producción en oficinas: David Ruiz Fundraising: Artia Partners Gestoría: Abate Asesores Ayudante de producción: Marc Treserras Documentación y asesoría: Antonio López Fonseca Distribución: Artyc Content Una producción de Teatro Urgente Con el apoyo de CREA SGR, Inaem y Comunidad de Madrid Teatro de La Abadía, Madrid Hasta el 4 de mayo de 2025
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
No entiendo cómo se puede escribir una crítica tan positiva ante unas actuaciones mediocres. Actores y actrices que no han aprendido a vocalizar ni a proyectar la voz.
Marta Poveda resulta artificiosa. A la actriz que hace de Cassandra y otros papeles no se le entendía.
Mi aplauso, que no lo hemos dado porque nos hemos salido, hubiera sido para el actor que encarna a Agamenon. Es el único que se salva.
¿Qué hace Ernesto Caballero que no corrige a sus actores?
Grecia, hoy y siempre, estoy de acuerdo,. Ahora bien, en la obra de teatro que se comenta quedan algunos huecos sin rellenar, es cierto que ,como toda versión, cada uno tendríamos la nuestra, pero es innegable que hay unas figuras importantes que , a mi modo de ver, no se aprovechan. Cassandra es mucho más que una mujer que reniega de Apolo, es una mujer clarividente, que sabe todo lo que va a pasar y nadie la cree, se podía haber exprimido mucho más, cuando además su muerte es tan significativa como la Agamenónn, y en la obra casi ni se comenta.
Por otro lado ,hay otra figura totalmente desaprovechada, la nodriza de Oreste, ni sale, cuando es una mujer que demuestra la importancia del cuidado y del amor. No entiendo que la autora no haya querido darla importancia.
Con respecto a la dirección de autores, no puede ser que hablen dándo la espalda al público, ocurre en alguna ocasión.
Orestes habla demasiado rápido, y a veces el sonido de la música es demasiado alto para entender los diálogos.
El momento en que Marta Poveda hace de "periodista" me ha sacado de la historia, no lo veo necesario.
Por lo demás, quien lea estas líneas que vaya ,así podrá contrastar opiniones. Vayamos más al teatro. Para mí un 5 sobre 10.