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El juego de los pactos a la espera de Madrid: Ciudadanos decide entre Gabilondo o Cifuentes y condiciona a Susana Díaz

El juego de los pactos a la espera de Madrid: Ciudadanos decide entre Gabilondo o Cifuentes y condiciona a Susana Díaz

Guía para no perderse en las negociaciones entre PSOE, Podemos, C's y PP

lunes 01 de junio de 2015, 21:33h
Las cartas están echadas. Cuatro jugadores se miran a cara de póker para una baza muy especial, la de los pactos que deben gobernar los ayuntamientos y las comunidades de este país. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se miran fijamente a los ojos y ambos, de reojo, a Albert Rivera. A verlas venir, pescador en río revuelto, está Mariano Rajoy. Esta es una guía para intentar no perderse en el encaje de bolillos salido de las urnas del 24M.
Pedro Sánchez tiene una gran oportunidad de devolver al PSOE una gran cuota de poder territorial que le facilitaría mucho las cosas en las Generales de fin de año, pero para eso tiene que dar cuartelillo a Podemos. Y para los de Pablo Iglesias es fundamental que Manuela Carmena sea alcaldesa para junto a Ada Colau tener dos símbolos en los que se visualice de alguna forma su “victoria” electoral aunque en realidad no sea sólo suya para ser justos.

Sánchez sabe que está obligado a dar la alcaldía de Madrid a Carmena, pero no soltará prenda hasta que en Valencia Ximo Puig tenga atada la presidencia de la Generalitat. La labor de Podemos aquí es convencer a Mónica Oltra de Compromís para que se conforme con ser vicepresidenta y no complique el acuerdo. De comodín está Aragón, donde Pablo Echenique dijo que quería la presidencia y ha bajado el tono dispuesto al parecer a ceder el paso al PSOE, que al fin y al cabo es la lista más votada.

En cuanto a Castilla-La Mancha, nadie duda de que Podemos facilitará la investidura de Emiliano García-Page.

Hasta aquí, un juego de niños.

A Sánchez la baza que le gustaría ganar es la de la comunidad de Madrid. Con Ángel Gabilondo de presidente obtendría una victoria personal indiscutible. Aquí empiezan los problemas porque la carta que necesita el socialista la tiene Ciudadanos, y la apuesta sobre la mesa incluye la presidencia de Susana Díaz en Andalucía. Albert Rivera no pondrá problemas a la alcaldía de Carmena –tampoco puede- y hasta podría abrir la puerta a Gabilondo visto que su hombre en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado, no para de buscar excusas para no tener que pactar con Cristina Cifuentes por mucho que se la considere “un caso distinto” dentro del PP. Es decir, no es ni Rita ni Esperanza.

¿Y con Susana qué hacemos? Seguramente a Albert Rivera le gustaría meter al PP en el ajo y compensar ante su electorado el apoyo directo o indirecto a gobiernos socialistas. Y a ella también, pero no lo va a tener fácil salvo que las discrepancias de la líder andaluza con el secretario general de su partido vayan a más. Para el líder de Ciudadanos, Andalucía es el único éxito tangible que puede mostrar a nivel autonómico. Su poder real, como insiste Rivera, es en ámbito municipal, donde sí va a condicionar miles de Ayuntamientos. Se supone que bajo el criterio de apoyar a la lista más votada o, en su caso, impedir que el bastón caiga en manos de partidos nacionalistas. Por ejemplo, en Valencia a Compromís.

Conociendo a la líder andaluza, conseguirá el apoyo –la abstención- del PP y Sánchez lo asumirá como un mal menor si se cumple su sueño madrileño. Y todo ello suponiendo, claro está, que Rajoy se preste al juego, que esa es otra. Menos aún, gratis. El precio puede ser Cristina Cifuentes. En cuanto al acuerdo de los socialistas con C’s, es el típico secreto a voces que recorre Sevilla.

El PP no tiene nada que perder porque lo ha perdido todo o casi. Conservará Murcia y Castilla y León salvo que se tuerzan mucho las cosas, sin descartar que fracasen los pactos de la izquierda en alguna comunidad y puedan hacer valer su condición de lista más votada. Todo puede pasar. Galicia sigue siendo suya… con un poco de suerte quizá aún se pueda maquillar el desastre.

Pablo Iglesias también va a tener que tirar de crema reparadora. Por mucho que insista en que se reserva para las Generales, si no es por Manuela Carmena y Ada Colau ni siquiera el carismático Pablo Echenique ha conseguido el verdadero objetivo de superar al PSOE. Iglesias sabe no sólo que allá donde se supone que ha ganado Podemos en realidad lo han hecho plataformas de fuerzas políticas muy variopintas, sino que en concreto en el caso de Manuela Carmena, gracias al apoyo indisimulado del PSOE en contra de su propio candidato, Antonio Miguel Carmona, un caso insólito en la historia de las campañas electorales. Esperanza Aguirre sólo puso la puntilla. La teoría dice que no pocos de los votantes de Ahora Madrid quieren ver a Gabilondo al frente de la Comunidad de Madrid, otro símbolo del poder autonómico del PP.

Si Ciudadanos está por la labor, Podemos está obligado a ‘mojarse’. Para complicar las cosas, Podemos se verá obligado a apoyar gobiernos ‘a seis’ como en Baleares por culpa de un mapa político muy fragmentado en el que no siempre son el referente, sino el cuarto o quinto en discordia. Un panorama complicado porque tampoco puede meter la cabeza debajo del ala y dejar que siga gobernando el PP. Tampoco le conviene ceder demasiado en favor del PSOE.

Iglesias quiere hablar con Sánchez de igual a igual, consciente de que sólo tiene un as en la manga con el que negociar y de que primero moverá ficha Albert Rivera; la duda es si llevará estampada la cara de Gabilondo o la de Susana Díaz.
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