El empleo en Estados Unidos creció más de lo previsto en junio, con 147.000 nuevos puestos en las nóminas no agrícolas, según el Departamento de Trabajo. No obstante, cerca de la mitad de ese aumento provino del sector público, considerado estacional. El sector privado solo añadió 74.000 empleos, el nivel más bajo desde octubre de 2024, lo que sugiere un enfriamiento de la economía. Actividades como la manufactura y el comercio minorista enfrentan dificultades derivadas de una demanda más débil y restricciones comerciales. Aunque la tasa de desempleo bajó al 4,1 %, parte de esta disminución se debe a que más personas abandonaron la búsqueda activa de empleo, lo que distorsiona las estadísticas. Además, la duración promedio de la semana laboral cayó a 34,2 horas, lo que indica un ajuste por parte de las empresas frente a un entorno económico más incierto.
Otros indicadores también reflejan señales de debilitamiento. Las solicitudes de subsidio por desempleo han aumentado, lo que apunta a una pérdida de dinamismo tras años de expansión sólida. Se espera que la tasa de desempleo suba en la segunda mitad de 2025, lo que podría llevar a la Reserva Federal a considerar una rebaja de tipos en su reunión de septiembre. Sin embargo, la menor disponibilidad de mano de obra, en parte resultado de políticas migratorias más estrictas, podría contener el avance del desempleo.