La presidenta del BCE señaló que los tipos de interés se encuentran en un nivel adecuado para hacer frente a los riesgos inflacionarios, que por ahora se consideran moderados y equilibrados. El discurso enfatizó la necesidad de mantener flexibilidad, sin comprometerse a una senda predeterminada de política monetaria, en un contexto en el que los aranceles impulsados desde EEUU han tenido un efecto más limitado de lo previsto sobre los precios. Aunque se reconoce que las tensiones comerciales y el mayor gasto en defensa podrían alterar el escenario, las proyecciones sugieren que cualquier impacto sería acotado y no pondría en riesgo el objetivo del 2% de inflación. El tono de prudencia, aunque sin señales de alarma, busca transmitir que el organismo cuenta con margen de maniobra en caso de que surjan shocks externos.
En contraste, en Estados Unidos el foco está en la inminencia de un cierre gubernamental por la falta de acuerdo presupuestario. El bloqueo político amenaza con paralizar agencias federales, interrumpir la publicación de indicadores clave y generar un impacto directo sobre el empleo y la actividad. La incertidumbre llega en un momento en el que los mercados descuentan recortes adicionales de tasas por parte de la Reserva Federal, que podrían acelerarse si el cierre afecta de forma significativa al mercado laboral. A corto plazo, los inversores observan con cautela la posibilidad de un deterioro en la confianza y en la actividad económica, mientras el debate político eleva la percepción de disfuncionalidad institucional en la mayor economía del mundo.