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La increíble historia de Elza Soares: la estrella de la ceremonia inaugural de los Juegos de Río

La increíble historia de Elza Soares: la estrella de la ceremonia inaugural de los Juegos de Río

viernes 05 de agosto de 2016, 11:49h
Imaginen esta escena, una joven mulata de 16 años se presenta en el programa de radio más famoso de Brasil para buscar una oportunidad en el mundo de la música y poder alimentar a sus hijos. Va vestida con un vestido rehecho de su madre que le queda grande (como en 'Coat of many colors' de Dolly Parton), el público se ríe de su aspecto deshilachado y el presentador, nada más y nada menos que Ary Barroso (compositor del himno no oficial del país, 'Aquarela do Brasil', conocida en todo el mundo sencillamente como 'Brasil'), no tiene otra ocurrencia que exclamar: “Pero... ¿de qué planeta viene?” La joven, llena de rabia le responde: "Del mismo que usted señor Barroso. Del planeta hambre". Tras interpretar su canción con su voz ronca, las carcajadas se transformarán en aplausos y el señor Barroso proclamará aquello tan recurrente de "ha nacido una estrella". ¿Aplausos y fin de la historia? Ni mucho menos.
La vida de Elza Soares es tan increíble que da para varias películas, un drama social, un 'biopic' al uso de ascenso y caída, un culebrón de vudú e infidelidades y hasta el infinito y más allá. Criada en en la favela Agua Santa de Río de Janeiro, Elza vino al mundo en 1937, según ella misma, o en 1930 según otras fuentes (como todo en su vida es difícil separar los datos reales de los que no) pero lo que es cierto es que a los 12 años su padre la casó con un vecino, no se sabe muy bien si porque pensaba que la había violado o porque así tenía una boca menos que alimentar. El caso es que a los 13 años ya era madre y a los 15 había perdido a su segundo hijo por hambre. Fue poco después cuando apareció en el programa de Barroso y comenzó a ganarse la vida como cantante, más mal que bien, bastante alejado de un final y comieron perdices que podría predecir una escena como con la que empezaba esta historia. A los 20 años tuvo a su quinto hijo y a los 22 perdió a su marido por tuberculosis, no sin que antes le disparase en un brazo al considerar que todas las cantantes eran prostitutas.

Poco después puso rumbo a Buenos Aires donde estuvo viviendo un par de años. Allí, siempre según la leyenda, conoció a Palito Ortega y a Astor Piazzola, e incluso cantó para el genio del bandoneón. Según sus propias palabras tuvo que salir de Argentina con sus hijos más pobre de lo que había llegado "porque el empresario que me había llevado hasta ahí huyó con todo el dinero". A su regreso a Brasil se produjo su estreno discográfico con el disco 'Se acaso você chegasse' que incluía la canción titular que fue su primer éxito, al año siguiente llegaría 'A bossa negra', un disco que incluía la canción que la convertiría en una estrella, 'Boato', que fue el éxito más importante del año en Brasil. Elza lo había logrado y se había convertido en la voz de la samba, antes incluso de la explosión internacinal de la 'bossa nova' tras el éxito de 'La chica de Ipanema'. Pero su carrera, y su historia, solo estaba en la introducción.



En 1962 Elza viajó a Chile para actuar en el Mundial de Chile, allí conocería al hombre que la había enseñado a cantar, sin que ella lo supiera, el gran Louis Armstrong. El músico de Nueva Orleans quedó prendado de la voz de Elza a la que no hacía más que llamar "my daughter (mi hija)" a lo que una sorprendida Soares no hacía más que preguntar a la traductora "¿por qué me dice 'mi doctor'? Pero su encuentro con Armstrong no sería el más importante del Mundial de Chile. Allí conocería a Garrincha, la estrella que llevó a Brasil a la conquista de su segundo Mundial consecutivo. Su historia de amor escandalizaría a todo el país y cuando el astro abandonó a su mujer y a sus hijos para irse a vivir con Elza ésta pasaría a ser la mala oficial de la película, la bruja hechicera que había endemoniado al héroe nacional.



Su relación fue tempestuosa con Garrincha derivando en alcohólico y ángel caído, perdiendo muchas de sus facultades. La casa familiar fue apedreada por seguidores del futbolista y en su particular caída a los infiernos arrastró consigo a la cantante. En 1968 se casaron finalmente, pero un año después volvió la tragedia, cuando la madre de Elza murió en un accidente de tráfico con Garrincha al volante. A pesar de todo su carrera comenzaba a reflotar con discos como 'Elza, Carnaval & Samba' y actuaciones en el Teatro Bolos pero a Brasil había llegado una dictadura militar ese mismo año y Elza estaba en la lista negra. La pareja recibió amenazas e insultos racistas que les urgían a abandonar el país. Elza no se amilanó pero cuando los disparos llegaron a su casa, decidió que había llegado el momento de hacer las maletas y salir para Italia. Allí se juntarían con otro de los nombres míticos de la música brasileña como Chico Buarque y grabaría discos como 'Sambas e mais sambas' en el que aparecía su versión del 'Mais que nada' de Jorge Ben. Tras dos años en Roma decidieron volver a Brasil donde Elza volvería los escenarios con más fuerza que nunca y grabaría uno de sus discos más míticos, 'Elza pede passagem' (al que incluí en nuestra lista de los 30 mejores discos brasileños) una colaboración con la orquesta del músico Dom Salvador en el que la samba se fundía con el funk y el soul.



En 1976 nacería el único hijo de la pareja al que le dieron el nombre del padre, Manoel Garrincha dos Santos Filho, conocido como Garrinchinha. Aun así el mito del fútbol siguió hundiéndose, siendo abandonado por una Elza que había perdido la esperanza en su recuperación. En 1983 murió solo y pobre de una cirrosis. Por si no fuera poco, tres años después también murió su hijo, Garrinchinha, en un accidente de tráfico. Era el cuarto hijo que perdía Elza pero fue el golpe más duro de su vida, abandonando Brasil y su carrera musical durante nueve años en los que vivió entre Europa y los Estados Unidos. En 1997 volvió a los estudios de grabación y en el año 2000 fue elegida como la 'mejor cantante del milenio' por la BBC que la comparaba con Celia Cruz y Tina Turner. Dos años después grabó el disco que la recuperó totalmente, 'Do Cóccix até o Pescoço', en el que la mayoría de los pesos pesados de la música brasileña, como Buarque, Caetano Veloso, Jorge Ben o Carlinhos Brown colaboraban con ella, pero en el que también había tiempo para la sangre nueva, como varios raperos con las que cantaba cosas como “la carne más barata del mercado es la carne negra”, del tema 'A carne'. Algo que conocía de verdad. Pero este tampoco es el fin de la historia.



El año pasado volvió a marcar un hito en su trayectoria con la publicación de 'A mulher do fin do mundo', un disco que la mayoría de publicaciones brasileñas eligieron como el mejor del año, un disco en el que Elza se juntaba con lo mejor de la vanguardia brasileña para ofrecer un guiso de guitarras distorsionadas, electrónica, vientos y cuerdas sobre el que destaca la voz raspada de la mujer que a sus setenta y muchos años (o ochentaitantos) mejor representa los problemas por los que pasa y ha pasado Brasil, el país de la samba y el fútbol, pero también el de las favelas y la violencia. Convertida en la voz de los desfavorecidos de Brasil (mujeres, negros o gays) Elza se muestra lúcida: "Simplemente sucedió. Y digo lo que digo siempre: que no quiero ser portavoz de nada, porque los portavoces terminan sin voz. Por eso mi disco, a pesar de todo, es alegre, porque simplemente permite que todos recordemos que se puede vivir mejor.” Por si fuera poco, ahora ese disco amenaza con convertirla en un icono global, siendo publicado este año en el mercado anglosajón y convirtiéndose en uno de los discos más alabados del año por publicaciones como Pitchfork, The Guardian o Mojo. Además su presencia en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Río hará de ella alguien más conocida a nivel global que podrá poner cara (una cara ahora cien mil veces operada) a una de las figuras más legendarias de la música brasileña.

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