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Adiós a Prince, adiós al mayor genio de los años 80
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Adiós a Prince, adiós al mayor genio de los años 80

jueves 21 de abril de 2016, 21:16h
Es oficial, 2016 es el 'annus horribilis' para la música popular, primero se fue David Bowie, el hombre que marcó la música popular de los años 70, y ahora ha fallecido Prince, el hombre que, como el propio Bowie señaló, fue el referente de los años 80. Es el momento de que lluevan los elogios y se repase una carrera que, como mínimo, deja cinco obras maestras, léase 'Dirty mind', '1999', 'Purple rain', 'Parade' y 'Sign Of The Times' (al que elegí para este periódico como mejor disco de la década de los 80). Pero permítanme que me ponga personal porque la obra del 'Purple One' es una de las que más importancia han tenido en la vida de este humilda cronista.

Todo se lo debo a mi hermano mayor, fue él el que me inició en la música de Prince. He de decir que lo mío no fue un amor a primera vista sino gradual. Corría el año 1988 y en TVE pusieron en directo un concierto de la gira 'Lovesexy'. Ese día toda mi familia estaba ante el televisor y mi hermano previsoramente lo estaba grabando en nuestro vídeo 2000. Eran los años 80, TVE ponía conciertos en directo en horario de máxima audiencia, una familia veía la televisión junta y las cintas de vídeo se leían por las dos caras. A mi hermano aquello le pareció lo máximo y comenzó a comprarse todos los discos del artista en ese momento conocido como Prince (en vinilo, no porque mi hermano fuera un 'hipster' sino porque en los 80 los discos nos los comprábamos en vinilo). A mí, como decía al principio, no me había emocionado, yo tenía 11 años y aquel señor bajito y estrambótico tenía pinta de ser un guarro y tener la mente sucia. A mí me gustaba Michael Jackson pero ante la insistencia de mi hermano fui empezando a escuchar a Prince.

Para cuando me quise dar cuenta ya estaba metido en su música, aquel concierto en Hamburgo, que nos habíamos grabado en una cassette, se había convertido en una especie de Biblia de la conversión al 'Princismo'. Primero te gustaba la segunda parte, la que estaba rellena de éxitos como 'Kiss', 'Purple rain' o '1999', luego te dabas cuenta que lo bueno era el principio con caras B, canciones del mítico 'Black Album' que no había llegado a editar, y muchos temas de 'Dirty mind'. Y, por fin, cuando la conversión era total te dabas cuenta que las dos eran igual de buenas porque todo lo que tocaba este hombre en directo era oro. Recuerdo cuando mi hermano se hizo con el vídeo de 'Sign Of The Times' y nos sentamos a verlo casi religiosamente. Éramos fans, primero estaba Prince y luego todos los demás. En mi caso no contaba a los Beatles porque ya se habían separado, en el de mi hermano no había nadie que se le acercara. Nuestra pasión llegaba a cotas de gastarnos todo el dinero que teníamos en discos piratas de Prince, el 'Black Album', el triple 'Small Club' en el que se recogía una de sus míticas actuaciones en clubes después de los conciertos grandes. No había letra que no supiéramos, ni película que no viéramos, 'Under the cherry moon' incluida.

Como buenos fans nos sentimos un poco traicionados cuando de repente, y gracias a la banda sonora de 'Batman', Prince se hizo tremendamente popular en España, pero eso hizo que nuestro particular Mesías viniera por estas tierras. Corría el año 1990 y Prince acababa de sacar un nuevo disco, 'Graffity Bridge'. Mis trece años hicieron que no estuviera invitado a la fiesta a la que fueron mi hermano Víctor y mi primo pero me contaron todo con pelos y señales. Como buenos fans no queríamos reconocer que 'Batman' y 'Graffiti Bridge' eran el comienzo de la cuesta abajo.

Prince en directo

Una cuesta abajo en la que todavía le dio tiempo a sacar discos más que decentes como 'Diamonds & Pearls' o 'Love symbol'. Mi primer contacto con él en vivo llegó por esa época. Fue en el hipódromo de Gijón y fue una experiencia maravillosa. Recuerdo ir muchas horas antes para hacer cola y ser de los primeros en entrar, recuerdo que tocó 'She´s always in my hair', la cara B de 'Raspberry beret' que es una de mis canciones favoritas y la propia 'Raspberry beret' que era mi favorita. Puede que sus discos ya no llegaran al nivel de sus obras maestras de los 80 pero en directo no tenía rival. Era un guitarrista increíble y un 'frontman' prácticamente perfecto.

Recuerdo que en el Palacio de los Deportes, en otra de las ocasiones que fuimos a verle, ya se nos había sumado mi hermano pequeño, se cayó tras lanzarse desde el piano. Como si no hubiera pasado nada se levantó dando un salto mortal con sonrisa de ganador y recuerdo pensar "no se puede ser más grande". Para esa época ya era difícil seguir pensando que todo lo que hacía era genial, eran los tiempos en los que se hacía llamar por un símbolo impronunciable y había pasado a ser el artista anteriormente conocido como Prince. Decir que te gustaba Prince en aquella época era de las cosas menos 'cool' que había pero cada vez que lo veía encima de un escenario no podía sino pensar que no había nadie en ese momento al que prefiriese estar viendo. Fue después de ese concierto cuando tuvimos nuestro momento más vergonzoso/bonito como fans de Prince. Tras enterarnos que después del concierto Prince iba a ir a una conocida discoteca nos dirigimos hacia allí sin pensarlo dos veces. En el transcurso se nos hacía la boca agua pensando que íbamos a asistir a uno de esos conciertos especiales que Prince solía hacer tras los directos.

Al llegar allí vimos que no habíamos sido los únicos a los que había llegado el rumor de la presencia de Prince, todo estaba lleno de fans, famosetes y demás farándula de la noche que esperaban la aparición del artista. Cuando vimos un armario empotrado andando, nos dimos cuenta de que estábamos en presencia de nuestro ídolo. Le vimos pasar y dirigirse a una zona privada de la discoteca y nos quedamos con sonrisa de tontos. En ese momento comenzó a sonar 'Raspberry beret' y ni cortos ni perezosos comenzamos a hacer los pasos de baile del videoclip que habíamos visto un millón de veces. En un momento toda la discoteca nos estaba imitando y, por un momento, llegamos a pensar que el propio Prince se iba a sumar a la fiesta guitarra en mano. Por supuesto, no fue así y Prince no volvió a dar señales de vida pero nosotros tuvimos nuestro momento fan fatal.

La última vez

Todavía hubo tiempo para verle una vez más en directo, fue en la Sala Divino Aqualung de Madrid y fue, probablemente, la más especial de todas. Fue una actuación espontánea que surgió de improviso, no estaba presentando disco ni nada, y al que sólo fuimos unos pocos enterados y un gran número de famosos. Era un día de diario y el concierto comenzó tardísimo. Al principio solo subió la banda de acompañamiento y Prince no dio señales de vida hasta pasado un rato. El 'setlist' fue totalmente original, con versiones de Sly & The Family Stone y el 'Fight the power' de los Public Enemy incluidos. Hubo momentos delirantes como cuando Rosario Flores se subió al escenario y uno de seguridad la echó sin reconocerla. El caso es que Prince se fue caldeando y no había manera de bajarle del escenario. Recuerdo que hubo gente que se tuvo que marchar con lágrimas en los ojos porque trabajaba al día siguiente. Nosotros, como no podía ser de otra forma, nos quedamos hasta el final. No sabíamos que era la última vez.

Desde entonces mis hermanos y yo hemos comentado millones de vídeos de Prince en directo, como esa increíble aparición que tuvo en el Rock and roll Hall of Fame cuando incluían a George Harrison y se hizo un solo para llorar en 'While my guitar gently weeps'. Teníamos claro que el día que volviera nosotros estaríamos allí para verle. Pero el Prince del siglo XXI no tenía muchas ganas de salir de EEUU. Hace poco nos emocionamos con la posibilidad de que volviera con el único acompañamiento de su piano en una gira que parecía única pero los atentados de París hizo que suspendiera su gira europea.

Se ha muerto Prince y me duele, me duele que no vaya a haber más música suya, ni más vídeos que comentar, me duele que sus pocas rarezas positivas, se cuidaba al máximo y ni se drogaba, ni fumaba, ni bebía, no hayan servido para que alcanzara los 60, pero lo que más me duele es saber que no voy a poder volver a verle en directo junto a mis hermanos. Supongo que, después de todo, lo que quiero decir es gracias Víctor, tú tenías razón, Prince es el puto amo.

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