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Naike Ponce en el Café Berlín (Foto: Mila Checarelli)
Naike Ponce en el Café Berlín (Foto: Mila Checarelli)

Naike Ponce transforma el Café Berlín en un patio de vecinos

martes 01 de marzo de 2022, 09:41h

La gaditana apareció en el escenario con un elegante vestido negro sin mangas con lentejuelas y sandalias color nude adornadas con tobilleras de glamurosas plumas, para presentarnos su segundo trabajo discográfico “Vivir” (2020).

Acompañada de su inseparable director musical, el compositor y guitarrista jerezano Javier Patino y de la reconocida percusionista australiana Nasrine Rahmani al cajón, Naike Ponce al susurro de “Oleee a la guitarra” nos trasladó a un patio andaluz donde vivimos un auténtico espectáculo flamenco de cante, baile y toque.

Naika Ponce y Javier Patino (Foto: Mila Checarelli)

El concierto del pasado jueves en el Café Berlin de Madrid, tuvo una hora aproximada de duración y se inició con mucho arte y sentimiento, a los compases de la guitarra de Javier que anteceden la voz dulce y grave de Naike, para regalarnos una pieza “sentía y desgarrada” “Abandono” (Siguirilla) que recogió los primeros aplausos mientras entraron los bailaores y palmas Rafael Peral y Noé Barroso y después de agradecer a Madrid y al público presente la buena acogida dispensada siempre, con emocionada “Alegria” (Bulerías de Cádiz) nos llevaron a la mismísima tacita de plata.

Cajón para ambientarnos, guitarra para hipnotizarnos y palmas y jaleos para acompañar “Ay que disparate, ay que te quiero, ay que te quiero”, decía Naike con un taconeado fantástico y apasionado, “que en el Café Berlín se intensifica todo” que finalizó con una alegría total y más aplausos de un público partícipe de las sensaciones que desde el escenario se transmitían.

Le siguieron otros cantes del álbum “Vivir”, cada palo en el disco tiene el nombre de una emoción, como “Soledad” (Soleá por bulerías) tema muy emotivo “dedicado a la gente que se ha ido, a la que echamos de menos y siempre están” con unas palmas que el público trató de escoltar y “Desamor” (Zambra) donde se acompañaba de un abanico rojo para realzar los compases de la guitarra de Javier y de la percusión de Nasrine para finalizar cantando de pie. Los sentimientos parecían que no la dejaban estar sentada y primaba su deseo de bailar y cantar al alimón.

Llegó un momento especial en la noche al interpretar “Consciencia” (Galera) en cuya letra ha colaborado Mercedes Martín, presente en la sala, para rescatar el cante por galeras, que creó el maestro Juan Peña El Lebrijano en los años setenta del pasado siglo.

Naike con este tema, que hace a otro ritmo, quiso homenajear al gran maestro que creó este palo y que habló de la liberación del pueblo gitano, pero ampliando miras pensando en la liberación de la humanidad. “Las emociones que yo siento, todos tenemos nuestro corazoncito y nos gusta que nos quieran”.

Naike durante el concierto (Foto: Mila Checarelli)Letra muy sentida, voz desgarrada y con ayuda de su abanico palmero recibió una de las mayores salvas de aplausos de la noche, que agradeció muy emocionada.

Salió de escena el cajón para interpretar “Amor” (Bulería), tema compuesto por Naike, que nos presenta como una conversación consigo misma, “nos faltaba volar cuando hice el disco, me faltaba el amor”.

Intimista tema acompañado con el magistral Javier y con una aterciopelada voz que recogió varios piropos de los asistentes y otra sonora y prolongada ovación.

Por supuesto terminó cantando de pie, la silla parecía que no la podía sujetar. Momento que aprovecha para volver a agradecer la presencia del público y presentar a los músicos, palmeros y bailaores que la acompañaban en el escenario.

El concierto estaba llegando a su fin y para la despedida qué mejor que llevarnos otra vez a Cádiz con la interpretación de “Nostalgia” (Cantiñas) y “Compasión” (Taranta/Alboreá), taranta que derivó en bulería lenta y que finalizó con todos en el escenario de pie, incluso Javier se atrevió a taconear y bailar con todo el arte que lleva dentro.

Fue un cierre espectacular al que no le faltaron las fotos de despedida y un bis de fin de fiesta al más puro estilo de patio andaluz, por bulerías, todos en pie, los bailaores nos regalaron, con pinceladas exquisitas, el talento que tienen y se fueron marchando como lo harían en su casa.

(Foto: Mila Checarelli)

Sólo queda agradecer a Nasrine, Rafael y Noé el espectáculo que nos habéis brindado con vuestro salero y vuestro arte y a Naike y Javier además, por el regalo de “Vivir” trabajo hecho con mucho cariño, profundo, auténtico, que recoge y muestra un gran conocimiento de los cantes y palos que conforman el flamenco.

Disco íntimo, cargado de sentimientos y emociones básicas, primarias, universales: Amor, Consciencia, Alegría, Desamor, Soledad, Abandono, Nostalgia, Compasión, todas presentes en la mochila de la humanidad y relevantes en todo momento.

Es época de pandemias y guerras, lo que hace al disco, al flamenco, a la música y a la cultura todavía más necesarias para recuperar la cordura; conviene no olvidar y tener siempre presente la cita de Naike “todos somos iguales, todos somos un todo y que este todo somos todos”.

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