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Los 10 mejores discos de los Kinks
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Los 10 mejores discos de los Kinks

lunes 10 de julio de 2017, 10:34h
Hace poco se publicaba 'Atardecer en Waterloo', una exhaustiva y completa biografía de los Kinks de 784 páginas que se adentra en el maravilloso mundo de la banda menos conocida del gran póker de ases de lo que se conoció como 'Invasión británica', Beatles, Rolling Stones, Who y los propios Kinks. Un grupo que contaba con uno de los mejores compositores pop de la historia de la música, Ray Davies, y uno de sus guitarristas más infravalorados, su hermano Dave. Así que para celebrar su legado, voy a repasar mis diez discos favoritos de la banda de entre su excelso catálogo (24 discos en unos 30 años de carrera).
The Kink Kontroversy (1965)

'The Kink Kontroversy' es el tercer disco de su carrera y se llama así por la fama de cabras locas que se habían ganado, con todo merecimiento. Aquí es donde Ray Davies comienza a encontrar su estilo definitivo como cronista oficial del Reino. Todavía hay recuerdos al rock y al rythm & blues que fueron su primer amor, como se puede comprobar en la versión de 'Milk cow blues', cantada por Dave, o 'Gotta Get the First Plane Home', pero, además, cuenta con dos de las mejores canciones de su carrera y varios acercamientos a nuevos terrenos. 'Til the end of the day' es otro trallazo en la onda de 'You really got me' y 'All day and all of the night' pero es en 'Where Have All the Good Times Gone' donde se puede comprobar la grandeza posterior. 'The World Keeps Going Round' es una de esas gemas escondidas en uno de los cancioneros más prolíficos y brillantes de la historia de la música pop y 'I'm on an island' deja ver sonoridades futuras de 'Face to face'.



Face to face (1966)

'Face to face' es el cuarto disco de los Kinks pero es el primero de su etapa de esplendor y su primera obra maestra absoluta. Entre este disco y el 'Musswell Hillbillies' de 1971, los de Ray Davies entregarán seis discos maravillosos que les colocan en lo más alto de la historia del pop británico. Se trata también del primer disco de la banda compuesto enteramente por Ray Davies, atrás quedaban las versiones de rhythm & blues, con 14 temas propios. Si a esto le añadimos que ese mismo año, 1966, los Kinks sacaron como singles canciones como 'I'm not like everybody else', 'Dedicated follower of fashion', 'Dead end street' o 'Mr. pleasant' podríamos decir que el mayor de los Davies entregó más, y mejores, canciones en un solo año que la mayoría del resto de mortales en toda una vida. Y es que 'Face to face' está lleno de canciones que ven florecer el talento de Davies como compositor y como acertado cronista del 'english way of life'. Así en 'Dandy' arremete contra los don juanes (en concreto, su hermano Dave) con un arreglo cercano al vodevil, en 'Session man' se ríe de los músicos de sesión (muchos piensan que, en concreto, de Jimmy Page, aunque el más probable sea Nicky Hopkins) y en 'Sunny afternoon', a ritmo de 'music hall', de los altos impuestos del gobierno laborista de Harold Wilson. Pero también hay tiempo para temas más personales en dos monumentos como 'Rosie Won't You Please Come Home', sobre su hermana marchándose a vivir a Australia, o 'Too much on my mind', una delicia en la que sobre un clavicordio, cortesía del mencionado Hopkins, Ray canta sobre su estado mental tras sufrir la crisis nerviosa más productiva de la historia.



Something else by The Kinks (1967)

Puede que los Kinks sean el miembro menos conocido del póker de las mejores bandas de lo que se conoció como 'Invasión británica' (Beatles, Stones, Who y ellos mismos) pero no son menos importantes. Ray Davies es uno de los compositores más perfectos de la historia del pop y en este disco se encuentra la que, posiblemente, sea su canción más exquisita, 'Waterloo sunset'. Pero es que, además, 'Something else' supone el raro caso de la discografía de los Kinks donde el mayor de los Davies permitió que floreciera el talento del pequeño de los hermanos, Dave, que aquí entrega tres grandes canciones, entre ellas la espléndida 'Death of a clown'.



The Kinks are the Village Green Preservation Society (1968)

Cuando el mundo del rock todavía estaba intentando volar por los aires buscando a Lucy y sus diamantes, los Kinks se pusieron melancólicos recordando tiempos más sencillos en los que tomarse una cerveza en la campiña verde. Ray Davies entrega su álbum más personal y, si cabe, inglés. En una época, los 60, en la que ser joven y moderno era lo más 'cool' al mayor de los Davies le da por defender las viejas tradiciones, las tazas de porcelana, Sherlock Holmes o la virginidad. Con este disco comienza su andadura dentro de los discos conceptuales, con todas las canciones girando en torno a figuras de su infancia en el campo. Un campo que actúa como refugio a la locura de la vida moderna y a la presión de la fama. Musicalmente es una auténtica maravilla con canciones tan grandes como la titular, 'Picture book' (cuyo riff fusilarían años más tarde Green Day), 'Village green' (grabada durante las sesiones para 'Somethin´ else' y que fue el inicio de toda la idea), 'Starstruck' o 'Monica'. Claro que más allá de canciones individuales lo que hace de 'The Kinks are the Village Green Preservation Society' una obra de arte es su valor como conjunto.



Arthur (Or the Decline and Fall of the British Empire) (1969)

Posiblemente el disco más ambicioso de la carrera del grupo y el favorito de los fans más fieles del grupo. El proyecto inicial iba a ser llevado a la televisión y Ray Davies estuvo colaborando con el guión, basado en sus canciones que exponían, como indica el título, el auge y caída del Imperio Británico, basándose en cosas personales, no en vano el personaje principal está basado en su cuñado Arthur, marido de Rosie, que emigró con su familia a Australia buscando su particular Shangri-La. Como colección de canciones es un disco increíble, como prueban la pegadiza 'Victoria', la antibélica 'Some mother's son', la directa 'Brainwashed', la emocionante 'Australia', la brillante 'Shangri La', la belleza de 'Young and innocent days' y todas las demás. Pero lo asombroso es como estas colosales 12 canciones suman más juntas, haciendo de este disco una de las cumbres de su carrera.



Lola vs Powerman and the money go round (1970)

Uno de los grandes discos de los Kinks, a la altura de sus obras maestras de los 60, 'Lola vs Powerman and the money go round' ve a Ray Davies y a su hermano Dave reflexionar sobre la industria discográfica y la vida en la carretera. Su punto de vista, como es habitual, es bastante satírico y afilado como se puede comprobar en la tremenda 'Top of the pops', (una canción que musicalmente recuerda a otros clásicos de la banda como 'You really got me', 'All day and all of the night' o 'She's got everything') pero también hay un poso de tristeza y melancolía como se comprueba en 'Strangers', una de las dos canciones del pequeño de los Davies, o 'This time tomorrow' y 'Got to be there' de Ray. Y, además, está 'Lola', la canción que les sirvió para volver a las listas americanas y se puede considerar el tercer clásico absoluto de la banda, junto a 'You really got me' y 'Waterloo sunset'.



Muswell Hillbillies (1971)

El disco americano del grupo inglés por antonomasia. Ray Davies se volvió a inspirar en los lugares de su infancia y en cómo estaban siendo destruidos para dejar paso a nuevas viviendas, haciendo su disco más de clase obrera, pero, musicalmente, se basó en el país que ejercía mayor fascinación en él, EEUU. Si quieren saber cómo suena una mezcla entre country y music hall con el mejor letrista británico de la historia totalmente inspirado, este es su disco. '20th century man' es lo más parecido a un single del disco, pero esta vez sí que está unido todo entre sí, ya sean los vientos dixieland de 'Acute Schizophrenia Paranoia Blues', ese canto tabernario que es 'Alcohol' o la delicadez de 'Oklahoma USA'.



Everybody's in show-biz (1972)

Este doble álbum es el primero tras la increíble racha de obras maestras de la banda, pero eso no quiere decir que sea un mal disco por ninguna parte. Es más su primera parte, la de estudio con canciones nuevas, está casi a la altura de la época dorada, pero el segundo disco, en directo, es un pequeño bajón. Tras el éxito de 'Lola' en EEUU los Kinks vieron una segunda oportunidad en el país que les vetó durante sus mejores años pero ahora las largas giras comenzaban a hacer mella en todos, en especial un Ray que compone un disco que habla sobre la vida en la carretera y la añoranza de los pequeños placeres caseros como unas buenas 'Hot potatoes'. Además contiene otras tres gemas como 'Sitting in my hotel', 'Supersonic Rocket Ship' y 'Celluloid heroes', su inmortal homenaje a Hollywood Boulevard.



Preservation Act 1 (1973)

Uno de los discos más controvertidos de su carrera, hay mucha gente que lo considera un tropiezo grave, a otros, entre los que me incluyo, nos parece otro acierto absoluto. Davies vuelve a los temas de Village green en una obra totalmente teatral con personajes como el icónico Mr. Flash, The Tramp o The Vicar. Pero esta vez más allá del concepto vuelven a destacar las canciones, con la enorme 'Sweet Lady Genevieve' (una canción sobre Rasa, la mujer de Ray Davies, de la que se acababa de divorciar) pero sin olvidar 'Daylight', la rockera 'One of the survivors' (en la que recupera al personaje de Johnny Thunders) o 'Sitting in the Midday Sun', la que más recuerda al disco del 68.



Misfits (1978)

Tras varios años de proyectos conceptuales y enfoques teatrales los Kinks volvieron a una senda más básica y orientada al rock tras su fichaje por Arista. 'Misfits' es el segundo disco en esa compañía y es el mejor de la época, un disco que les emparenta con los chicos de la Nueva Ola, de los que eran claros precursores (no en vano ese mismo año los Pretenders grabarían su primer single, una versión del 'Stop your sobbing' de la banda). Pero más allá de ese nuevo enfoque, Ray Davies sigue demostrando ser uno de los mejores compositores de todos los tiempos. La canción titular es una gran balada, 'Black Messiah' le ve coquetear con el reggae, 'Live life' es directa y adictiva y 'A rock and roll fantasy' es una de sus grandes canciones sobre el poder de la música.

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