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El aliento de Bruselas fuerza un nuevo ajuste

Los retos de Rajoy son economía, economía, economía...y Presupuestos ya

Los retos de Rajoy son economía, economía, economía...y Presupuestos ya

lunes 21 de noviembre de 2011, 13:56h
Por dónde empezar con un país de casi cinco millones de parados,una economía deprimida y con perspectivas de caída en el último trimestre, y el aliento de Bruselas urgiendo más recortes.El agravante se llama deuda y prima de riesgo, que no es más que la presión que están ejerciendo los acreedores sobre España para que demuestre su capacidad de pago de los créditos adquiridos.
En España, la gran prueba de fuego serán los Presupuestos Generales del Estado que se elaboren para 2012. Los dos principales candidatos a la Presidencia de Gobierno confirmaron con vehemencia en la campaña que respetarán las obligaciones contraídas con Bruselas de terminar el próximo año con un déficit público no superior al 4,4% del PIB. Ello supone alrededor de 30.000 millones de euros, el doble de lo que ahorró Zapatero en mayo de 2010, cuando congeló las pensiones y bajó el sueldo de los funcionarios, entre otras medidas. ¿De dónde y cómo se obtendrán?

La economía española se ha estancado en el tercer trimestre y, sin estímulos, es probable una vuelta a la recesión, lo que agudizaría la destrucción de empleo.El consumo privado sigue débil y los ajustes en autonomías y ayuntamientos, muy endeudados, han recortado la aportación del gasto público. Además, el crédito continúa sin fluir. El sector financiero arrastra aún la pesada digestión de la burbuja inmobiliaria y está inmerso en un largo proceso de reestructuración.


Cumplir con Bruselas

En este complicado contexto, el Ejecutivo de Mariano Rajoy tendrá que cumplir los compromisos de déficit pactados con la Unión Europea (UE) -un 6 % este año, un 4,4 % en 2012 y un 3 % en 2013-, lo que, salvo un notable aumento de los ingresos fiscales, exigirá acometer nuevos recortes del gasto público.El margen de maniobra del nuevo Gobierno será limitado porque la evolución de la economía española dependerá en gran medida de las decisiones que se tomen en Bruselas, Fráncfort o Berlín, que no son precisamente ejemplo de rapidez, en un momento en el que la rapidez de las crisis va a golpe de click. De hecho, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dio una conferencia en Lovaina hace unos días en la que dijo: "No podemos gestionar una crisis adoptando solo las soluciones del día a día. Debemos utilizar métodos no convencionales, métodos que no están en los libros de texto de economía".

Ya el pasado viernes, el presidente del Partido Popular confió en que los mercados cesen en su presión y se den cuenta de que el nuevo ejecutivo necesita algo más que media hora para poner en marcha sus propuestas. Hay que ir con prisa, pero tampoco se parte de cero, porque como bien recuerdan los economistas de Deutsche Bank, "la economía española está ahora en mucho mejor forma que en 2008". Destacan en particular la fortaleza del sector empresarial, además del aumento de la productividad y la competitividad.

Los expertos del banco germano inciden especialmente en que los votantes españoles parecen haberse decantado por un partido que a priori es partidario de los ajustes, algo en lo que efectivamente "debería centrarse el próximo Ejecutivo para calmar a los mercados". Y de hecho recuerdan que incluso en los escenarios de mayor estrés, la deuda pública española se mantendrá por debajo del 80% del PIB. Pero a tenor de lo que está ocurriendo en esta primera jornada bursátil, con las bolsas de toda Europa en rojo, la española con pérdidas mayores del 1% y una prima de riesgo en zona de rescate, el panorama no es muy alentador.

Si España consigue cerrar este ejercicio con un déficit del 6 %, en 2012 el Gobierno del PP deberá recortar gastos o aumentar ingresos (o una mezcla de ambos) por un importe cercano a los 18.000 millones de euros, un ajuste que los expertos ven muy exigente. El candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, había planteado durante la campaña electoral la conveniencia de pedir a la UE que retrase en dos años, de 2013 a 2015, el objetivo de reducir el déficit público hasta el 3 %.

Un sector de expertos -por ejemplo, el economista jefe del banco japonés Nomura, Richard Koo, o el Premio Nobel Paul Krugman- considera que un ajuste demasiado rápido deprimirá aún más la economía, lo que se traducirá en más paro, menos ingresos fiscales y, finalmente, en la imposibilidad de reducir el déficit. Numerosos economistas creen que para hacer frente a esta situación no basta con medidas de política interna, aunque sean necesarias, y consideran imprescindible una intervención decidida del Banco Central Europeo (BCE), a la que se opone de momento Alemania. No obstante, la compra masiva de bonos italianos y españoles en el mercado secundario por parte del BCE sería tan sólo una solución de emergencia hasta que los países de la zona del euro lleguen a un acuerdo para emitir eurobonos.
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