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Juan y María Pastor estrenan 'Duet for one'

No diga teatro culto y de calidad, diga 'Teatro Guindalera', un milagro laico que cumple 10 años

martes 01 de octubre de 2013, 11:49h
"De vez en cuando la vida nos besa en la boca". La estrofa de inicio de una de las grandes canciones del maravilloso Serrat se adecúa a la perfección a un milagro laico en estos "malos tiempos para la lírica" -por seguir con canciones, ésta de Golpes Bajos- y para la cultura, atacada desde donde más se debía cuidar, pongamos que se habla/escribe del Gobierno y otros poderes fácticos. El de la apuesta por la calidad, sin olvidar las mejores vanguardias, que hace una década inició el igualmente maravilloso Juan Pastor -y su equipo- para dar a luz una sala privada, hoy faro pasional en el arte de Talía: el madrileño Teatro Guindalera. Que ahora estrena 'Duet for One', del polaco Tom Kempinski, que se basa en la agitadísima vida de Jacqueline du Pré. Feliz cumpleaños.
Esta obra, de subtítulo tan expresivo como 'El propósito de vivir', trata de algo tan pegado a la filosofía de Gunidalera como "la superación personal a través de la creación artística", sin olvidar "la búsqueda de nuevos propósitos vitales". Y nada mejor que un mano a mano sobre este mítico escenario de estos 'pastores' de la cultura que son Juan y su hija María, que nos plantean esta terrible disyuntiva: "¿Qué pasaría si repentinamente nos encontráramos en un mundo carente de toda actividad artística?".
 
Conviene recordar, en este feliz cumpleaños, que bajo la dirección de Juan Pastor, el Teatro ha producido y programado obras que van más allá del puro entretenimiento, textos sólidos que hablan de la condición humana. Contando con nombres tan sonoros como los españoles clásicos cual Calderón y Cervantes, y actuales cual Amestoy, Sinisterra, Mayorga; los europeos clásicos cual Shakespeare y modernos como Pinter, Noren, Friel, Rudnick, Wilder, Ibsen, Dürrenmatt

En definitiva, un repertorio que ha ido configurando un estilo propio con un equipo estable,  una línea de trabajo que potencia la búsqueda, el trabajo sereno y la toma de contacto con el entorno social.  A lo largo de estos 10 años el teatro Guindalera se ha convertido en espacio de culto, un referente por la calidad artística de sus producciones y su modelo de gestión independiente. Se sustenta en un amplio club de espectadores contando con el respaldo de profesionales y MicroMecenas.

Nueva etapa, idénticas independencia y calidad

Y ya que vamos de frases, pues otra: renovarse o morir. De modo que ahora Guindalera emprende una nueva etapa con la calidad y total independencia de siempre, sin dejarse influir por cantos de sirenas: "y con el convencimiento de que para eso tenemos que pagar un precio alto", como explica Juan Pastor. Que añade que esta sala debe ser un lugar acogedor "que permita una serena reflexión, que pueda convertirse, aunque sea durante unas pocas horas, en un refugio que alivie el espíritu cansado por tanto despliegue de estímulos; estímulos que a menudo nos alejan de lo que nosotros consideramos que es la función más necesaria del hecho teatral".

Así que 'Un gusto teatral' es el lema, gusto para los sentidos, la inteligencia y sobre todo el espíritu. Y, como siempre, un espacio en el que la distancia entre actores y espectadores es tan corta "que se puede leer en la retina de los ojos de aquellos y conectar con la verdad más íntima y desnuda de sus expresiones y escuchar el jadeo más profundo de sus emociones y hasta incluso el latido de sus corazones".

En definitiva, "un espacio de íntima conexión para compartir los anhelos, deseos casi siempre no realizados, temores, inquietudes, pero también gozos que nos plantean las obras de autores escogidos con toda minuciosidad". Y cerramos con otra frase, ya olvidada como despreciado su idioma, base del nuestro: "per omnia saecula saeculorum"... amén.
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