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Crítica de la película

'Borgman': Bergman en ácido, Haneke sin sentido

'Borgman': Bergman en ácido, Haneke sin sentido

viernes 11 de julio de 2014, 18:30h
El realizador holandés Alex van Warmerdam se ha sacado de la manga una película bastante irregular que recuerda en demasía al Haneke de 'Funny games' pero que se queda a mucha distancia de aquella. Y es que donde Haneke inquieta y hace sentir mal, van Warmerdam, sencillamente, solo consigue lo segundo.
La película tiene un inicio bastante esperanzador con unos primeros minutos que te meten de lleno en la película y te hacen preguntarte quién es realmente este personaje. La película, dejará que eso lo decida el espectador. Es un espíritu maligno, una especie de vampiro/demonio o simplemente un Charles Manson con su propia 'Familia'. No es ese el problema de la película, su problema es que desde el momento en el que se introduce en la casa de la acomodada familia burguesa el ritmo decrece y la historia toma derroteros totalmente surrealistas.

Hay un momento en la película en la que al espectador le ocurrirá como al protagonista, se empezará a poner nervioso porque pase algo, lo que sea, pero principalmente que pase algo con sentido. Por momentos aquello, más que Borgman, parece una película de Bergman en ácido. Es muy fácil decir que se está siendo surrealista cuando lo que estás diciendo no tiene ningún sentido, ni objetivo, simplemente estás vendiendo humo.

Una de las cosas que han alabado ha sido su humor negro. Y es cierto que la película lo tiene, logrando momentos cómicos. Lo que pasa es que, como la mayoría del argumento, los gags no tienen nada que ver con el resto de la trama. Es como si director y guionista quisieran meter con calzador dos o tres sketches de humor negro para que la gente quede más desconcertada. Y ya saben si he visto una película muy extraña y encima me ha hecho reír, tiene que ser buena. Pues no es el caso, para llegar a la maestría de un Lynch, un Polanski o, por encima de todos, un Buñuel, ese punto de humor negro también tiene que estar integrado en la trama, no valen los pegotes.
 
En definitiva, una película que se deleita con la estupidez de sus personajes. Unos personajes que en ningún momento se comportan de una manera mínimamente lógica con sus intereses. Habrá quién lo vea como un reflejo de la maligna influencia de Borgman, otros lo vemos como desidia de su director y guionista.

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