Según la
consultora IHS, el 20% de los vehículos que
se vendan en el mundo en 2015 incluirán algún tipo de conectividad.
Para 2020, se venderán 152 millones de coches conectados globalmente.
Gartner, sin embargo, va un poco más allá y lleva esa cifra hasta los 250
millones, también en 2020.
El Financial Times reporta que un consejero del Gobierno británico ha dado
la voz de alarma porque los fabricantes de coches no están prestando la
suficiente atención para mantener segura la tecnología en los vehículos,
después de que se supiera que BMW tardó cinco meses en solucionar una brecha de
seguridad en un software que afectaba a millones de modelos Mini y Rolls-Royce.
El club automovilístico alemán ADAC ya dijo el pasado mes de julio que había
descubierto un defecto en el software ConnectedDrive, de BMW. El
defecto podría, potencialmente, permitir a un hacker abrir un coche usando para
ello el móvil del conductor.
Hasta diciembre, BMW no empezó a solucionar el problema mediante una
actualización de software que activaba un protocolo de seguridad muy común
usado para la banca online y en la autenticación de usuarios en páginas web.
Lo que está claro es que los fabricantes tienen un reto importante
en este campo. El cambio tecnológico en la industria ha sido enorme,
así como la presión que nuevos actores en el sector, como Google y Apple, están
poniendo en áreas como el software y el "big data".