Marchando una de inválidos, oiga. Repetición de la jugada, tras el petardo de los jandillistas, el fracaso de los cuvillitos, blandos hasta la invalidez en su mayoría, amén de ayunos de sangre brava. Menos mal que salió un sobrero de la divisa de El Torero, boyante en la muleta y Castella lo aprovechó... a medias para echar una oreja en su esportón. Urdiales y Talavante estuvieron por allí con ciertos detalles. Y volvió Don Juan Carlos, para presenciar dese su abono, otra pasarela de inválidos. No es que sea gafe, es que así está la mayoría de la cabaña brava.
Los cuvillitos gustan mucho a las figuritas, que los exigen para todos sus compromisos, incluido el más serio del año, el examen en la cátedra venteña, donde este tipo de bicornes disgustan, aunque a veces se equivocan y tienen presencia y fuerza. A veces. No fue el caso de este festejo que de no ser por 'Lenguadito' el sobrero de otra divisa, habría tenido menos historia que fuerzas los bureles de
Núñez del Cuvillo, con los que, además, se simuló la suerte de varas. O sea, una piltrafa.
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Pero 'Lenguadito, con el hierro de
El Torero, también muy justo de fuerzas y que no dio juego en el caballo, después tuvo codicia en la flámula, que tomaba humillado y noble. Y
Castella le realizó una faena de altibajos: casi siempre periférica, ventajista y pases de 'vulgarité' incluyendo enganchones, pero que en otros momentos cascabeleó suertes artísticas por ambos lados sobre la base de la quietud y el mando. En definitiva que el francés no alcanzó el climax ni las dos orejas que le regalaba su enemigo.
Doblemente justa
Para colmo, tampoco dejó la espada en el mejor sitio y sí desprendida, por lo que hubo de conformarse con una oreja justa.Justa porque la pidió mayoritariamente el cotarro, y también ajustada o justita por el nivel de la faena. Antes, pesadísimo, nos había aburrido con el inválido segundo.
Casi tanto como
Diego Urdiales en el primero tan ayuno de fuerzas, aunque el riojano se desquitó, en parte, con el otro, que brindó a un rey, pero no a
Don Juan Carlos, sino al que fuera rey de la tauromaquia en décadas ya muy lejanas,
Curro Romero. Urdiales, que no suele buscar ventajismos, mostró casi siempre colocación y ofreció el medio pecho, logrando algunos naturales y redondos dignos de encomio, pero en conjunto la faena no pasó de aseada.
Talavante es distinto: él no se anda con probaturas ni pesadeces si no lo ve claro o el burel se para, como el que cerró el festejo y con el que abrevió pronto, lo que no fue del agrado del sector de la solanera. Algo más le duró su primero, que repetía al principio y el extremeño le sacó algún muletazo de enjundia, pero sin llegar a cuajarlo tampoco porque el animal se vino abajo pronto.
Ficha del festejo
Toros de
NÚÑEZ DEL CUVILLO, desiguales de presentación, nobles, descastados y muy flojos, con 1º, 2º y 6º inválidos; y 5º, sobrero de
EL TORERO -tras ser devuelto por inválido el del hierro titular-, justo de presencia y fuerzas, noble y que dio juego.
DIEGO URDIALES: silencio; vuelta protestada tras dos avisos.
SEBASTIÁN CASTELLA: silencio; oreja tras aviso.
ALEJANDRO TALAVANTE: silencio tras aviso; algunos pitos. Plaza de Las Ventas, 21 de mayo. 14ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes. Incidencias: presenció el festejo el rey Juan Carlos -al que brindó Urdiales su primer toro y Castella su segundo- junto a la infanta Elena en el Tendido Preferente.
-Crónica de la Corrida de la Prensa: fracaso anunciado por la invalidez de los Jandilla-Crónica de la 12ª. El viento y el mal toreo desmerecen una interesante corrida de Alcurrucén -Crónica de la 11ª. Posada aprovecha de 'Maravillas' el único novillos bueno de Mayalde-Crónica de la 10ª. Por fin una oreja 'de Madrid', que cortó Joselito Adame-Crónica de la 9ª: triunfalismo a tope con todos los rejoneadores a hombros
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