La CSDDD (Directiva sobre la Diligencia Debida en Sostenibilidad Corporativa) es una ley de gran alcance impulsada por la Unión Europea con un objetivo: obligar a las empresas a actuar de forma responsable frente a los impactos que generan sobre los derechos humanos y el medio ambiente, tanto en sus operaciones como en todas sus cadenas de suministro.
Esta ley transforma en enfoque tradicional sobre sostenibilidad y responsabilidad corporativa. Ya no se trata solo de compromisos éticos o buenas prácticas voluntarias sino de obligaciones legales concretas.
¿Qué es la normativa CSDDD?
La CSDDD es parte del nuevo paquete legislativo de sustentabilidad de la Unión Europea, en línea con el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030. Su principal objetivo es proporcionar a las empresas un instrumento legal que les permita identificar, prevenir, mitigar y rendir cuentas por efectos negativos en derechos humanos y medioambiente en toda su cadena de valor.
En términos prácticos, la directiva se aplicará a:
- Empresas de la UE con más de 500 empleados y 150 millones de euros de facturación.
- Empresas de alto riesgo con más de 250 empleados y más de 40 millones de euros en facturación.
- Empresas extracomunitarias que ingresen una cantidad significativa en el mercado europeo.
Esto significa que miles de empresas tendrán que modificar su gestión interna y sus relaciones comerciales para adaptarse a lo estipulado en la CSDDD: incluye política pública, marco formal de debido proceso, evaluación de riesgos, auditorías, acciones correctivas y reportes públicos.
El nuevo enfoque hacia la gestión de proveedores
Uno de los aspectos más relevantes de la CSDDD es su impacto en la gestión de proveedores. La directiva requiere que las empresas asuman mayor responsabilidad fuera de sus operaciones, a monitorizar y gestionar el riesgo de los socios comerciales.
Esto impacta en las estrategias de homologación de proveedores, selección y monitorización de proveedores de las organizaciones.
Ya no es suficiente examinar elementos técnicos o económicos. El cumplimiento legal, la ética empresarial, la responsabilidad social y los problemas humanitarios, así como la contabilidad para la sostenibilidad, ahora pasan a ser criterios clave para la evaluación.
Las empresas deben implementar procesos que les permitan rastrear toda su cadena de suministro, definir riesgos sociales y ecológicos, solicitar documentos y pruebas verificables, definir acciones preventivas y correctivas y supervisar el cumplimiento de forma continua.
Estos criterios exigen un cambio de paradigma en las operaciones: mayor capacidad de respuesta, responsabilidad y atención.
La tecnología como aliada
Dada la complejidad de numerosas cadenas de suministro globales, cumplir efectivamente con la CSDDD sin asistencia tecnológica es imposible. Las herramientas digitales permiten la automatización de los procesos de trabajo, centralización de información, datos, y supervisión y control a un nivel más alto de los actores y socios de la cadena de suministro.
En este caso, son particularmente útiles las propuestas ofrecidas por compañías como Nalanda, con una plataforma de homologación de proveedores con enfoque ESG (ambiental, social y de gobernanza).
Su sistema permite:
- Completar la homologación de proveedores desde un único entorno digital.
- Administrar cuestionarios y evaluaciones a medida.
- Verificar automáticamente el cumplimiento normativo y de ética.
- Generar reportes e indicadores claves para auditorías e informes de sostenibilidad.
- Identificar e intervenir en riesgos en tiempo real de manera proactiva.
Asimismo, Nalanda apoya a las compañías con asesoramiento experto, ayudándolas a diseñar procesos de homologación robustos, acordes a su sector y tamaño. De esta manera, las organizaciones pueden cumplir con la CSDDD de manera eficaz, transparente y a bajo coste operativo.
Obligaciones rigurosas para contrarrestar el greenwashing
Uno de los problemas que busca resolver la CSDDD es el problema llamado greenwashing: muchas empresas se presentan como sostenibles sin tener una acción que realmente lo sustente.
La directiva obliga a establecer el “pasar de la palabra a la acción.” Las compañías deberán documentar con evidencia sus procesos de diligencia debida, las acciones que tomaron y los resultados que obtuvieron. No se trata de contar una historia atractiva, sino de demostrar mediante evidencia que efectivamente se tomaron pasos para minimizar o erradicar impactos negativos.
El cumplimiento con la CSDDD es una forma de protegerse contra futuras reclamaciones legales, demandas del mercado o cambios regulatorios.
Cumplimiento, competitividad y transformación empresarial
La CSDDD plantea un desafío y una oportunidad estratégica al mismo tiempo. Las empresas que se adapten rápidamente no solo evitarán castigos, sino que también ganarán reputación, acceso a financiamiento sostenible y ventaja competitiva en mercados cada vez más exigentes.
Para concluir, la CSDDD no es ni una opción ni un consejo: es una directiva legal que reforma la visión de las empresas con respecto al contexto de la sostenibilidad. Demandar responsabilidad activa implica un control riguroso y una trazabilidad real en toda la cadena de suministro.
Para gestionar este cambio, se necesita compromiso, previsión y tecnología avanzada. Herramientas como la plataforma Nalanda ofrecen respuestas concretas a estos desafíos con claridad y transparencia.