Al adquirir una furgoneta de segunda mano es importante acudir a un concesionario especializado que proporcione a los conductores la tranquilidad que necesitan. Un claro ejemplo es el de Inniauto, puesto que sus vehículos han sido revisados en la casa oficial y cuentan con el correspondiente libro de mantenimiento. Además, el kilometraje se entrega por escrito, con todo lo positivo que ello conlleva.
Recurriendo a una opción como la que acabamos de mencionar, se reducen al máximo las probabilidades de sufrir averías. Aun así, con el paso del tiempo y la acumulación de kilómetros, puede acabar produciéndose dicha situación. En este artículo, explicaremos los problemas más habituales entre las furgonetas usadas. Adicionalmente, daremos las claves para evitar cada uno de los contratiempos.
Transmisión
Son numerosos los factores que pueden dar pie a que la transmisión de las furgonetas usadas termine fallando. El origen de las anomalías tal vez sea el simple hecho de haber estado circulando sin desembragar a fondo al cambiar de marchas, aunque el más habitual es precisamente la acumulación de miles de kilómetros.
Piezas que forman parte de la transmisión, entre las que destacan los engranajes, van desgastándose de forma paulatina. Afortunadamente, la furgoneta usada emite claras señales de ello: desde un ruido anómalo hasta un cambio de marchas que funciona con excesiva dureza.
La mejor manera de evitar una avería de la transmisión consiste básicamente en acudir al taller cuanto antes si notas que el cambio de marchas no opera con normalidad. Por otra parte, el líquido de la caja debe sustituirse cada vez que se alcancen los kilómetros correspondientes.
Turbo
Tener turbo en las furgonetas diésel supone una ventaja, aunque también puede traducirse en un problema si termina averiándose. En concreto, acostumbra a perder una considerable cantidad de potencia, aspecto que se evidencia en el reprise del vehículo afectado.
No es el único síntoma de que algo está fallando en el turbo. A la lista hay que sumar una cantidad desmesurada de humos, factor que afecta gravemente a un ecosistema que, en pleno 2025, se encuentra en un estado que deja bastante que desear.
Afortunadamente, no es complicado prevenir las averías del turbo. En primer lugar, cuando arranques la furgoneta, mantenla al ralentí como mínimo un minuto antes de emprender la marcha. El objetivo es claro: calentar el motor, el cual posteriormente, al llegar al destino, debe enfriarse progresivamente.
El buen mantenimiento también es crucial para retrasar al máximo posible una avería del turbo o incluso impedir que se produzca en ningún momento. Para ello, asegúrate de cambiarle el aceite como mucho cada 15.000 kilómetros, utilizando el adecuado para ese modelo concreto de furgoneta usada.
Correa de distribución
Ha llegado el momento de profundizar en una de las averías más caras: romper la correa de distribución, sobre todo si los fragmentos de la misma terminan adhiriéndose al motor. Esta situación la han experimentado recientemente los dueños de vehículos de Stellantis equipados con motor Puretech.
En lo que respecta a las furgonetas, es crucial no retrasar lo más mínimo la sustitución no solo de la correa en sí, sino también de sus tensores. En líneas generales, debe transcurrir un lustro o recorrerse 100.000 kilómetros, pero estas cifras se quedan muy cortas al tratar con furgonetas cuyas correas de distribución son demasiado finas o están bañadas en aceite, como es el caso mencionado en el anterior párrafo.
A su vez, en cada mantenimiento conviene que tú mismo o el personal a cargo del taller en cuestión revise manualmente el estado de la chupona y de otros elementos que afectan al buen funcionamiento de la correa de distribución.
Bomba de agua
Para una furgoneta usada y cualquier otro vehículo de cuatro ruedas, no hay nada peor que el motor termine gripando. ¿Sabías que la bomba de agua es una de las principales causantes? Efectivamente, puesto que si no funciona con normalidad, acaba derivando en un sobrecalentamiento.
En gran medida, esto es fruto de que el líquido refrigerante deja de circular como debería. Es por ello que adquiere tanta trascendencia el hecho de comprobar su nivel en todos los mantenimientos que se le hagan a la furgoneta usada.
Alternador
Terminamos con la última avería: la rotura del alternador, es decir, la pieza que no solo genera electricidad, sino que con la misma procede a otorgar a la batería la carga que necesita.
Para evitar que haya problemas eléctricos e incluso interrupciones repentinas del funcionamiento de la batería, permanece atento a posibles anomalías como los ruidos provenientes de la correa que requiere el alternador para funcionar. El estado de la misma, así como su tensión, deben revisarse a mano como máximo cada vez que se recorren 20.000 kilómetros.
Como acabamos de ver, son numerosas las averías que suelen sufrir las furgonetas usadas, pero en tus manos está evitarlas. Para tal fin, aplica las claves que hemos traído a colación, siendo la más importante de todas la de depositar tu confianza en un concesionario especializado como Innauto.