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Un reportero catalán en San Isidro:Las Ventas virtuales

martes 27 de mayo de 2025, 23:39h
Cuando este reportero se encaminaba a la estación de tren de Sants, escuchaba por la radio una tertulia de RAC-1 (independentistas de pro, la mayoría) en la que se preguntaban “porqué el Gobierno de Sánchez está inmerso en tantos procesos judiciales!”...Serán los únicos ciudadanos que se lo preguntan...Y entre los tertulianos Enric Juliana (pesebrista del poder establecido en Cataluña) que comentaba con sorna: “En Madrid, por la mañana trabajan (me refiero a la costra) y por la tarde “van als torus”...Pues bien, entérese señor Juliana: No sólo van “als torus” los madrileños, sino un montón de catalanes que viajan para ver ese espectáculo, mal que le pese, con su escaso límite de miras y comprensión…

Las Ventas siempre imponen. Ya cuando te diriges a la plaza con esas multitudes que llenan calles y salida del metro, y más la tarde que toreaba Roca Rey en la que (como pasaba con José Tomás hace años) va un público atípico, atraído por el nombre (con razón en este caso) y con la intención de que se corten orejas a mansalva y aplaudir todo lo que se pueda...Esa tarde estaba “el todo Madrid taurino” y fuera de ese ámbito. Y y entre ellos mi querido compañero Juan Fernández Miranda (que ahora trabaja en El Confidencial, tras su brillante paso por el ABC). Y entre los miembros de la “jet set” vimos a Victoria Federica, Pedro Trapote, el torero Ortega Cano con su hija, el tenista Feliciano López, Julián Porras (suegro del fallecido Francisco de Borbón; el empresario bodeguero Vicente Dalmau Cebrián (es habitual en las Ventas); Núria González. Y también estaba nuestra compañera Mariló Montero. Al final, quienes se llevaron el gato al agua (taurinamente) como ya explica Emilio Martínez fueron sus compañeros de terna Emilio de Justo (1 oreja) quien realizó ambas faenas en terrenos de Sol. Y Tomás Rufo, con una esplendorosa faena, que emborronó con los aceros, sin que ello fuera óbice para dar una triunfal vuelta al ruedo.

En la sala de prensa es un placer saludar a los compañeros llegados de Hispanoamérica: el mexicano Juan Antonio Hernández, el colombiano Jorge Arturo Díaz y el gran fotógrafo venezolano Golfredo Rojas. Vienen dispuestos a aprender, pero ya saben mucho del periodismo y la Fiesta, por el conocimiento de sus respectivos países. Estamos en un palco (contiguo al de los invitados de la jet set) donde no paran de correr bandejas, copas y todo tipo de manjares, mientras lo que sucede en el ruedo les es un tanto ajeno, hasta que se produce algo importante o llamativo, alertados por los aplausos, o guardan silencio cuando el diestro se dispone a matar al toro…

A la salida multitud de espectadores queriéndose hacer un selfie con el alcalde Martínez Almeida que salía con su mujer Teresa Urquijo (e imagino que pasó lo mismo con Isabel Ayuso). Por cierto, las opiniones se habían dividido cuando ésta recibió el brindis de Roca Rey, que a la postre no estuvo bien con el toro...

Bebida

El público del día 23, fue un paraíso, comparado con lo que nos encontramos el día siguiente...Toreaban los denominados “artistas” Juan Ortega y Pablo Aguado, pero la ganadería anunciada Juan Pedro Domeq no auguraba buenos presagios al aficionado cabal. Y a fe que acertaron: sólo al final medio salvó la tarde Aguado, con un toreo de reminiscencias sevillanas y un gran sentido del temple y la colocación. En los prolegómenos, me cruzo con Pedro Piqueras, que sale con aire de despistado de la sala de prensa.

Esa tarde estuvimos colocados en la fila 22 del tendido alto de Sombra, a priori una buena entrada...sólo que no imaginábamos que tendríamos detrás a tres o cuatro varones que llegaban bien servidos de vino y alcohol: hicieron todo lo contrario de lo que demanda la buena educación: echarte los restos de pipas en la parte trasera de la americana, moverte la libreta, que servidor tenía a mi derecha sobre la piedra del asiento para tomar notas. Hablar en voz alta, hasta el punto de que mi compañero de tendido tuvo que llamarles la atención, cuando lo seguían haciendo al tomar el diestro la espada de matar...No sabían quien estaba toreando: “Ahora va a hacer un quite Juan Ortega”...Y era de Pablo Aguado. ¿Se imaginan un espectador en el teatro, desconociendo la obra, y el actor principal? ¿O ir al cine sin saber de qué irá la película?...Pues peor.

En el tendido de los invitados, aparte del desconocimiento sobre lo que esta aconteciendo en el ruedo, espectadores levantando el brazo para que un amigo en el tendido opuesto de la plaza, le viera, fotos con el móvil, etc. Y para colmo, fue de los festejos más soporíferos, merced a una corrida fofa, descastada, tontorrona. Y los dos matadores en un mano a mano sin sentido, que no partía de una rivalidad real, se empeñaron en alargar sus faenas hasta la extenuación, de ellos y los espectadores, mayormente el 7, que mostraba su indignación. Pero el público bullanguero, con la ayuda de un buen torero, como es Pablo Aguado, se fueron a casa pudiendo decir “han cortado una oreja!”…

Himnos

¡Cuánto ha cambiado el público en los últimos diez, o si me apuran, cinco años!...Se mezcla el asiduo del gin tonic, el arribista del burladero de callejón, con el aficionado cabal...Por cierto y en torno al 7 hay muy buenos aficionados (mis amigos Andrés, o Didier serían un buen ejemplo) pero también otros que vienen “con la faena preparada desde su casa, o el trabajo”, y dispuestos a que un torero por el que tienen antipatía, no triunfe...Ya sabemos lo incómodo que es soportar un calor de justicia (y no es clasismo) pero eso no es excusa para gritar cuando el torero se dispone a matar, descentrarle con “gritos de amargado”, y una voz insoportable que chirría al oído del buen gusto. Antes era un 7 con personalidad, y se ha convertido en una jaula de grillos (con las excepciones que comentábamos)…Decíamos en el título “Las Ventas virtuales”, porque la gente está más pendiente del móvil, como en la vida diaria, que de lo que ocurre en la arena.

¿Y el grito de “Viva España”, sin venir a cuento, cuando el matador comienza una faena?...Nunca se había visto. Y ojo!, uno ha disfrutado en Colombia, cuando suena el himno del país cantado al unísono por el público, antes de comenzar el paseíllo.Nada que ver con ese himno de España descafeinado (aunque no pertenece a ningún partido político) que se ha puesto de moda en algunas plazas, cuando acaba el desfile de los integrantes del festejo por el ruedo… ¿Se va cabreado, pues? (me pregunta el revisor del AVE de vuelta a Barcelona).- No, al revés, ojalá me pudiera quedar toda la Feria!. ¿No sabe usted, que en la Monumental estamos sin toros desde hace 14 años?...Además, cualquier cosa es mejor que tener que escuchar por la radio a Enric Juliana...

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