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Lleno absoluto en el Wizink Center madrileño, donde repite hoy domingo

Conciertazo de la gira 6.0 de un Raphael que sigue siendo aquel... sublime sin interrupción
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Conciertazo de la gira 6.0 de un Raphael que sigue siendo aquel... sublime sin interrupción

Celebra sus 60 años en el escenario con un recital de más de dos horas y 35 canciones

sábado 19 de diciembre de 2020, 22:59h

Los adjetivos se acaban para Raphael. El artista inició con un doblete este sábado en el Wizink Center la gira internacional celebrando sus primeras seis décadas de triunfo sobre los escenarios. Y lo hizo a lo grande. Porque para eso es grande/grande este 'primus' 'inter' pares. Fabuloso de voz, se entretuvo en desgranar no diez, ni 20 ni 30 temas, ¡quia! Porque estremeció las fibras sensibles de los afortunados espectadores con 35 canciones, muchas de ellas coreadas en pie. Entregado, simpático, empático, superprofesional y arropado con una excepcional orquesta, demostró una vez más su catadura de intérprete, condición muy superior a la de cantante y sólo al alcance de una minoría de elegidos. Si hace 60 años ya era sublime, esa condición la ha mostrado desde entonces sin interrupción y todo apunta a que sus 77 primaveras no le pesan y que seguirá 'per omnia saecula saeculorum'. Amén.

Galería de fotos, por Mila Checarelli.

Otro genio diferente, aunque maldito, el poeta Charles Baudelaire, exigía a los que querían ser calificados como tales que lo fuesen sin interrupción. Y de los poquísimos artistas que lo cumple es el de Linares, que jamás ha defraudado en su profesionalidad y entrega en directo, no lo iba a hacer en ‘su’ Madrid, donde reside desde los pocos meses de nacer, y de donde, sin renunciar a la localidad jienense se considera, como expresó el año pasado en la entrega de los Premios Madridiario.

Claro que la ecuación es fácil: cójanse 15 extraordinarios músicos, añádesele un trío en el coro, arréglense sus temas de siempre con formas nuevas y más modernas con mucha percusión y metal. Agítese todo y… con el inigualable reactivo de la voz y forma de cantar y vivir las canciones de Raphael, el éxito está asegurado. Como este sábado en el primero de los conciertos, con cartel de no hay billetes –como el de este domingo-, en el Wizink Center -el antiguo Palacio de Deportes de Madrid-, eso sí adecuado a la perfección en cuanto a medidas de seguridad por la pandemia –con más de 300 trabajadores que pasaron por la mañana la PCR- y con una organización sin tacha.

La expectación era tanta que la mayoría de los 5.000 asistentes ya ocupaban sus asientos media hora antes. Y, ojo, no se piensen que todos eran viejunos de edad avanzada como la de este Raphael en plena forma, porque como afortunado responsable con sus canciones de la banda sonora de tres generaciones, en la cita ‘raphaelista’ había gente de todas las edades, incluyendo jóvenes, mayormente chicas. Todos coincidieron en corear muchos de los temas mientras el artista sonreía satisfecho.

Puntualidad taurina para empezar

La seriedad y profesionalidad del linarense, con el que es imposible contactar periodísticamente el día del concierto ni acercarse a él para nada a excepción de sus músicos, centrado en el concierto, ya la mostró al comenzar el mismo con puntualidad taurina. Eran las siete en punto de la tarde cuando la orquesta comenzó con los sones -modernizados, se insiste, y con mucha percusión, también se insiste- de la mítica ‘Yo soy aquel’. Éxtasis total por parte del público ya rompiéndose las manos a aplaudir y vitorearle.

Delgado, vestido con camisa y pantalón negro, como es habitual, sonriente y feliz. Con una economía de gestos y palabras -lo que a veces tanto le perjudicó tiempo ha-, inició la larga serie de temas en un escenario también con sencillez decorado que llevaron al público en volandas hasta las nueve y cuarto con esas 35 canciones, 35. Tras su inevitable ‘Yo soy aquel’, fue turno de ‘Renaceré’ y en un guiño al fallecido Camilo Sesto con una versión diferente y potente de 'Vivir así es morir de amor'.

Manu Carrasco y Pablo López, invitados

Después, con un sonido perfecto, fueron apareciendo otros temas de siempre hasta llegar a su primer invitado, Manu Carrasco, con la sorpresa de que a dúo no cantaron ninguna canción de ellos, sino el famoso ‘Me olvidé de vivir’ de Julio Iglesias. Tras otra ristra de canciones de varias de sus épocas, como entre otras, ¡Ave María, ‘Le llaman Jesús’ y el ‘Aleluya’ de María Ostiz, Raphael se sentó en un sillón para escenificar con medido dramatismo otras como ‘Ave Fénix', del por desgracia desapareecido Alberto Cortez , y ‘Esta noche’.

Nuevamente incorporado y con su magnífico dominio del escenario llegaron ‘Estuve enamorado’ y ‘Yo sigo siendo aquel’, para dar paso a su segundo invitado, el también cantante y pianista Pablo López. Quien tocando este instrumento y compartiendo voz con Raphael cantó 'Treinta y seis', el tema que le ha compuesto al linarense. No podían, por supuesto, faltar los guiños a Hispanoamérica, donde si cabe, Raphael es más adorado que aquí, con ‘Nostalgia’, ‘Alfonsina y el mar’ y ‘Adoro’.

Aún quedaba mucho para el éxtasis final, a pesar de que en ese momento ya se sobrepasaba la hora y media de espectáculo –porque ver a Raphael es un espectáculo- que es lo que suelen durar los conciertos habituales. Pero nunca los del generoso protagonista de esta “noche mágica", como la definió el mismo. Porque faltaba un anticipo de la traca final con varios de sus éxitos antiguos, entre ellos ‘Cuando tú no estás’, ‘Bésame’ y ‘En carne viva’.

'Escándalo' final

Y, en estas fechas, la inevitable ‘Canción del tamborilero’, que introdujo con un breve parlamento para desear feliz Navidad a todos, confiando en que el nuevo año vayamos venciendo definitivamente la pandemia y con un lógico aconsejo: “Por favor, cuídense”. Estaba claro que tras ello, nada mejor que una magnífica versión de ‘Resistiré’, de nuevo coreada por el público. Y, después de la traca, la explosión final con ‘Yo soy aquel’, ‘Como yo te amo’ y lo que todos esperaban para este momento: ‘Escándalo’, ya con el público cerca del descontrol batiendo palmas, con los móviles en la mano y coreando a gritos el estribillo.

Un cierre fabuloso para algo más que un recital de un cantante: un espectáculo en forma de conciertazo de un extraordinario intérprete que hace honor a otro genio sublime sin interrupción. Sí, un tal Picasso, quien siempre decía y llevó a cabo que cuando se es joven, se es joven toda la vida. Como el eterno, único e irrepetible Raphael, que lo seguirá siendo ‘per omnia saecula saeculorum’. Amén.

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