Nada más abrirse el portón de los sustos apareció 'Bastardero', de gran le trapío, como casi todos sus hermanos, cuya sangre palpitante le llevó a embestir con mucha entrega al capote de Javier Cortés, la misma que mostró en su brava pelea en varas y durante el último tercio. Esa desbordante casta, esa embestida humillando como el más arrepentido pecador, exigía un torero con tanta entrega, mucho oficio y valor. Que es lo que le ofreció el madrileño, muy firme en las mandonas tandas de redondos, abrochadas con esculturales pases de pecho muy marcados al hombro contrario, y algo menos por el pitón izquierdo.
Iba para faena grande, de doble trofeo, de consagración, de salida a hombros, pero luego fue bajando el tono, aunque Cortés volvió a elevarlo cuando se tiró a matar volcándose sobre los afilados pitones y dejando una excelente estocada, que en conjunto le sirvió para echar una oreja en su esportón que recogió mientras su enemigo recibía una justa y sonora ovación en el arrastre.
Una oreja que supo a poco y que quizás con este torero más placeado lo hubiera conseguido, quién sabe. Intentó repetir con el cuarto, también encastado, pero tras un magnífico quite por chicuelinas y una media muy barroca, sólo apuntó algunas series cortas sin redondear ni, al menos, alcanzar el lucimiento anterior.
Un lucimiento que en el caso de Francisco José Espada se quedó en impedir con firmeza que su primer toro se marchara a tablas a mitad de la faena. Porque luego el fuenlabreño no aplicó el clasicismo que le pedía el animal y sí el socorrido y valiente arrimón final. No muy distinta fue su faena con el que cerró plaza, el único que manseó en el penco, pero cuya embestida noble también solicitaba torería y no un nuevo arrimón precedente de un pésimo uso de las armas toricidas.
Claro que peor fue lo del otrora valentísimo Tomás Campos, que dejó esa huella en los dos últimos ciclos isidriles, allá por 2018 y 2019, y al que ahora -como el pasado y reciente 24 de abril también en la cátedra venteña- se le vio desdibujado, sin ideas y conformista en sus dos ejemplares noblotes y aptos para el triunfo grande.
De modo que, cual se voceó desde el sanedrín sabio, y exigente, del tendido 7, a excepción de Cortés con ‘Bastardero’ y no del todo, la corrida se fue sin torear y la terna andando por el portón de cuadrillas, lo que a veces no es poco, pero en este caso… Y ya veremos cuando se les presenta otra ocasión así o cuando vuelven a pisar el ruedo de la Monumental, aunque Cortés se ganó la repetición, que no es poco. O sí.
FICHA
Toros de EL PILAR serios y de honda presencia, todos nobles, cumplidores en los caballos -excepto 6º- y encastados, con 1º y 5º bravos. Fueron ovacionados en el arrastre. JAVIER CORTÉS: oreja tras aviso; silencio tras aviso. TOMÁS CAMPOS: silencio; silencio. FRANCISCO JOSÉ ESPADA: palmas; silencio tras dos avisos. Plaza de Las Ventas, 10 de mayo. 3ª de Feria. Media entrada (10.444 espectadores, según la empresa).
Crónica del festejo anterior.
Si (
No(
