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Alejandro Talavante. tras ser sacado a hombros de la plaza de Las Ventas.
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Alejandro Talavante. tras ser sacado a hombros de la plaza de Las Ventas. (Foto: Alfredo Arévalo Plaza1)

Feria de San Isidro: A Talavante le regalan la Puerta Grande...y no olé

viernes 09 de mayo de 2025, 22:51h
La primera, en la frente. O sea, el primer desaguisado del palco presidencial, que ya en el inicio de la Feria ha puesto bajísimo el nivel. Porque el usía, un tal José María Fernández Egea, practicó la elegancia social del regalo al conceder una segunda oreja a Alejandro Talavante en el cuarto toro por una faena vistosa y con varias dosis artísticas, pero también con altibajos y ventajas que con un solo trofeo habría quedado más que cumplida. Con un encierro de las dos divisas de Victoriano del Rio, ayuno de bravura aunque manejable, Juan Ortega y el toricantano Clemente pasaron casi desapercibidos.

Ese bicorne del exagerado triunfo del extremeño era el posmoderno animal moderno: nobilísimo, chochón, obediente, justo de fuerzas y con movilidad. Pero, claro, con semejante catadura era difícil encender la llama de la emoción, aunque la mayoría del cotarro -ese público festivo de los fines de semana en la Monumental- harta del aburrimiento que llevaba la corrida, jaleó a un Talavante todavía muy lejos de su casi olvidada etapa de triunfos de verdad de verdad de la buena, aunque al menos algo se acercó.

Inició el trasteo con una serie de trincherillas rematadas con el del desprecio con un burel que iba y venía sin la más mínima complicación. Fácil e inspirado, el coletudo brilló con cortas series de naturales, varias metiendo el pico y con escaso ajuste, defectos que aumentó al torear por el pitón derecho. Volvió a la izquierda y cual faena capicúa la cerró de nuevo con trincherillas y adornos. Sí, hubo belleza suelta, volutas de arte, pero no fue una labor redonda, que, eso sí, culminó con un buen espadazo provocado así el éxtasis de los tendidos donde florearon los pañuelos.

El mencionado señor Fernández concedió con presteza el primer trofeo pero no aguantó la presión y llegó el óbolo para el torero de la empresa, que anduvo desganado, casi tanto como el toro que le correspondió en primer lugar con el que no se dio coba. La esperanza en degustar a ese excelente capotero que es Juan Ortega, en uno de sus días grises, se quedó en dos verónicas y dos chicuelinas a su primero, que también iba y venía luego a la pañosa sin transmisión.

Ni de eso fue capaz con el otro, que, dentro de su nobleza, echaba la carota arriba, pequeño problema que no supo corregir y acabó desbordando al sevillano. Confirmó alternativa el francés Clemente, que intentó, y apuntó, algún detalle de clasicismo y anduvo valeroso y entregado sin más, escapándose de manera increíble de una cornada con el de la ceremonia que le volteó con saña y le dio un auténtico palizón.

FICHA

Toros de VICTORIANO DEL RÍO y CORTÉS (4º y 5º), con trapío y bien armados, aunque desiguales. Nobles y justos de fuerza y casta excepto el codicioso 4º. ALEJANDRO TALAVANTE: silencio; dos orejas (la segunda con algunas protestas); salió a hombros. JUAN ORTEGA: silencio tras aviso; silencio con algunos pitos tras aviso. CLEMENTE, que confirmaba alternativa: ovación tras aviso; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 9 de mayo, 1ª de Feria. Lleno de no hay billetes.

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