Sección de José R. Palomar 'Un catalán en Madrid 2023': De la exigencia al clavel y el gin- tonic

El miércoles 24, podría haberse llevado una oreja, a tenor de la petición popular, Francisco Javier Espada que, más allá de calidades, se jugó la vida.
El martes 23 tuvimos que pechar con la lluvia, una de las cosas más incómodas en una plaza de toros (aunque para los diestros, es peor el viento). Antes de ir a las Ventas: que si el chubasquero, o bien el paraguas (mejor no comprado en "los chinos", porque a la menor ráfaga se te rompe)...Por fortuna, en el palco de prensa estuvimos resguardados pero luego hay que volver al hotel, sortear el suelo del patio de arrastre y explanada contigua a las Ventas con charcos ¡y uno llegó con agua hasta los calcetines!...

No aprovecharon en demasía unos novillos potables, los aspirantes a matador de toros. Se echa en falta esa ambición que existía antes en los que deseaban ser figuras del toreo, lo que se decía "estar en novillero". Y como nota positiva: una más que aceptable media entrada, mucho teniendo en cuenta los factores en contra de la metereología.La banda de música tuvo a bien tocar el entrañable pasodoble "Manizales querida", que emocionó y provocó los aplausos del compañero colombiano Víctor Diusabá.

La tarde del miércoles, ya con buen tiempo (aunque en un principio presagiaba lluvia) resultó interesante: toros con emoción de Luis Algarra y Montealto.Y un torero que en seguida conecta con el publico, por su disposición (ya lo vimos, y aquí quedó constatado) su gran actuación en Fallas del 12 de Marzo: Román. Se la jugó sin trampa ni cartón, citando de lejos en su primero, y al margen de las consideraciones taurina (que ya reflejó Emilio Martínez en su crónica), el valenciano ha superado el bache con la espada, que venía de aquella tremenda cornada en Madrid.

Mató bien en Valencia y en esta tarde isidril, volcándose ante el morrillo del toro. Ya hemos elogiado a Espada, y en cuanto a El Payo, decepcionó a la amplia legión de seguidores que tiene en Madrid. Un colega mexicano me decía en la sala de prensa, que no tenía prácticamente nada hecho para esta temporada...

Razón de más para haberse justificado (como han hecho otros de sus paisanos en esta feria, y ha sido habitual carta de presentación de los diestros aztecas). Me llamaron la atención algunos silencios de respeto (no habituales en la cátedra venteña) en momentos determinados de la lidia: cuando tomó la muleta Román, o antes de las estocadas del valenciano, y Francisco José Espada. Pero eso no es lo habitual en otras tardes...

Clavel

Las tardes llamadas "del clavel","se ven venir": esta vez integraban la terna Manzanares, Emilio de Justo y Roca Rey (que arrastra gran cantidad de jóvenes, y eso es positivo para la Fiesta). Mientras uno espera a que los encargados abran con parsimonia las puerta del Patio de Arrastre (6 en punto, ni un minuto más ni menos),dos mujeres comentan en la cola. "Ahí viene Ortega Cano, con toda su corte...". Y por dentro piensas: "¡qué lástima que un diestro que ha sido figura del toreo se haya dejado ir el prestigio, y ahora le conozcan por "salir en la tele".

Esa tarde hay que subir al menos con 20 minutos de antelación al palco, pues siempre hay espectadores que esperan (como los de las puertas del Patio de Arrastre) al último minuto para acceder al tendido, mirando de soslayo la butaca que corresponde a la localidad..."Los del clavel" se caracterizan por querer divertirse (cosa lícita) a toda costa "por las buenas, o por las malas", como decía el querido y añorado cómico Pepe Rubianes...Puede que alguno de ellos suelte un "viva España" o "¡Viva cualquier cosa!",pensando que así contribuye a la euforia de lo que se espera, salga bien.No les falta pañuelo en la solapa y solicitud de gin-tonic. Cuando acaba San Isidro, se olvidan de la Fiesta.

Cercanos a esta categoría, sería injusto olvidarnos de los (como diría mi admirado José María García) "profesores del comer, y catedráticos del beber": puedes encontrarlos después de un estreno de teatro, de cine...o en los toros. En el palco 18 (o algún otro, normalmente con la televisión de por medio) corren de fila en fila los canapés y bebidas. Y como el personal viene "hambriento de casa" por no haber comido, pues qué mejor ocasión, mientras un torero "hace algo en el ruedo", que dar rienda suelta a esa pasión.

Música

Se produce una curiosa "guerra" de tendidos y contrarespuestas con los del 7, que se pasan de intransigentes (o sea, no hay término medio) y vienen, tras una farragosa jornada de trabajo, con "ganas de bulla", pañuelo verde en ristre, y gritos destemplados. Por supuesto que en ese tendido hay grandes aficionados, como los que se concentran en el bar mexicano "El Zócalo"(antes era en El Capote), enclavado en lugar tan taurino como "La calle de los toreros".

Pero hay que mantener el respeto cuando el diestro se encuentra frente al toro, y especialmente en el momento de entrar a matar. Algunos del 7 encumbran al torero que sobresale...hasta que éste se hace rico. ¡Ah!, ¿sería posible disminuir los decibelios de la música que se escucha en los pasillos, correspondientes a los tendidos 9 y 1 tras el festejo?...Está bien que la juventud vaya a los toros, pero esos espacios litúrgicos (y a veces sagrados) como un coso taurino, no pueden convertirse en improvisadas discotecas...Antes ocurría lo mismo en el Patio de Arrastre (lo que impedía cualquier comunicación por móvil entre gente que tenía que encontrarse)...