Crítica de la obra de teatro 'La vida es sueño': un Calderón deconstruido por Declan Donnellan

Vuelve Calderón al Teatro de la Comedia, esta vez de la mano de un grande del teatro clásico, el británico Declan Donnellan como director del montaje y, además, autor de la dramaturgia junto a Nick Ormerod quien, por su parte, firma también la imaginativa escenografía. Es la primera vez que Donnellan dirige a un elenco compuesto en su totalidad por grandes actores y actrices españoles.

La cuestión más peliaguda es que la dramaturgia que han trabajado Declan Donnellan y Nick Ormerod transforma sustancialmente la naturaleza filosófica, política y religiosa de una tragedia como ‘La vida es sueño’ hasta el punto de quedar finalmente reconvertida en farsa cómica en donde resulta harto esforzado reconocer a los personajes de Calderón tal y como el espectador habitual de los clásicos los tiene encajados en numerosas lecturas y asistencia a montajes en torno al Príncipe Segismundo que aquí pasa a ocupar un segundo plano, eclipsado por la fuerza moral de su padre, el Rey Basilio.

Este último, encarnado por un siempre magnífico, sólido Ernesto Arias (manipulador, hombre de estado que se enfrenta a los peores augurios y que no duda en encarcelar a su propio hijo para evitar ser destronado…), brilla con luz propia de principio a fin de la función, junto a Alfredo Noval, un Segismundo lunático en su forzado retiro en la torre, que va adquiriendo cordura a medida que pasa el tiempo. Y junto a ellos, estupendo también el resto del elenco, Rebeca Matellán (Rosaura), Irene Serrano (Estrella), Goizalde Núñez (Clarín), David Luque (Clotaldo), Manuel Moya (Astolfo), Prince Ezeanyim y Antonio Prieto.

La transformación de ’La vida es sueño’ en una especie de musical (“¡ Cuánto le gusta, le gusta, le gusta…!”), con tintes de cabaret y la metamorfosis de la gran mayoría de personajes en bufones o caricaturas de los originales calderonianos, desnaturaliza la obra del genio de las letras españolas al que, incluso, se le llega a “adornar” en algunas fases de la función, con risas enlatadas que, si ya resultan molestas -casi insultantes para la mentalidad española- en las comedias de situación televisivas, en un clásico como este elevan dos escalas el diapasón de lo inadmisible.

Vuelve a plantearse con adaptaciones como esta la eterna discusión de sus límites que, en este caso, va mucho más allá del retoque de versos o estrofas para hacer el lenguaje más asequible o inteligible al ciudadano que las ve representadas cuatro siglos después, o llegar a adulterar la naturaleza de la obra hasta el extremo de cambiarla radicalmente.

Por lo demás, y subrayados ya los fines deconstructivos de ciertos personajes buscados por Donnellan, hay que decir que tanto la escenografía de Nick Ormerod (siete puertas en el foro del escenario que permiten ver la tramoya del fondo, y que los personajes abren y cierran en sus numerosos vaivenes…), como la iluminación de Ganecha Gil y la música y el sonido de Fernando Epelde, así como el movimiento de Amaya Galeote, apuntalan con estilo el vodevil buscado.

‘La vida es sueño’

Autor: Pedro Calderón de la Barca

Dirección: Declan Donnellan

Adaptación de la dramaturgia: Declan Donnellan y Nick Ormerod

Reparto: Ernesto Arias, Prince Ezeanyim, David Luque, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goizalde Núñez, Antonio Prieto e Irene Serrano

Diseño de escenografía y vestuario: Nick Ormerod

Diseño de iluminación: Ganecha Gil

Movimiento: Amaya Galeote

Diseño de sonido y composición musical: Fernando Epelde

Asesor de dramaturgia: Pedro Víllora

Ayudante de dirección: Josete Corral

Ayudante de escenografía: Alessio Meloni

Ayudante de vestuario: Elena Colmenar

Ayudante de iluminación: Javier Hernández

Ayudante de sonido: Gaston Horischnik

Teatro de la Comedia, Madrid

Hasta el 26 de febrero de 2023