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De un tiempo a esta parte, de Max Aub
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De un tiempo a esta parte, de Max Aub

'De algún tiempo a esta parte': Sobrevivir a toda costa

viernes 29 de enero de 2016, 18:17h

El Teatro Español estrena en la Sala Margarita Xirgu ‘De algún tiempo a esta parte’, un monólogo hasta ahora desconocido, de Max Aub, que dirige Ignacio García e interpreta Carme Conesa. El resultado final, una auténtica delicia teatral, aunque los temas que subyacen en el texto de Aub estén preñados de la dureza que contagian, no una guerra, sino dos.

Max Aub escribió el monólogo en 1939, en plena contienda española y a punto de iniciarse la II Guerra Mundial y esa circunstancia determina que el personaje que encarna Carme Conesa, Emma Blumenthal, recoja con toda su crudeza los horrores de la guerra. Emma es una mujer en la Viena de 1938, poco después del Anschluss, la ocupación de Austria por la Alemania nazi. La desgracia se ha cebado con esta mujer que ha perdido a su marido a manos de los nazis (Adolfo, propietario de una fábrica de celuloides, es fusilado...), al tiempo que ha perdido también a su hijo Samuel, que trabaja como secretario en el consulado austríaco en Barcelona, muerto por algún comando antifascista, de los que entonces campaban a sus anchas en la Ciudad Condal.

La vida de Emma da entonces un giro de 180 grados y, de ser una burguesa acomodada, con todo a su alcance, se convierte en una mujer marcada, despreciada, marginada y sin ningún valor social. Las circunstancias tan extremadamente adversas la obligan a convertirse en la encargada de fregar las escaleras de su propio edificio porque los nazis le expropian su casa y eso lleva consigo padecer el desdén -cuando no el odio- de los que hasta entonces habían sido sus vecinos. Sola, aislada, hambrienta, sucia y escondida de la gente, Emma no puede aspirar más que a sobrevivir y para ello se aferra desesperadamente a los recuerdos, a los momentos y a las vivencias que han dado sentido a toda una vida, la que ha compartido con su marido y su hijo, ya muertos por la sinrazón de los unos y los otros, los fascistas y los antifascistas. Y es que la barbarie no es patrimonio exclusivo de unas siglas o una sola ideología, como bien sabía Max Aub, un escritor tan incomprendido como despreciado por las derechas y las izquierdas españolas de su tiempo, como Juan Carlos Pérez de la Fuente, el director del Teatro Español y ferviente admirador del intelectual, se encarga de repetir siempre que puede.

Emma es católica y de ascendencia judía y esa circunstancia se repite en numerosos momentos del monólogo. Pero su creencia en un Dios todopoderoso, magnánimo y misericordioso hasta el infinito, no le bastan para dar rienda suelta a un odio y una rabia que la mujer lleva alojados en lo más profundo de su ser. Y ese odio llega a convertirse en el motor de su vida: “si no hubiera recuerdos, ¿para qué serviría?”, “… no quiero que me consuele nadie”.

Monólogos

La profusión de monólogos, que la crisis económica nos ha traído a nuestros teatros en los últimos tiempos, podría oscurecer una propuesta tan hermosa como esta y, desde aquí, quiero señalar abierta y efusivamente, que no nos encontramos ante uno más. El texto de Aub es de una belleza y una profundidad extraordinarias; Carme Conesa interpreta a una Emma estremecedora, humana, al borde de la locura y de la desesperación que, no obstante, se aferra a la vida de forma instintiva, casi como un animal salvaje, frente a todos y a todos (a “ellos”, como dice en numerosas ocasiones a lo largo del monólogo), y la puesta en escena que ha propiciado Ignacio García está a la altura de los mejores que hemos podido ver en nuestros más de 40 años de espectador teatral.

El escenario se ha transformado en una especie de cuchitril con techo circular, donde hace muchísimo frio, una sensación que se pronuncia aún más porque hay goteras por todas partes. El suelo está formado de pequeños rectángulos de barro, donde Emma esconde fotos antiguas, un recurso más contra el olvido. Por el suelo están esparcidos algunos cubos de cinc que lo mismo sirven para recoger el agua de las goteras, que se constituyen en improvisados asientos de la mujer. Junto a ellos, en el suelo, se encuentra también un casco militar y una gran lámpara de cristal tirada (posiblemente, el último objeto que pudo rescatar de su casa). La acertada escenografía corresponde a Nicolás Bueno. Entre todos esos desechos sobrevive Emma, ataviada con un vestido gris (que todavía conserva de su vida anterior) y una bata de cuadros grises encima, sobre los que se pone dos mantas tan harapientas como sus propios andrajos -o casi- para resguardarse del frio. Cuando se adentra en sus recuerdos, Emma se viste con un abrigo negro de astracán, con manguito y gorrito de piel adornado con un pequeño ramo de violetas, todo ello obra de Lorenzo Caprile.

La iluminación, de la que es responsable Juanjo Llorens, así como el sonido, de Ignacio García, son dos elementos que juegan aquí un papel decisivo en la intensidad que transmite el montaje.

Los horrores de la guerra, la crueldad del poder, que instiga a los ciudadanos a vengarse de cuantos hombres y mujeres no sean sumisos fieles al régimen. Y esos abusos, esos desmanes, ese odio inoculado desde arriba hace que los comerciantes, las mujeres, los niños de las familias “sospechosas” sufran en sus propias carnes y en sus bienes toda esa ira, mezclada con la envidia secular de quien ha servido al amo y, de pronto, encuentra a este en la situación contraria, la de perseguido, la de esclavo.

En el primer minuto, la fuerza del texto y del montaje, que tan bien aprovecha esta diosa de la escena, Carme Conesa, te atrapa y ya vas a sufrir sus odios, rememorar sus recuerdos, amar, odiar, y te revolverás incómodo en tu butaca porque -como a Emma- te picarán los sabañones, las pulgas y los piojos... Aub, García y Conesa han hecho que ‘De algún tiempo a esta parte’ se haya convertido en uno de esos montajes imprescindibles que ningún aficionado al teatro debe perderse.

‘De algún tiempo a esta parte’, de Max Aub

Dirige: Ignacio García

Interpreta: Carme Conesa

Teatro Español de Madrid

Hasta el 6 de marzo de 2016

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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