Crítica de la obra de teatro 'Finlandia': ¡hasta aquí hemos llegado...!

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martes 27 de septiembre de 2022, 08:00h

Pascal Rambert (La clausura del amor, Ensayo, Hermanas…), regresa a España a través del Teatro de la Abadía para estrenar en su sala José Luis Alonso su última propuesta, ‘Finlandia’, un montaje que él mismo ha escrito y dirige. En escena, frente a frente, Irene Escolar e Israel Elejalde, dos actores gigantes, de raza, que elevan la tensión entre los personajes –una pareja que lleva sus mismos nombres-, hasta hacer saltar los plomos en el escenario.

Isra (Elejalde) e Irene (Escolar) son marido y mujer. Siempre parecen haberlo sido. Modernos, liberales, triunfadores, no es oro todo lo que reluce. La gota que colma el vaso de agua de su relación ha salido ya del grifo. No hay ya vuelta atrás. Ni siquiera en presencia de Nina, la hija de 9 años que ambos tienen en común. Su madre, actriz, se la ha llevado hasta Helsinki porque allí está rodando una peli. A 4 000 kilómetros de Lavapiés, el barrio donde vive la pareja y la pequeña. 40 horas ininterrumpidas de viaje, las que ha hecho Isra para cantarle las 40 a su mujer. Pero Irene tampoco se quedará callada. Los peores insultos, las palabras más procaces, los deseos más abyectos, los planes más dolorosos van a surgir entre la pareja a las cuatro de la madrugada y en medio de una gélida habitación donde domina el blanco y el cristal.

Violencia en la pareja, violencia con los hijos y violencia imparable consigo mismo. 75 minutos de tensión creciente falsamente eclipsada en un salvaje encuentro carnal entre los dos que, en última instancia, terminará sin haber podido y sabido resolver su profundo dilema, sin lavar el odio acumulado durante tantos años, a pesar de que alguna vez su amor llegó a parecerles eterno.

Impresionante el trabajo actoral de Irene Escolar e Israel Elejalde (mutuas y constantes agresiones verbales, insultos, recriminaciones, acusaciones, desprecios, amenazas…), con cambios frecuentes de estados de ánimo y con una tensión extrema también en sus gestos y actitudes corporales. Los dos brindan al público un recital interpretativo de la máxima altura.

Rambert vuelve a poner sobre el tapete su pesimismo ante las relaciones de pareja a través de dos de sus actores españoles preferidos. La química entre los tres produce, sin duda, el efecto buscado por el dramaturgo y director francés.