Crítica primera temporada de 'Ahsoka': Filoni continúa 'Star Wars Rebels' con actores de carne y hueso

Con 'La Jedi, la bruja y el Señor de la Guerra' llega a su fin la primera temporada de 'Ashoka', una serie con sus pros y sus contras pero en la que, por encima de todo, se puede ver el amor infinito de su creador, Dave Filoni, por ese mundo, algo que ya había demostrado anteriormente.

Y es que se puede ver claramente estar serie como la quinta temporada de aquella 'Star Wars Rebels' con la que continuaba su 'Clone Wars'. Una de las cosas principales de todo ello es que 'Ahsoka' entre mucho más fácil a todos aquellos que ya hayan visto las cuatro temporadas anteriores. Así que, por ahora, no se puede decir que esta serie tenga un corazón propio, a pesar de algunos episodios notables, principalmente ese en el que la protagonista se reencontraba con su antiguo maestro Annakin Skywalker y cambiaba totalmente, convertida en algo así como Ahsoka la blanca, con un claro parelelismo con la caída y resurrección de Gandalf en 'El Señor de los Anillos'. Desde ese momento la sombra que parecía acecharla se marcha y la sonrisa (y la comprensión) se convierten en mucho más habituales.

Aun así, la serie no ha sabido cerrar, o desarrollar, muchas de las cosas que prometía, el personaje de Baylan Skoll y su aprendiz, Shin Hati, parecían unos villanos mucho más interesantes que el almirante Thrall y las Grandes Madres. Y es que Thrall era un personaje con mucho potencial pero, a pesar de que consigue escapar, parecía demasiado preocupado por tres Jedis para ser un tipo que amenaza con conquistar toda la Galaxia.

Luces y sombras

Eso sí, los mejores momentos son los pequeños placeres de ver esas peleas con sables láser, como la final entre Ahsoka y Morgan Elsbeth, o las batallas aéreas y ver el perfecto conocimiento de Filoni del mundo de Lucas, pero es evidente que no todo funciona.

Lo principal es que, como decía, 'Ahsoka' pude ser vista como una continuación de 'Rebels', estos 8 episodios han contado muy poco y se podría haber reducido el tiempo de metraje a una película de dos horas, pero en Disney tienen claro que hay que seguir estirando el chicle. A nivel visual, eso sí, es una maravilla pero muchas de sus decisiones, ballenas viajando a la velocidad de la luz, soldados de asalto zombies, esos caracoles tan monoso e insustanciales como los ewoks, no acaban de funcionar del todo.

En definitiva, es una serie correcta, para ver en familia sin muchas pretensiones, más allá de pasar un buen rato en una galaxia muy, muy lejana, rodeado de gente que ama mucho el universo de Lucas pero, por ahora, no consigue hacer algo que se pueda comparar con la trimera trilogía.