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Manuel Caballero y Samuel Navalón salieron a hombros

Los dos coletudos fueron paseados a hombros por el ruedo antes de sacarlos por la Puerta Grande.
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Los dos coletudos fueron paseados a hombros por el ruedo antes de sacarlos por la Puerta Grande. (Foto: Luis Vizcaíno)

Feria de Albacete: triunfalismo local y muy escaso toreo auténtico

sábado 09 de septiembre de 2023, 21:46h

La siempre productiva e inagotable cantera de coletudos albacetenses o formados en la tierra cuenta últimamente entre los novilleros a una pareja prometedora, Manuel Caballero y Samuel Navalón, ambos aventajados exalumnos de la Escuela Taurina. Por tanto, la idea de la empresa de anunciarlos, que no enfrentarlos, en un mano a mano resultó interesante y de ahí la excelente entrada. Y los chavales, con todo a favor, cortaron cinco excesivos trofeos de corte localista, aunque el toreo fundamental sólo se vio en contadas ocasiones ante un encierro noblote, escaso de fuerza y casta salvo el último y de sospechosas astas menos este que cerró función.

Es verdad que se entregaron, más Navalón, y cascabelearon detalles, pero también los ventajismos del toreo posmoderno que ambos practican: la suerte descargada, el pico de la muleta y escaso ajuste, también salvo excepciones. Sí, ya sabemos que es el que practican las figuras, pero por la razón que sea estos mandamases del escalafón superior ya están ahí, y a Caballero y Navalón les falta un largo trecho que ojalá recorran.

El hijo del matador del mismo nombre anduvo en general más pulcro y académico que su teórico rival. Jugueteó con el único chico del encierro y el más sospechoso de pitones -mejor escribamos que convicto y confeso- merced a un supuesto aprendiz de barbero. La mayor presencia del tercero le dio algo más de relieve a una faena similar, pero como le arrolló, por fortuna sin percance, al despenarlo, pues el facilongo palco le otorgó otra no menos facilonga. Y ya el inválido quinto nada le permitió.

Con menor experiencia, Navalón, afrontó su tercer compromiso con picadores, y apostó por la espectacularidad y la entrega con percal -con variados quites en su primero y en el último- y pañosa. El chaval, también ventajista y posmoderno, tiene buen corte pero sus ansias de triunfo le llevan a mezclar los intentos de clasicismo, con el toreo de talanqueras incluyendo los pases mirando al tendido, y el excesivo gestualismo. Eso cala en la mayoría del público y con un usía de pañuelo fácil le sirvió para echar dos orejas en su esportón en el de su debut en Albacete. Ninguna le permitió el siguiente de turno, muert desde que salió de chiqueros.

Pero sí una en el encastado sexto. Este animal, que parecía de intactos pitones, tenía mucha casta y nobleza y con él se podía escribir el Cossío, pero su matador, salvo un par de tandas de cierta ortodoxia, echó de nuevo por la calle de en medio: léase acelerados pases de todas las marcas, bernadinas y desplantes. Lo que no fue óbice ni cortapisa para que a pesar de una estocada con todos los defectos achacables, otra menos mala y un descabello, se ‘ganara’ una nueva oreja. Que para eso estamos en Feria y olé.

FICHA

Novillos de MONTEALTO, cuajados excepto el primero; flojos y nobles, con 4º y 5º descastados y 6º encastado. Todos sospechosos de pitones excepto 6º. MANUEL CABALLERO: oreja; oreja; vuelta. SAMUEL NAVALÓN: dos orejas; ovación; oreja tras aviso. Los dos salieron a hombros. Plaza de Albacete, 9 de septiembre, 2ª de Feria. Tres cuartos de entrada.

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