Habrá emoción en la vuelta de semifinales de la Champions: el Real Madrid perdió en la ida en Mánchester ante el City, pero su pundonor y capacidad de marcar cuando peor lo pasa permitió que sólo fuera derrotado por un gol de margen: 4-3.
El equipo de Guardiola fue un vendaval en su casa y pasó como un rodillo desde el inicio del partido, poniéndose 2-0 en el marcador en apenas 10 minutos de partido. Muchos errores defensivos de un Madrid que salió asustado, agazapado y con dudas tácticas.
El primer tanto llegaba casi en el primer ataque local: minuto 2 y un pase desde la banda derecha, muy mal defendida durante toda la noche por Mendy, lo remataba a placer de cabeza De Bruyne, tirándose en plancha. Militao y Alaba hicieron uno de sus peores encuentros en el centro de la zaga. De hecho, el austriaco se marchaba en el descanso arrastrando sus molestias físicas.
El 2-0 llegaba en el 11 a través de Gabriel Jesus, de nuevo sacando las vergüenzas defensivas blancas. Con ese marcador todo tenía muy mala pinta pero el Madrid sacó a jugar su ADN ganador. Pudo reducir por medio de Vinicius y Alaba, pero también los mancunianos se acercaron al 3-0 con ocasiones de Mahrez y Foden que nadie se explicó cómo no acabaron dentro de la red.
Fue entonces cuando llegó el 2-1 por medio del de siempre: Benzema. Antes de irse al descanso la misión era reducir distancias para evitar una catástrofe y vino de esta manera en el minuto 33: centraba Mendy y el balón, tras el preciso remate del francés al primer toque con la izquierda, golpeó en el poste antes de alojarse en la portería.
Repetición de errores
No sabemos qué discurso haría Ancelotti al descanso para hacer ver a sus jugadores que no podían repetir ese planteamiento en el segundo tiempo. Pero fueran cuales fueran sus palabras, no sirvieron porque se repetió el guión: el City salió como un vendaval del vestuario y repitió la jugada. Se puso 3-1 en seguida, avisando antes con un disparo al palo de Mahrez que luego Carvajal salvó tras el remate en segunda ocasión de Foden.
Pero 5 minutos después, Foden no falló en su definición con la cabeza en el área pequeña. Y de nuevo, reacción: Vinicius recibía un gol desde su campo, regateó sin balón a un veterano Fernandinho que supuso el único error de Guardiola en el partido, como lateral derecho para atar a su compatriota. El joven 20 del Madrid condujo el esférico a toda velocidad y superó a Ederson con un remate cruzado.
El 3-2 dejaba al Madrid con ganas de más y Militao en una arrancada épica, casi hace el 3-3 pero su remate final de la jugada fue muy inocente.
Fue entonces cuando el conjunto blanco volvió a cometer otro error, ahora de juveniles: Kroos hace falta y espera la confirmación de la jugada mientras que el árbitro deja seguir la jugada y Bernardo Silva a placer acaba la jugada dejando el balón en la red, con un gran disparo. Kroos y Camavinga salieron retratados en la jugada, quedándose mirando sin intervenir.
Salvar los muebles
Era el minuto 75 y el Madrid quiso repetir la fórmula: a seguir recortando distancias. Y así llegó el penalti del 82, con una mano clara de Laporte, todo un regalo innecesario para los blancos. Benzema, que había fallado 2 penaltis en Pamplona ante el Osasuna, no dudó y transformaba la pena máxima a lo Panenka.
4-3 definitivo en un partido de locura, de los que supone un placer para los aficionados pero un cabreo para los entrenadores. Demasiadas concesiones de unos y otros, 7 goles y todo abierto para el partido de vuelta en una semana en el Bernabéu. Sin embargo, malas sensaciones para un Madrid que siempre estuvo por detrás del marcador y ofreció muchas dudas en defensa.
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