La reunión de hoy de la FED se perfila como un punto de inflexión para las expectativas monetarias, en un contexto en el que los mercados dan prácticamente por descontado un nuevo recorte de 25 puntos básicos pese a las señales mixtas procedentes tanto del frente macro como del propio Comité. La ausencia de datos oficiales tras el cierre administrativo ha limitado la visibilidad sobre la evolución reciente del empleo y la inflación, acentuando la dispersión interna en la valoración de los riesgos para el doble mandato. Aunque algunos indicadores privados apuntan a un enfriamiento gradual del mercado laboral, la resiliencia de las solicitudes de desempleo sugiere que el ajuste continúa siendo ordenado. Este escenario alimenta la posibilidad de que la institución mantenga un tono prudente respecto a 2026, incluso si decide avanzar en un tercer recorte consecutivo. La estrategia comunicativa será, por tanto, tan relevante como la decisión inmediata, especialmente ante el debate sobre si las condiciones actuales justifican acelerar la transición hacia una postura menos restrictiva.
Paralelamente, los datos de la encuesta JOLTS muestran un mercado laboral en fase de estancamiento, con vacantes aún elevadas —7,7 millones en octubre— pero con contrataciones moderadas y una dinámica de renuncias que refleja heterogeneidad sectorial. La estabilidad de las desvinculaciones y el descenso de la movilidad voluntaria confirman que las empresas operan en un entorno de “no contratar, no despedir”, condicionado por incertidumbres regulatorias, costes laborales y la adopción de nuevas tecnologías. Si bien la relación entre vacantes y desempleados vuelve a situarse ligeramente por encima de la unidad, lo que podría justificar cautela por parte del banco central, la falta de datos completos resta precisión al diagnóstico.
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