La Reserva Federal de EEUU (Fed) decidió este miércoles no modificar los tipos de interés del dólar, a pesar de las presiones ejercidas por el presidente Donald Trump.
La institución ha optado por mantenerlos en un rango comprendido entre el 4,25% y el 4,50%, una decisión idéntica a la adoptada en su reunión previa de marzo.
Este nivel se fijó por última vez en diciembre de 2024, y su permanencia responde a la incertidumbre generada por las políticas arancelarias impulsadas por la Casa Blanca.
Independencia frente a Trump
El presidente de la Fed, Jerome Powell, reiteró la independencia del organismo frente a las demandas de Trump, quien había solicitado públicamente una reducción de los tipos. "Lo prudente es esperar a ver cómo evoluciona la situación económica", declaró Powell durante una conferencia de prensa tras la reunión.
Además, dejó claro que la institución seguirá centrada en sus objetivos fundamentales: "Vamos a seguir haciendo lo mismo: usar nuestras herramientas para fomentar el máximo empleo y la estabilidad de precios en beneficio del pueblo estadounidense".
Powell también destacó que cualquier cambio en los tipos de interés dependerá exclusivamente de "los datos económicos, las perspectivas, el balance de riesgos, y eso es todo". En ese sentido, alertó sobre los posibles efectos adversos de los aranceles anunciados por Trump: "Si los grandes aumentos arancelarios se mantienen, es probable que generen un aumento de la inflación, una desaceleración del crecimiento económico y un incremento del paro". Aunque consideró que estos efectos podrían ser temporales, también admitió que podrían volverse persistentes dependiendo de la magnitud y duración de los gravámenes.
Desde su llegada a la Casa Blanca en enero, Trump ha intensificado sus medidas proteccionistas, comenzando con amenazas de aranceles globales. En febrero, aplicó gravámenes al aluminio y acero europeos, y en marzo extendió estas medidas a Canadá, México y China. Estas acciones han generado preocupación en los mercados y han llevado a la Fed a adoptar una postura cautelosa antes de realizar ajustes en los tipos de interés.