Las tensiones comerciales aumentan tras la imposición de nuevos aranceles por parte de EE.UU., generando preocupaciones sobre el crecimiento económico global. Washington impuso un 25% de aranceles a productos de México y Canadá, y duplicó hasta el 20% los aranceles a bienes chinos, lo que provocó respuestas inmediatas. El gobierno estadounidense justificó su decisión argumentando la necesidad de equilibrar la balanza comercial y combatir prácticas desleales. En el caso de China, señala que la devaluación del yuan y los subsidios estatales perjudican a sus industrias. Respecto a Canadá y México, sostiene que no han tomado suficientes medidas para frenar el tráfico de fentanilo y otras sustancias ilegales hacia EE.UU., un tema clave en las relaciones bilaterales.
China anunció represalias con aranceles adicionales de entre 10% y 15% a ciertas importaciones estadounidenses desde el 10 de marzo, además de restricciones a exportaciones y sanciones a empresas de EE.UU. Estas medidas impactarán sectores clave como el agrícola, la carne de res, los productos lácteos y tecnológicos. China también ha intensificado medidas regulatorias contra compañías estadounidenses, revocando licencias y suspendiendo importaciones de ciertos productos. Canadá aplicará aranceles del 25% sobre bienes estadounidenses valorados en 30 mil millones de dólares canadienses, con posibilidad de ampliarlos. Se espera que afecten a sectores como la industria automotriz, la maquinaria pesada y productos manufacturados. México anunciará su respuesta en los próximos días, con expectativas de represalias sobre bienes estratégicos para EE.UU.