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El Papa invita a comer pizza en el Vaticano a 1.500 pobres tras la canonización de Madre Teresa
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(Foto: Ep)

El Papa invita a comer pizza en el Vaticano a 1.500 pobres tras la canonización de Madre Teresa

domingo 04 de septiembre de 2016, 13:55h

El Papa ha invitado a comer pizza napolitana a 1500 pobres, atendidos por las Misioneras de la Caridad en Italia, el atrio del Aula Pablo VI tras la canonización de Madre Teresa. Según ha informado la oficina de prensa de la Santa Sede, en un comunicado los sin techo invitados proceden de los albergues que las monjas de las Misioneras de la Caridad gestionan en Milán, Bolonia, Florencia y Nápoles y han viajado toda la noche en autobuses para participar primero en la canonización y después en la comida.

El almuerzo será servido por unas 250 hermanas de Madre Teresa, 50 hermanos de la congregación masculina y algunos voluntarios. Las pizzas serán preparadas por una pizzería napolitana con su equipo de casi 20 personas y con el equipamiento móvil formado por 3 hornos.

El Papa ha arrancado los aplausos de los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro para asistir a la ceremonia de canonización de la Madre Teresa de Calcuta con una frase improvisada en su homilía. "Seguiremos llamándola madre de manera espontánea".

Antes, el Pontífice ha destacado su fuerza al imponer "su voz a los poderosos" de la tierra, para que reconocieran sus "culpas" ante los "crímenes de la pobreza" creada por ellos mismos.

Francisco ha recordado que la Madre Teresa de Calcuta estuvo "a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada".

"Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz. La misericordia ha sido para ella la 'sal' que daba sabor a cada obra suya, y la 'luz' que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento", ha indicado.

Asimismo, ha destacado su lucha contra el aborto y ha recordado que siempre decía que "el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre".

La Reina, de blanco

Encabezando la delegación española en la solemne ceremonia, estaba la Reina Sofía que ha llegado a sus asientos situados en las primeras filas de la plaza de San Pedro a la izquierda del altar con un vestido blanco y sin mantilla. Antes de comenzar la solemne ceremonia, Doña Sofía ha saludado a varios representantes de las delegaciones oficiales que también están presentes.

La Reina Sofía se acogió a la dispensa papal que permite que las reinas católicas vistan de blanco, un privilegio que sólo unas pocas mujeres tienen el mundo. Sólo las reinas de esta religión pueden vestir de blanco ante el pontífice, mientras que los presidentes, ministros y demás personalidades que tengan encuentros con el máximo responsable de la Iglesia católica deben hacerlo de riguroso negro.

Según han informado fuentes de la Casa Real, la Reina que ha elegido un atuendo "sencillo", lleva una medalla que le regaló en vida la Madre Teresa con la insignia de las Misioneras de la Caridad. La delegación española la completan la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.

Francisco ha valorado la figura de la monja albanesa que recibió en 1979 el Premio Nobel de la Paz, como la "incansable trabajadora de la misericordia" y ha pedido que ayude a los cristianos a comprender que el "único criterio de acción" de la Iglesia debe ser "el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión".

"Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres", ha señalado Francisco en la homilía de la canonización.

"Hoy entrego esta emblemática figura de mujer y de consagrada a todo el mundo del voluntariado: que ella sea vuestro modelo de santidad", ha agregado.

En este sentido, el Papa ha querido evidenciar que la vida cristiana "no es una simple ayuda que se presta en un momento de necesidad". "Si fuera así, sería sin duda un hermoso sentimiento de humana solidaridad que produce un beneficio inmediato, pero sería estéril porque no tiene raíz.

Por el contrario, el compromiso que el Señor pide es el de una vocación a la caridad con la que cada discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida, para crecer cada día en el amor", ha evidenciado al respecto.

El papel de los voluntarios

Sin embargo, ha realzado la labor de los voluntarios y su "servicio escondido, humilde y desinteresado". "Este loable servicio da voz a la fe y expresa la misericordia del Padre que está cerca de quien pasa necesidad", ha indicado.

Además, ha dicho que el seguimiento de Jesús es un compromiso "serio" y al mismo tiempo "gozoso" porque requiere "radicalidad y esfuerzo" para reconocer al divino Maestro en los más pobres y ponerse a su servicio. "Por esto, los voluntarios que sirven a los últimos y a los necesitados por amor a Jesús no esperan ningún agradecimiento ni gratificación, sino que renuncian a todo esto porque han descubierto el verdadero amor", ha resaltado.

Y ha agregado: "Igual que el Señor ha venido a mi encuentro y se ha inclinado sobre mí en el momento de necesidad, así también yo salgo al encuentro de él y me inclino sobre quienes han perdido la fe o viven como si Dios no existiera, sobre los jóvenes sin valores e ideales, sobre las familias en crisis, sobre los enfermos y los encarcelados, sobre los refugiados e inmigrantes, sobre los débiles e indefensos en el cuerpo y en el espíritu, sobre los menores abandonados a sí mismos, como también sobre los ancianos dejados solos".

Finalmente ha concluido la homilía comentando que la Iglesia debe estar "donde haya una mano extendida que pide ayuda para ponerse en pie".

La misa en latín estuvo precedida por la coronilla de la Divina Misericordia, que se recita empleando el rosario, y por cantos interpretados por el coro oficial de la Capilla Sixtina. El acto ha comenzado con el canto de la Letanía de los Santos y, a continuación, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, ha hecho tres peticiones al Pontífice para que inscriba a la beata Teresa de Calcuta en el libro de los Santos. Primero lo pide con "gran fuerza", una vez más con "mayor fuerza" y, por último, con "grandísima fuerza".

A continuación, el Santo Padre ha ejercido toda su autoridad como cabeza de la Iglesia universal a través de una oración y ha pronunciado la fórmula de canonización: "En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santa a Teresa de Calcuta".

Y ha concluido: "En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Después, se ha llevado hasta el altar la reliquia de la beata.

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