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La cirugía refractiva con láser, la técnica cuyas bases puso Einstein

La cirugía refractiva con láser, la técnica cuyas bases puso Einstein
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jueves 30 de junio de 2022, 17:55h

Vamos a empezar este artículo con una sencilla pregunta que tiene visos de adivinanza: ¿sabes qué tienen en común problemas como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía? Pues que todos ellos son errores de la refracción. Pero ¿qué quiere decir esto exactamente? A priori pocos sabrán a qué nos referimos exactamente, pero lo desvelaremos sin demora en las líneas que siguen.

Así, cuando hablamos de un error o defecto de la refracción nos referimos exactamente a los problemas de visión que se producen cuando la forma del ojo no permite enfocar correctamente. Esta dificultad podría explicarse por varias razones como la longitud del globo ocular, que puede ser más largo o más corto de lo normal, cambios en la forma de la córnea o por el simple envejecimiento del cristalino.

En líneas generales, podemos realizar la siguiente clasificación de situaciones en las que se produce un defecto en la refracción:

  • Miopía: la persona ve correctamente de cerca, pero su vista es borrosa a una cierta distancia.
  • Hipermetropía o hiperopía: la visión de lejos resulta nítida, pero borrosa cuando tratamos de enfocar a escasos metros.
  • Astigmatismo: en el que la persona padece problemas de enfoque causados por la forma de su córnea.
  • Presbicia o vista cansada: que es la pérdida de la capacidad de enfoque de los objetos cercanos debida al propio envejecimiento del cristalino.

Ante tales problemas, no queda otra alternativa que optar por el empleo de unas gafas o unas lentillas, que corrigen de manera eficaz los errores de la refracción. No obstante, cada vez se recurre más a la cirugía refractiva con láser que es una posibilidad que está ganando popularidad entre las personas afectadas por los citados problemas en la vista.

Lo cierto es que esta clase de intervenciones llevan décadas entre nosotros y, a pesar de que al principio recelábamos de sus resultados, cada vez nos convencen más. Así, ​​el desarrollo de la tecnología del láser (light amplification by stimulated emission of radiation, por su acrónimo en inglés) se debe al trabajo de figuras de renombre de la física como Max Planck, Niels Bohr y Albert Einstein, pero ninguno de ellos imaginó que tal invención tendría futuro en el campo de la cirugía ocular.

No obstante, apostar por una intervención con láser requiere previamente la realización de pruebas como una exploración del ojo del paciente, que nos servirá para conocer el estado de los anexos oculares, así como la córnea, el iris o el cristalino. Pero también será necesario complementar estas pruebas con exámenes adicionales como una tonometría que permite descartar enfermedades como el glaucoma y que, desde luego, desaconsejarían realizar una cirugía refractiva.

A todas estas pruebas se suma la graduación de la vista, una valoración de la agudeza visual, un examen del fondo del ojo o una topografía corneal para asegurarnos de que la córnea está sana y que el especialista podrá llevar a cabo la intervención sin dificultad alguna.

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