Lucha contra la obesidad infantil: de las reuniones a la acción

Un marco integral para reducir la obesidad infantil en la UE. Bajo este lema y coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Alimentación, expertos de todas partes del mundo se dieron cita en Palma. Enmarcada en la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, la Reunión de Alto Nivel sobre Obesidad Infantil volvió a poner en agenda la necesidad de fomentar estilos de vida saludables con el fin de revertir la prevalencia de la obesidad, especialmente entre la población infantil.

Se trata de un asunto de especial relevancia para España, uno de los países de la UE con mayor prevalencia de obesidad, con cerca del 18%, según cifras del Estudio PASOS presentado por la Fundación Gasol. El último informe da cuenta de un deterioro generalizado en el estilo de vida de niños y adolescentes españoles, algo que se ve reflejado en las cifras. La prevalencia de exceso de peso en niños y adolescentes en España alcanza al 33,2%, mientras que la obesidad afecta al 11,6% de ellos. A su vez, el 1,5% sufre obesidad severa.

Los datos son inquietantes y es por ello que desde el Ministerio de Sanidad piden colaboración a la hora de cumplir con el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil. A través de dicho programa, el Gobierno busca reducir las tasas de sobrepeso y obesidad infantil y adolescente en un 25% durante la próxima década. Un objetivo ambicioso que engloba también el desafío de reducir la morbilidad y mortalidad derivadas de las enfermedades crónicas.

Tal y como lo ha explicado durante la reunión en Palma, Pau Gasol, presidente de la Gasol Foundation, las medidas y soluciones a los problemas complejos como este “no se encuentran, se construyen”. Es por ello que, como lo ha dicho el exjugador, las instituciones, tanto públicas como privadas, deben saber qué rol jugar para aportar ideas y así cooperar a favor de estos objetivos.

Algunas de las iniciativas mencionadas durante el encuentro en la capital balear fueron aquellas destinadas a poner fin al sedentarismo infantil como por ejemplo, la dinamización de los patios y la apertura de las instalaciones en los centros escolares durante las horas no lectivas, con el fin de fomentar la actividad física. También se abordaron formas de promover hábitos saludables de una manera integral para así generar un ambiente sano. Para ello, el ministro de Sanidad, José Miñones, recordó la importancia de la “cultura de la prevención” que permita crear un entorno que potencia hábitos de vida saludables en el que la alimentación, el descanso y el bienestar emocional juegan un rol fundamental.

Si bien las políticas de alcance nacional son sumamente importantes, también lo son las iniciativas coordinadas a nivel europeo. Como bien lo ha recordado el ministro Miñones, la obesidad infantil es “uno de los problemas de mayor calado de los próximos años en la UE”. En sus palabras, la respuesta frente a la obesidad infantil debe ser abordada a nivel europeo y ha exigido al Comité Económico y Social Europeo que reconozca la urgencia y la importancia de la lucha frente a la obesidad infantil.

Exigir medidas no solo a nivel europeo y una visión integral es lógico, aunque la realidad ha demostrado que en algunas ocasiones, intentar imponer una misma regla no es lo que mejor funciona para todos. Como ha sido el caso del controvertido etiquetado nutricional que buscaba fomentar hábitos alimentarios saludables. Este proyecto europeo está actualmente bloqueado y al parecer así se mantendrá. Probablemente esto sea una buena noticia, teniendo en cuenta que uno de los modelos que se tenía en cuenta para ser adoptado de manera armonizada en la UE, el francés Nutri-Score, fue revelando sus fallas.

Más allá de las disputas sobre la mala clasificación que obtienen los productos típicos españoles y tan importantes dentro del régimen alimentario mediterránaeo, como es el caso del aceite de oliva, otros detalles sobre el NutriScore alarmaron a los expertos. Este modelo que se presentó originalmente como una herramienta para impulsar la reformulación de alimentos, fue acusado de ser un modelo trampa que permite a los industriales blanquear la imagen de productos con azúcares añadidos que quedan escondidos bajo clasificaciones positivas. Muchos de los ejemplos que nutricionistas y expertos dieron a conocer, eran precisamente de productos para niños, como es el caso de los cereales de desayuno.

La Presidencia del Consejo de la UE hubiese sido una buena oportunidad para posicionarse en contra de éste y cualquier sistema o herramienta que ponga en riesgo la promoción de hábitos saludables. Sin embargo, con ésta llegando a su fin próximamente, se está acabando el plazo para que España presente medidas y planes concretos, como han exigido las autoridades, a la hora de luchar contra la obesidad infantil. Con las cifras en rojo, las reuniones de alto nivel quedan cortas a la hora de debatir sobre esta problemática que exige más bien un plan de acción urgente.