Dos grandes músicos como Philippe Jaroussky y Thibaut García presentan 'Á sa guitare', su primer disco juntos (vea y disfrute con el vídeo)

Mezcolanza perfecta y más que atractiva la de Jaroussky, con una maestría técnica que le permite los más audaces matices y espectaculares pirotecnias vocales, y Thibaut García, un artista en pleno auge que, después de ganar varios concursos internacionales y ya es comparado por la crítica con los grandes guitarristas del pasado. No es de extrañar que en À sa guitare' (Warner Classics/Erato, 2021), ambos arriesguen y den un paso más en su carrera.

Porque, apuestan por salir de sus registros habituales para crear un álbum que mezcla diferentes estilos: además de música clásica, los artistas se atreven con la mítica Alfonsina y el mar del argentino Ariel Ramírez; la conocida canción brasileña Manhã De Carnaval de Luiz Bonfá; o las populares Anda, jaleo de Federico García Lorca y La cumparsita de Matos Rodríguez.

El disco, que toma su nombre de un tema del compositor francés del siglo XX Francis Poulenc, también incluye obras de Granados, Mozart o Fauré, conformando un conjunto asombrosamente variado y colorido, tanto cultural como estilísticamente, y que podrá disfrutarse el sábado 18 en la Sala Roja de Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid.

Cuatro siglos de compositores

Sus 22 canciones abarcan 400 años y música de compositores de Francia, Gran Bretaña, Austria, Italia, España, Brasil, Argentina y Estados Unidos. Todo un reto para el primer álbum que Philippe y Thibaut presentan juntos, en el que han tenido que adaptar varios temas a las peculiaridades de la exquisita voz de un contratenor y el sonido – unas veces sutil y armonioso, otras enérgico y vibrante- de la guitarra.

Jaroussky abarca un repertorio extremadamente amplio dentro del campo barroco, desde los refinamientos del XVII con compositores como Monteverdi o Rossi hasta la impresionante destreza de Händel o Vivaldi. Su sorprendente coloratura de voz, sumada al virtuosismo a la guitarra de Garcia, hace que ambos formen el tándem perfecto para ofrecer un espectáculo incomparable: la extraordinaria habilidad del guitarrista es digno contrapunto del contratenor, que presta la belleza de su voz a las potentes líneas vocales.