La Fiscalía de Berlín ha puesto fin a las investigaciones contra el líder de la banda de metal industrial alemana Rammstein, Til Lindemann.
Las investigaciones fueron iniciadas a raíz de varias acusaciones que le vinculaban con presuntos abusos sexuales y violaciones a fans que acudían a sus conciertos y que eran presuntamente sedadas o drogadas para someterlas.
Los abogados de Lindemann destacaron siempre que, a pesar de las numerosas denuncias que circularon en los medios y redes sociales, ninguna mujer presentó formalmente una acusación sustentada ante las autoridades. Esta ausencia de denuncias fue un factor determinante para la Fiscalía, que consideró que no existían pruebas contundentes que respaldaran las acusaciones contra el artista.
En este sentido, la Fiscalía afirmó que no se encontraron evidencias que respaldara la alegación de abuso sexual por parte de Lindemann. Además, tampoco se hallaron pruebas que sustentaran la acusación de que el cantante había drogado a mujeres con el fin de coaccionarlas o abusar de ellas, ni que hubiera aprovechado su posición de poder en relación con parejas menores de edad.
Así comenzó el escándalo
Una conocida influencer de 21 años contó cómo fue invitada a una fiesta posterior al concierto de la banda, con la expectativa de encontrarse con otras personalidades famosas. Sin embargo, se vio encerrada en una habitación llena únicamente de chicas jóvenes, algunas de las cuales parecían estar bajo influencia de alguna droga.
Las investigaciones se iniciaron en junio, cuando surgieron informes en la prensa relacionados con estas acusaciones. La primera persona en presentar su testimonio público fue Shelby Lynn, una chica norirlandesa, quien acusó al músico de haberla drogado y agredido sexualmente tras un concierto en Vilna, Lituania, en mayo.
Varias jóvenes se sumaron a esas mismas denuncias, compartiendo historias similares con los periodistas, aunque no formalizaron dichas acusaciones ante las autoridades judiciales. Según los testimonios recopilados, se sostenía que Lindemann y su equipo seleccionaban a fans que se encontraban en las primeras filas de los conciertos, siendo fotografiadas o grabadas por su staff para, supuestamente, ser invitadas a posteriores fiestas privadas, como si de un casting de bellezas se tratara.
La Fiscalía de Berlín actuó de oficio, es decir, inició la investigación independiente ante las sospechas de posibles delitos, sin requerir una denuncia formal de alguna presunta víctima. Durante todo este proceso, Til Lindemann mantuvo una postura firme en la que defendió su inocencia, y sus abogados reiteraron en varias ocasiones que todas las denuncias eran infundadas.
Las autoridades lituanas habían rechazado abrir una investigación en relación con las acusaciones surgidas en torno al concierto en Vilna, argumentando falta de pruebas.
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