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Belén López comparte su experiencia

Mi cáncer de mama y yo: 'Puffffff...'

Mi cáncer de mama y yo: "Puffffff..."

Perdón por retrasarme en esta entrega aunque si sé antes que iba a escuchar tantas veces la “pregunta total” (perteneciente o relativa a la idiosincrasia del hablar en galicia y que consiste en realizar una demanda compleja con sólo una palabra y teniendo la certeza de que tu interlocutor sabe de lo que hablas), es decir: - Belén… ¿qué?..., me habría pulido el ego mas amenudo con mis retrasos.
Estaba únicamente experimentando lo que es vivir sin química, cosa que no pasaba desde hacía unos seis meses... suuuuube... baaaaja... suuuuube... vuelve a bajaaaarr, y así “sustantivamente” como decía el señor mal hablado de Gomaespuma, y en estas, se me complicó con el preoperatorio, regulares noticias y la operación.

Hace algo más de un mes que acabé la quimio y mi cabeza y cuerpo comenzaron a volver a su sitio poco a poco, es una auténtica liberación cuando a tu ánimo no lo dominas más que tu (aprovecho para dejaros un enlace que me mandó mi amiga Ana cuya esencia me parece genial: http://vimeo.com/12579154).

Mi última sesión fue la prueba más clara de que se me desgasta la positividad, por un lado estaba contenta pues era el fin de una etapa, pero por otro, y a pesar de la ilusión que me hizo la caja de bombones de Susana, antes de entrar al hospital me enteré de que la causa de una quemadura que tenía una paciente en la mano había sido una gota de quimioterapia “al viento” y me impresionó muchísimo, eso lo llevo yo por las venas y ni siquiera si te rocías de amoniaco la piel te produce una erosión tal, conclusión:- ¡llevo por las venas algo peor que amoniaco! Y sigo sin entender tantas cosas en pleno siglo XXI…

El Linfedema también llegó a mi vida. Una hinchazón de mano y brazo debido al mal funcionamiento del sistema linfático desde la extracción de tres de mis ganglios, y que, como todo cuando hablamos de cáncer, puede ser para siempre, o no, o no aparecer nunca o que sea intermitente o todo lo contrario.

El cirujano me recomendó que comenzara a recibir masajes y, aunque a la oncóloga creo que no le hizo mucha gracia hasta que pasara mi operación, hice caso al primero pues parece ser que esa sustancia que no drena bien el sistema y se acumula fuera de sitio, puede endurecerse, cronificándose con el paso del tiempo, y, aunque mi honrado masajista me asegura que eso pasa tras muuuucho tiempo, yo quiero comenzar a ser previsora. He decidido cambiar el tatuaje de mi frente con la frase de Man Ray, que tan bien me caracterizaba hasta ahora: “despreocupada pero no indiferente” por la de “preocupada lo justo con previsión”…

Y cuando una ya cree que lo que queda es un cortecito mientras duerme, unos rayitos en la zona y a correr….no….

Cuando entro en la consulta del cirujano para hablar de la operación, le veo con cara de póker mirando el ordenador. Me dice que en la resonancia primera me detectan un satélite, además del quiste inicial pero no se informa nada más…..de ese informe depende una mastectomía o no. Al día siguiente me hago otra resonancia, al siguiente una mamo y una eco de la zona y, efectivamente se confirma que el quiste principal se redujo pero ese, que es muy pequeño, está igual que al principio y me lo intentan analizar por medio de una biopsia complicada pues es enano y no se llega bien a él para tomar la muestra.

En la siguiente consulta con el cirujano está con otro colega y me comentan que aún no saben el resultado de la biopsia, pero me van a quitar en la operación los dos “inquilinos” únicamente, pues parece que es posible tras mucho estudiarlo. También me informan del riesgo general de que cuando la mama se conserva, exista la posibilidad, en un 10% de los casos de que haya que intervenir de nuevo y quitarla… pero eso no me va a pasar.

El día anterior a la intervención, te marcan con unos alambres dónde están las zonas de ataque, por lo que me fui a casa bastante incómoda.

El día 16 llegué muy tempranito al hospital, me dieron una habitación, y sobre las nueve entré en el quirófano. Estaba súper nerviosa y deseando que me anestesiaran, no sabía yo lo que decía, tuve una muy mala experiencia de la que no pude hablar hasta pasadas bastantes horas, mi cuerpo se durmió y mi cerebro no durante unos segundos… no podía hablar para decirlo pero al querer moverme mi cuerpo se convulsionó… no, juro que no fue un sueño, y menos mal que al momento, noté una gran presión en el cerebro y ya no recuerdo más hasta el despertar con el reconfortante: - Belén, ha salido todo bien… del cirujano.

Pero yo estaba destrozada, angustiada, vomitando…y creo que en reanimación me dieron el botiquín completo pues yo tenía de todo. Nunca en mi vida me había sentido tan mal. Esa noche comencé a hablarlo con Sonia y mi hermana, y al día siguiente con la mejor persona y enfermera del mundo, Elena, y me fui animando.

En 24 horas me dieron el alta y ahora, cuatro días después, me dirijo al hospital a que me miren un poquito, y, con algo de suerte, me suelten el desagradable drenaje, ya os contaré.

Siento mucho no haber sido más positiva en este artículo, estoy bien pero algo cansada y con la sensación de que esto no se acaba.

Al menos tengo muy claro que en lo principal soy la más afortunada, los y las profesionales que me rodean siempre (con permiso del anestesista) son insuperables, y me siento apoyada y querida por mucha gente de una calidad humana tan especial que me dan la mano, soportan y enseñan cosas maravillosas cada día. Yo ya no sé cómo darles las gracias.



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