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24 horas de infarto que conmocionaron a los españoles

Así fue la presión a España para obligarla a pedir la intervención

Así fue la presión a España para obligarla a pedir la intervención

> Juego sucio de Alemania y el BCE, que temen el resultado de las elecciones de Grecia

sábado 09 de junio de 2012, 14:12h
Doble juego, dobles palabras y doble moral: Alemania y el Banco Central Europeo querían que España solicitara cuanto antes la intervención a su sector bancario. Tanto Merkel como Graghi temen a los resultados de las elecciones de Grecia convocadas para el próximo domingo, 17 de junio, bajo la previsión de que no sólo no resolverán nada, sino que agravarán el problema de la Eurozona. Así las cosas, pusieron en marcha un mecanismo de rumores y desmentidos, acompañado de presión directa de los principales líderes europeos y mundiales, para doblegar la voluntad del gobierno de Rajoy de esperar a los resultados de las auditorías a la banca. España tuvo que plegar velas.
Cada día menos soberanía. Cada día más 'hombres de negro' preparan sus maletas y buscan residencia en España. Cada día el Gobierno de Mariano Rajoy manda menos. La última es la decisión de adelantar la petición de rescate a la banca española por una cantidad similar a la que ha dicho -¿impuesto?- el Fondo Monetario Internacional (FMI) de 40.000 millones de euros -más otros 40.000 que deberán salir de los bancos españoles-. También el FMI se prestó a un juego de acoso y derribo contra la voluntad española de retrasar el rescate hasta el último momento.

En las últimas 24 horas todos han jugado en contra del gobierno español, siguiendo las tesis de la canciller alemana, Angela Merkel, y del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Y todos han tocado al ritmo que ha impuesto Alemania para obligarnos a una intervención que para muchos especuladores significará una fuente ingente de ingresos extra, y para otros resultará una cesión de soberanía española, que se verá abocada a desmantelar más rápida y violentamente aún su pequeño Estado de Bienestar.

La cadena de presiones se inició hace una semana, cuando la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en una salida a la desesperada se fue a Nueva York a mantener encuentros con el FMI y hasta con el selecto "Club Bilderberg". ¿No le comunicaron a Sáenz de Santamaría las conclusiones a las que ya había llegado el FMI sobre España? ¿Esa cifra de 40.000 millones de euros y de la necesidad de una intervención inmediata? ¿Y qué le dijo el 'ezquisito' "Club Bilderberg", reunión de la que se ha negado a hablar la número dos del Gobierno? Hay quien mantiene que en ese club le dijeron que quisiera o no quisiera España tenía que ser intervenida, y que ello, claro, acarrea compromisos que suponen pérdida de 'más' soberanía... y menos Estado de Bienestar.

Aún así el Gobierno de Rajoy se resistía. Su equipo económico, empezando por los ministros Luis de Guindos y Cristóbal Montoro y terminando por el director de su oficina económica, Álvaro Nadal, establecieron un calendario: la banca española, tras el escandalazo de Bankia, estaba abocada a la intervención, pero había que pedir el rescate en sus plazos justos; es decir, una vez que el FMI publicara su informe -se había pactado la fecha del lunes 11 de junio-, y que los dos auditores privados concluyeran los suyos, el día 21. Después se adoptaría una decisión.

Pero las cosas no fueron como se esperaban: el crecimiento de la prima de riesgo en España alarmó a la eurozona y las presiones para un rescate inmediato arreciaron. Rajoy no se doblegaba, y el jueves, en rueda de prensa conjunta en Moncloa con el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, afirmaba categóricamente que los plazos del Gobierno se mantendrían: no se tomaría una decisión en tanto se conocieran los informes pedidos. Pero esos informes tenían que llegar después de las elecciones griegas, y toda la UE piensa que la situación empeorará después de esos comicios. La idea era que España pidiera ya el rescate.

La luz roja se encendió en las principales cancillerías y nadie duda -no, al menos, las fuentes consultadas por Diariocrítico- que a partir de ahí Alemania y el BCE pusieron en marcha una estrategia de presión que pasaba por lanzar la piedra, esconder la mano y esperar resultados. Y la presión ha hecho efecto.

En primer lugar, pocas horas después de que Rajoy hubiera hablado el jueves, a primeras horas del viernes 'alguien' filtraba a la agencia Reuters y luego a Bloomberg que este sábado se iba a reunir el Eurogrupo en una videoconferencia. Naturalmente, la convocatoria no se había producido y llegaron los desmentidos: por parte española, el propio Ministerio de Economía y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría negaban que se hubiera convocado ninguna reunión. Horas después el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, desmintió  a través de su portavoz que hubiera una reunión prevista para este sábado por videoconferencia para discutir sobre la situación del sector bancario en España.

Pero la piedra ya se había lanzado, y las poco convincentes palabras de Sáenz de Santamaría en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, sumado a que la primera de riesgo -que primeramente había bajado- volviera a subir escandalosamente, animaron aún más los rumores y ejercieron una prisión intolerable sobre el Ejecutivo español.

Como continuación de estos acontecimientos, entró en acción el presidente norteamericano, Barack Obama, diciendo desde Washington que había que actuar cuanto antes -en la Unión Europea- para que la situación no empeorara. Pese a las flores que lanzó a las reformas emprendidas por Rajoy, las palabras de Obama se interpretaron como de auténtico apremio a pedir un rescate. Y acto seguido fue la propia canciller alemana, Angela Merkel, la que, sin acuciar directamente a España, sí lo hizo indirectamente en declaraciones públicas al 'indicarle' nuevamente a Rajoy que los mecanismos previstos de seguridad están listos para actuar, pero que tenían que solicitar el rescate los países que lo necesitasen; es decir, España.

Y para hacer más presión aún, y vencer las últimas resistencias, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Vitor Constancio, admitía a primeras horas de este sábado desde Portugal que la petición de un rescate financiero por parte de España podría realizarse este mismo sábado, aunque incidió en que el Gobierno español es quien debía tomar esa decisión.

Sumándose a esta cacería contra Rajoy y el sistema bancario español, el jefe del Banco Central alemán, Jens Weidmann, lanzaba también este sábado su piedra, urgiendo a España a pedir un rescate para la banca: "[España] debería usar los instrumentos que han sido creados para ello".

Finalmente, y ante el cariz -provocado- que estaba tomando la situación, el propio presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, convocó la videoconferencia que él mismo había negado 24 horas antes que estuviera convocada: claro, no estaba convocada el viernes, cuando desmintieron a Reuter la noticia que ellos mismos le habían facilitado, sino que 'estaba prevista su convocatoria' después de que las presiones colocaran a España ante el sí o sí. La pregunta, al final, es obvia: ¿Quién gana de verdad con esto? ¿Alemania, su banca, los especuladores...? ¿Qué habló Sáenz de Santamaría con el FMI y con los 'exquisitos' del Club Bilderberg? ¿Mintió Rajoy el viernes, o simplemente es el convidado de piedra en este melodrama?


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