Mañana, día
13 de Marzo, se entrega el 25 premio de poesía de la Fundación Loewe, y su
presidente, Enrique Loewe, anunciará
que le pasa el testigo, como Directora, a su hija Sheila Loewe.
En estos
veinticinco años han pasado muchas cosas, claro. La firma Loewe, que ha sido un
buque insignia de la moda española, ha cambiado de manos: si viéramos su
historia, veríamos la Historia con mayúsculas, de la artesanía familiar a la
globalización. Por sus pasos. Y podríamos ver también algo un poco excepcional:
cómo un sello comercial interviene directamente en el gusto artístico y
literario, y no sólo en lo que podríamos llamar "su negocio", que también. La
Fundación Loewe, que empezó mecenando
música, patrocinando conciertos y becando a músicos, decidió enseguida ocuparse
de la pariente pobre de la
literatura: la poesía. Enrique Loewe
instituyó en 1987 el premio mejor dotado de este país para ese género que casi
nunca lo tiene, y se rodeó de los mejores para garantizar una calidad que nadie
discute. La prestigiosa colección Visor
de Poesía, publicaría los libros premiados -y me consta que Jesús García Sanchez tuvo mucho qué ver con el origen del premio-
y un jurado de poetas que presidió Octavio
Paz hasta su muerte, decidiría. Nombres como Francisco Brines, Carlos
Bousoño, Antonio Colinas o Luis Antonio de Villena, son lo
bastante significativos. Bueno, este año Juan
Vicente Piqueras lo recibe por su libro
Atenas, en el transcurso de un almuerzo, que ya es tradición.
El premio Loewe -que es como se le conoce
en el mundillo- quería dos cosas: reconocer obra ya cuajada, y descubrir nuevos
poetas. Por eso había un premio especial a menores de treinta años, en caso de
que el premiado los hubiera dejado atrás. Y ha ido, siempre a libros inéditos,
a poetas ya reconocidos en su momento, y ha descubierto otros. Algunos han
hecho doblete, como es el caso de Vicente Gallego o Carlos Marzal, que por cierto presenta, también mañana, por la
tarde, La arquitectura del aire, su
último libro, publicado por Tusquets, en la Librería Rafael Alberti. Y, desde el primero, que fue para Juan Luis Panero, al último, de Juan Vicente Piqueras, son muchos los
nombres punteros de la poesía española los que lo tienen: así, de memoria, Jaime Siles, que fue el segundo, y Jenaro Talens: los dos se incorporarían
posteriormente al jurado; Guillermo Carnero, José María Alvarez, César
Simón, Joaquín Pérez Azaústre, Bernardo Schiavetta, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes....
Al Loewe se
le han hecho muchas críticas: ya se sabe que en el mundo de la poesía, en el
que sólo excepcionalmente corre el dinero, y este es uno de los pocos premios
sustanciosos, si vale mucho el prestigio, y si corre mucho la.... maledicencia. Los
poetas tienden al sarcasmo, y vuelan, incruentas según y cómo, las cucharas
afiladas, como en la cárcel. Yo sólo le hago una: en 25 años, sólo una mujer lo
ha recibido, Cristina Peri Rossi por
PlayStation, en 2008. A ver: no es
que crea que en estas cosas valgan los cupos, como en política, que sí. Pero es
un poco cantoso, no?
No le hago
críticas, igual porque siempre lo he considerado un poco mío, igual porque
colaboré con Enrique Loewe en las
primeras ediciones de su fiesta de la poesía, cuando era una bulliciosa cena.
Hoy escribo esto, cuando habrán empezado a leer muchos de sus premiados en el
Instituto Cervantes, como celebración de ese cuarto de siglo. Y la verdad, me
da mucha pena que se retire Enrique, aunque me alegra que Seila Loewe, a la que he conocido de niña, siga sus pasos. Es lo
que nos va pasando.
- Ediciones anteriores de 'Lágrimas de cocodrilo'
