Hoy si arranca la Feria del Libro de Madrid. Con sus novedades publicitadas, y con las menos publicitadas, y con sus actos y eventos. A señalar, el II Foro del Club de Emprendedores, dedicado y destinado a los jóvenes editores, y a celebrar el día 5, es muy importante para esta columna y para este diario. Y con los libros de todo el año, por lo menos.
Porque como
creo en el sector -¡el libro rules!-
y sabemos que en ninguno como en éste, la imaginación y el tesón lo explican casi todo.... Por eso creo
que hay un futuro para los que empiezan con ganas. Como lo hubo para otros, y
lo sabemos por sus memorias. Por ejemplo, las de Bennett Cerf, tituladas Llamémosla
Random House, y que cuenta su experiencia de fundador de lo que luego sería
el coloso que conocemos. La presenta en la feria Trama Editorial, que dedica
toda una colección, Tipos móviles, a la edición, los editores y el libro. Ahí
han salido desde las Conversaciones con Giulio
Einaudi, a las memorias de Diana
Athill, el diario de Marco Cassini,
las memorias de Jean-Jacques Pauvert....
Todos ellos, como Carlos Barral, como
Mario Muchnick, como Jaime Salinas, como Jorge Herralde, como André
Schiffrin, han dejado en libro su historia con los libros.
Y a mí me
gustaría que las fuera escribiendo Silvia
Pérez Trejo, ya ves, que el otro día le cambié el nombre, y que es una
emprendedora de los pies a la cabeza. Ella, que llegó de la Argentina hace unos
pocos años, se inventó la editorial Imagine, a partir de un proyecto de
comunicación y relaciones públicas, lo que fue el Transcantábrico cultural, el tren, lleno de escritores y
periodistas, que recorrió mi
querida cornisa cantábrica. Pero después
fue el barco que hizo el Xacobeo, de Valencia a Villagarcía de Arousa, y
enseguida los premios Llanes de Viajes, y ahora el proyecto "Hijos de Mary Shelley", con Ambito
Cultural, del que hablaremos otro día. Y
que todavía no sé si va de libros o de documentales, o de las dos cosas, porque
en los dos medios están Silvia e
Imagine. Si, como la inmortal canción de
John Lennon.
Se abre hoy,
por fin, la feria, con el magnífico cartel de Juan Gatti que ilustra esta columna. Juan Gatti es de los que, desde 1980 en que se afincó en España
tras pasar unos años por Nueva York, ha revolucionado el diseño gráfico en este
país, justo cuando había que hacerlo. Y ha hecho moda con los mejores, y la
gráfica de películas con gente como
Fernando Trueba o Pedro Almodóvar,
y carteles como el del Festival Internacional de Cine de Nueva York, y libros
maravillosos como uno que yo me sé. Y este cartel, en el que un libro es una
puerta a la vida y al saber.
Pero hay que
hablar de libros, y a mí se me apilan como se apilarán en el Paraíso del
Retiro. Tengo a medias el de Luis
Goytisolo, Naturaleza de la novela,
último premio Anagrama de Ensayo, un recorrido teórico por ese gran género que
nos representa, en la modernidad, lleno de textos citados para ilustración y
claridad de los lectores, y al que, por lo que llevo leído, se podría haber
referido Félix de Azúa en un
reciente artículo. Acabo de terminar El huevo de oro, la última, aunque no
la mejor, de Donna León, porque el
género policial, Brunetti y Venecia pueden conmigo. La ha publicado Seix
Barral, que acaba de sacar también unas memorias de Jon Juaristi, en las que parece que también salgo.... Y empiezo hoy
mismo La teoría del vaso de agua, de Javier Menéndez Llamazares, editada por
Salto de Página. Sé que Sabina de la
Cruz y Mario Hernández han
concluido la edición de la Obra Completa
de Blas de Otero, que acaba de
aparecer en Galaxia Gutemberg, y en estos días se presenta El último tango en Auschwitz de
Andrés Sorel, bajo el sello de Akal. Me mira el tomazo de Gregorio León, La emperatriz
de Jade, donde según los editores, Algaida, hay "un libro que vale más que
la vida de un hombre", y a mí, según se vea, no me extraña, y me mira también El pequeño guardia rojo, de Wenguang Huang, desde la deliciosa
edición de Libros del Asteroide y la traducción de Juan Castilla Plaza.
Y, para terminar donde empecé, y temiéndome una de
esas serpientes venenosas que se enredan en los manzanos del jardín, voy a leer
con ganas
La traición de los editores,
de Thierry Discepolo -Trama
Editorial- que montó el gran escándalo cuando apareció en Francia a finales de
2011, y que desató las iras de uno de los popes de la crítica literaria
francesa -si quieren, de la crítica literaria a secas- Pierre Assouline, autor de la magnífica biografía de Kahnweiler, el galerista, y de Gallimard, el editor, y de Hergé, el padre de Tintín. Francia,
partida por la mitad. Ya les contaré a qué tejados tira piedras. La Feria, hoy,
no hace más que empezar.
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