El Estado impedirá la 'invasión italiana' en el sector aceitero español participando en el rescate del gigante Deoleo

Queda pendiente de la decisión que tome en las próximas semanas el Consejo de Ministros, según han confirmado fuentes gubernamentales a EL MUNDO. La Sepi ha trasladado al titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, que cuenta con liquidez para afrontar la operación, porque no entrañaría una gran inversión. Deoleo se encuentra en una delicada situación financiera y no sería necesario tomar una costosa participación mayoritaria para tomar el control, ya que bastaría con una inversión inferior a 100 millones de euros para que la Sepi, junto a otros grupos españoles ya presentes -Unicaja y DCoop- tomaran una posición decisiva en Deoleo. Arias Cañete declaró el viernes que había que revisar la situación de liquidez dela Sepi, dependiente del Ministerio de Hacienda, para tomar una decisión ante la necesidad de preservar la españolidad de Deoleo, líder mundial de venta de aceite de oliva.

En el Gobierno aseguran que se van a estudiar distintas alternativas, pero siempre actuando de acuerdo con las reglas del mercado y evitando objeciones de Bruselas a que haya ayudas de Estado. En caso de que el Consejo de Ministros diera mandato a la Sepi para intervenir, no sería inmediato porque el proceso iniciado de venta llevará meses y la incursión puede llegar comprando acciones o suscribiendo una futura ampliación de capital. Los problemas financieros de Deoleo aconsejan un relevo de los gestores. Actualmente, está presidida por Oscar Fanjul, expresidente de Repsol y dirigida por Jaime Carbó, procedente de Ebro. La empresa aún mantiene una deuda superior a 600 millones de euros, muy por encima de su actual valor bursátil. Tiene exceso de activos y vencimientos a corto plazo de 100 millones. También tiene restringido el reparto de dividendos.


Deoleo reduce la plantilla y la deuda para facilitar su venta

Según informa EL ECONOMISTA, la empresa o fondo de capital riesgo que se quede con Deoleo, se encontrará una economía saneada. En el último año, la empresa ha recortado un 20% su plantilla, hasta 734 trabajadores, reduciendo al mismo tiempo su deuda neta en 150 millones, hasta 473 millones. Desde la llegada de Jaime Carbó, la plantilla se ha reducido prácticamente a la mitad, y además ha conseguido amortizar un 19% de sus compromisos bancarios, lo que equivale a reducir la deuda en 135 millones de euros. Lo más importante para los potenciales compradores es que la compañía ha vuelto a ser rentable.