En una semana reducida por la Semana Santa y con pocos indicadores económicos, los mercados tienen puesta su atención en las declaraciones de las autoridades económicas, sobre todo, de las de los bancos centrales. Ayer, las declaraciones vinieron de miembros de la Reserva Federal, en un momento en que empiezan a disiparse los efectos del “mensaje” de política monetaria de la institución tras la reunión de la semana pasada. Por un lado, el presidente de la Fed de Richmond, que aunque no es miembro con voto en las reuniones del comité de política monetaria, si participa en sus discusiones. Conocido por su postura de línea dura en la tarea por evitar que la inflación suba muy por encima del 2%, dijo que la inflación estadounidense avanzaría significativamente después de que se frene la caída de los precios del petróleo. Por otro, el presidente de la Fed de San Francisco declaró que estaría a favor de otra subida de los tipos de interés en la reunión de política monetaria en abril, al destacar un progreso "muy alentador" en la inflación, salvo que haya un fuerte golpe al consumo interno. Según el funcionario, en la decisión de mantener sin cambios los tipos de interés en la reunión de la semana pasada de la Fed lo que más pesó fue asegurarse que la reciente volatilidad financiera global se ha calmado, un enfoque "paciente" que dijo apoyaba. Pero entonces, ¿no venía a decir el comunicado de la Fed que no es previsible que los tipos de interés suban en junio, como esperaban los mercados? ¿Y ahora, algunos miembros hablan de abril? Definitivamente, en los bancos centrales queda recorrido para mejorar la comunicación.