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Pase de pecho de Fernando Adrián a 'Frenoso', de Victoriano del Río.
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Pase de pecho de Fernando Adrián a 'Frenoso', de Victoriano del Río. (Foto: Alfredo Arévalo/Plaza1)

San Isidro: Adrián se merienda a Manzanares y Aguado con un gran toro de Victoriano del Río

viernes 16 de mayo de 2025, 23:01h
En la terna anunciada, uno de los coletudos era el de cotización más modesta, pero a la vez el de mayores éxitos en Las Ventas las últimas temporadas, con muy buenas actuaciones y tres Puertas Grandes. Durante este tiempo, los otros dos, que son mandamases del escalafón, no han dado ni una mísera vuelta al ruedo. Pues bien, el primero se merendó a los compañeros de terna. Pongamos que hablo/escribo de Fernando Adrián versus José María Manzanares y Pablo Aguado, como queda claro con los datos antedichos. El madrileño bordó el toreo ortodoxo y actual pero marró con las armas toricidas frente al único bicorne/bicorne que saltó a la arena, ‘Frenoso’, de Victoriano del Río -que con dos bureles completó la corrida-, lidiado en quinto lugar, porque el resto eran un simulacro ayuno de fuerza, bravura y casta, de las dos divisas de Puerto de San Lorenzo.

Ya Adrián había dejado clara su disposición y hambre de triunfo en el anterior, tan podrido como sus hermanos a excepción del ya mencionado ‘Frenoso’, luciéndose con elegancia al recibirlo por delantales y chicuelinas de mano baja. Pero el animal llegó en estado catatónico a la muleta -también como el resto menos, se iniste, 'Frenoso'- y se acabó la historia. No le importó al coletudo, que además tuvo la suerte de que le correspondiera ese quinto, un buel, cumplidor en varas a secas, con la exigencia de la casta y que, por tanto, pedía el carnet a su matador.

Y Adrián se lo mostró: se hincó de rodillas en el platillo para un arriesgadísimo cambiado, y en pie festoneó, dando distancia al animal, varia series de redondos con la muleta ‘planchá’, mandones, con temple y ligazón. No sólo Adrián, encajado a la par que relajado, cocinaba buen toreo con algunas inermitencias -quizás a falta de un manejo más artístico de la flámula-, sino que en el ruedo había la emoción del bicorne/bicorne y en los tendidos el público se rompía las manos a batir palmas.

Ni el madrileño ni el toro alcanzaron idéntico nivel por lizquierda, por lo que volvieron los redondos, rematados con excelentes pases de pecho muy marcados al hombro contrario, un improvisado molinete y las ajustadísimas bernadinas finales antes de que dos feos pinchazos y tres golpes con el verduguillo le robaran el triunfo que se barruntaba.

El resto fueron unos animales posmodernos, entiéndase suavones, obedientes y blandos, de los dos hierros del Puerto, que suma un nuevo fracaso al de temporadas anteriores, menos el 3º de Victoriano, de similar catadura. Lo escrito líneas arriba, con semejantes piltrafas y/o simulacro, Manzanares y Aguado montaron otro simulacro de toreo, además despegado y abusando del pico, que no vale la pena relatar para que ni cronista ni lectores pierdan el tiempo con esta tomadura de pelo. Una mentira, como tantas cosas de la Fiesta. Menos mal que ‘Frenoso’ y Adrián nos mostraron la cada vez más perdida verdad.

FICHA

Dos toros, 1º y 2º, de PUERTO DE SAN LORENZO; otros dos, 4º y 6º, de LA VENTANA DEL PUERTO. Desiguales de presentación, con 1º y 4º chicos; noblones, mansos, descastados y muy flojos. Dos, de VICTORIANO DEL RÍO, que remendaron la corrida anunciada de las dos divisas anteriores, 3º y 5º, ambos con trapío: 3º noblote, descastado y flojo, y 5º encastado. JOSÉ MARÍA MANZANARES: algunas palmas; silencio. FERNANDO ADRIÁN: silencio; vuelta tras aviso. PABLO AGUADO: silencio tras aviso; silencio. Plaza de Las Ventas, 16 de mayo, 7ª de Feria. Lleno de no hay billetes (22.94 espectadores, según la empresa). Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en conmemoración de Joselito El Gallo, fallecido tal día como hoy en 1920.

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