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San Isidro: excelente toreo a la verónica, por fin, ante una pasarela de inválidos de El Pilar
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San Isidro: excelente toreo a la verónica, por fin, ante una pasarela de inválidos de El Pilar

sábado 27 de mayo de 2023, 23:15h
Han tenido que transcurrir 13 festejos de toreo a pie, 13, para que el pase esencial con el capote, la verónica, tuviera protagonismo continuo por parte de la terna. Loor, pues, sobre todo a Diego Urdiales y Pablo Aguado, aunque también lo intentó Francisco de Manuel. El riojano y el sevillano no sólo torearon como los ángeles en esta suerte, sino que junto al madrileño establecieron una sana competencia en quites, algo que también acontece por primera vez en lo que llevamos de un abono muy vulgar salvo algunos chispazos. Eso sí, como la felicidad en la casa del pobre, aficionado, dura poco, esa competencia sólo se dio en la primera parte de un festejo que echaron a perder la flojera supina de los bicornes, la mayoría morlacones, con dos sin el trapío de Las Ventas, de El Pilar, incluyendo el sobrero de Conde de Mayalde.

El milagro de las verónicas comenzó nada más abrirse de percal Urdiales para saludar al castaño inical. Meciendo su embestida con clase alboreó una serie muy aplaudida, sin que se quedara atrás en su quite Aguado. Ello motivó al riojano que, henchido de sentimiento, no se dejó ganar la partida y volvió a lucirse con nuevas verónicas de alhelí. El segundo episodio con estos lances ocurrió con el siguiente bicorne, ya muy justo de presencia, con el que el sevillano festoneó de nuevo la magia de la verónica con el añadido de realizarlas a cámara lenta.

En este caso la competencia correspondía a De Manuel, quien no se arredró ni echó por el camino fácil de las chicuelinas o las largas, sino por la suerte esencial, aunque lejos del nivel de las alboreadas por su compañero. No acabó ahí la cosa, porque éste no se rindió, sino que volvió a la cara del burel para explotar nuevamente una serie de lances a la verónica con una lentitud de quelonios y cerró con una media de cartel.

Y ahí se acabó el clasicismo de las verónicas, ya que el madrileño sólo brilló en una larga cambiada en el tercero. Y es que, salvo algunos arreboles sueltos, algunas virutas de buen toreo, lo impidió la invalidez de los bureles, que también parecían competir en una especie de pase de moda de caídas. La terna se vino abajo y ya ni lo intentó con el capote, y sí con la flámula en una misión imposible porque fue la catadura común de los seis animales, incluyendo el segundo sobrero -el primero igualmente con el hierro de El Pilar también fue devuelto-.

De modo que sus seis faenas, o lo que fueran aquellos simulacros, fueron un quiero y no puedo de los coletudos en su buena intención de sacar agua de aquellos pozos secos de bravura, casta o nada que se le pareciera ni ofreciera un punto de emoción. Salvo el percance de De Manuel con su primero cuando comenzó su labor muleteril de rodillas, que lo volteó de manera espectacular sin herirle.

FICHA

Toros de El PILAR, cinqueños, serios, cuajados y de impresionantes arboladuras excepto el 2º, de justa presencia; todos flojos, nobles y que no dieron juego. 3ª, segundo sobrero, de CONDE DE MAYALDE, grandón y bastote, también blando, descastado y peligroso. DIEGO URDIALES: ovación con algunos pitos; silencio. PABLO AGUADO: palmas; silencio. FRANCISCO DE MANUEL: vuelta protestada; silencio tras dos avisos. Plaza de Las Ventas, 27 de mayo, 16ª de abono. Casi lleno (22.273 espectadores, según la empresa).

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