Crítica de la obra de teatro 'Amadora': trabajo, sacrificio, entrega y servicio, pero ¿a cambio de qué?

El 41º Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid ha reunido en escena a dos creadoras, cuando menos singulares. Miren Iza, alma del grupo musical Tulsa -uno de los máximos exponentes del llamado en España pop de autor-, y por otro a María Velasco, escritora, dramaturga, productora y directora escénica. Juntas han levantado ‘Amadora’, que ha podido verse durante unos días en la Sala Verde de los Teatros del Canal.

Sus miradas, sus voces, sus sensibilidades se han unido para hablar del pasado, de sus madres (en las que, por otro lado, se pueden reconocer las madres de todos), para ver qué puede quedar de ellas en las madres del presente y del futuro. El experimento, equidistante de un montaje teatral y de un concierto musical, no es exactamente ni lo uno ni lo otro, aunque mantiene características de ambos géneros. En ‘Amadora’ pueden escucharse músicas con toques de actualidad junto a monólogos que ponen “el foco en aquellas mujeres atrapadas en lo invisible, universalmente necesitadas e ignoradas, que reclaman de manera indirecta, con dolores, tensiones y ansiedad, el respeto que se les ha negado”, como dicen las autoras de la propuesta. Y seguro que en esa definición se reconocen fácilmente nuestras madres o nuestras abuelas. Ellas son las verdaderas protagonistas de ‘Amadora’.

Claro que hay tres actrices que dan cuerpo y voz con tanta gracia como amargura a todas esas tradicionales problemáticas vividas en familia, y en su mayor parte con zapatillas de andar por casa: Socorro Anadón, Celia Bermejo y Carmen Mayordomo. Las canciones y las letras son ya cosa de Miren Iza, Tulsa. Unas y otra ponen voz y música a los diversos roles de nuestras multifacéticas madres, que lo mismo se enfrentaban a un roto que a un descosido, es decir, que no se arredraban ante la obligación de ejercer como “Fregonas, nannys, médicas sin MIR, chamanas, personal shoppers o chicas de los recados, documentalistas, dietistas, secretarias y chicas para todo”, sin renunciar por ello a ser también y sobre todo “esposas y madres”.

"No me puedo quejar...", dice Amadora (estupenda Socorro Anadón), que abre con sus palabras el inicio del drama confesando que “Tengo miedo de convertirme en un lugar común a pesar de tener un nombre propio. Hay nombres que son un correctivo. Peores que el pecado original o que el dolor de muelas o el de oídos: Soledad, Angustias, Dolores, Socorro... Amadora no es mejor”. Una frase que, en boca de Socorro Anadón, aún cobra mayor significado.

No falta tampoco en el montaje el humor (negro casi siempre), lo cual hace que el espectador se mantenga casi toda la hora y media de montaje con una sonrisa sardónica dibujada en sus labios.

Versos, canciones y monólogos a los que ponen música también Clara Collantes (guitarra), Ramiro Nieto Ludeña (batería) y Marlon Pacho Salcedo (teclados y sintes). ‘Amadora’ es, en fin, una obra entretenida con una gran carga de amargura de fondo.

‘Amadora’

Idea original: Miren Iza (Tulsa)

Texto y dirección: María Velasco

Dramaturgia: Miren Iza y María Velasco

Música: Miren Iza (Tulsa)

Intérpretes: Socorro Anadón, Celia Bermejo y Carmen Mayordomo

Músicos: Clara Collantes (guitarra), Ramiro Nieto Ludeña (batería) y Marlon Pacho Salcedo (teclados y sintes)

Escenografía: Jose Novoa

Iluminación: Pilar Valdelvira (AAI)

Sonido: Ángel Luján Méndez

Coreografía: Josefina Gorostiza

Vestuario: Jose Novoa y María Velasco

Asesoría artística: Joaquín Abella

Ayudante dirección: Amanda Solar

Coordinación musical: Villa Music

Producción ejecutiva: Pablo Ramos Escola

Dirección de producción: Jordi Buxó y Aitor Tejada

Distribución: Caterina Muñoz Luceño

Una producción de: Teatro kamikaze

41º Festival de Otoño de Madrid

Teatros del Canal, Madrid

12 de noviembre de 2023