'El 29 de febrero es un día que aparece cada cuatro años'. viaje al interior de Los números [i]maginarios

Tenía que ser un día especial, cíclico y mágico a la vez, ‘El 29 de febrero es un día que aparece cada cuatro años’. La cita, aunque pública y desde hacía ya varias semanas, era sólo para los muy cafeteros porque del encuentro que la Compañía Los números [i]maginarios proponía para ese día en El Umbral de Primavera no había trascendido nada. Fuera lo que fuera, desde luego, no serían retazos de algunos de sus espectáculos anteriores, reseñas de muchos de los cuales puedes encontrar en estas mismas páginas electrónicas. Hablo, entre otros, de La cena del rey Baltasar (2013), Hamlet entre todos (2016), La última noche de Don Juan (2017), Hijos de Grecia (2018), Quijotes y Sanchos (2018), LEAR (desaparecer) (2019), Telémaco: el que lucha a distancia (2021), o La Vida es Sueño [el auto sacramental] (2023).

No sé si todos, pero sí la inmensa mayoría de quienes ayer nos dimos cita en el mágico teatro de Lavapiés no sabíamos nada de lo que iba a ocurrir allí. Finalmente, Los Números no sólo no defraudaron, sino que montaron una serie de acciones creativas simultáneas y paralelas que consiguieron embarcar a las varias docenas de espectadores congregados en una aventura creativa que dio cabida a compartir sueños, ilusiones, vida y trabajos públicos y procesos que, por una u otra razón, aún no han visto la luz, pero —¡¿quién lo sabe?!—, un día de estos vuelven a aflorar a la superficie, como el Guadiana.

En su página web se autodefinen como una “compañía de creación, formación y asesoría escénica”. Se quedan cortos porque la densidad de talento, imaginación y riesgo artístico que acumula Los Números [i]maginarios es casi inabarcable. Son gentes vinculadas incondicionalmente a la creación en los distintos oficios del teatro, que van desde la escritura a la dirección de escena, de la docencia profesional a los talleres abiertos, de la música a las nuevas tecnologías, de la escenografía al vestuario más creativos y esenciales, de la fotografía al vídeo… Y, con todo y, sobre todo, con la libertad y la independencia como bandera.

Los Números [i]maginarios, al menos, son Ales Alcalde, Paula Amor, Rodrigo Arahuetes, Jesús Barranco (o El Primo De Saint Tropez), Mayte Barrera, Nacho Bilbao, Paola De Diego, Irene Doher, Pablo Gómez Pando, Amanda Hc, Antiel Jiménez, Daniel Jumillas, Quino Melguizo, Caterina Muñoz, Rosel Murillo Lechuga, Alejandro Pau, Gon Ramos, Patricia Ruz, Miguel Ruz Velasco, Nacho Sánchez, Irene Serrano, Luz Soria, Luis Sorolla y Carlos Tuñón.

En ese día 29, una fecha que en febrero sólo aparece cada cuatro años, los componentes de la compañía ejercieron roles poco habituales. Carlos Tuñón, el director de sus montajes, habló en primera persona y fue el mantenedor de la velada después de confesar su origen sevillano, aunque de madre gallega y padre leonés. Un sevillano que ejerce más desde que salió de la capital hispalense para afincarse en Madrid. Luis Sorolla (dramaturgo, actor, director…) descubrió el teatro de forma precoz, junto a su hermano menor, a los cuatro o cinco años, a partir de las lecturas de Los tres ositos (cuya colección completa no ha conseguido reunir muchos lustros después), con representaciones reales o imaginarias cuando ambos estaban a punto de caer en brazos de Morfeo.

Gon Ramos y Nacho Suárez transitaron entre un viaje literario desde la sierra hasta Madrid, por un lado, y en un atardecer que parecía un amanecer en las playas cubanas. Nacho Bilbao consiguió que, durante más de diez minutos, el auditorio mantuviese un ritmo de cinco por ocho y sin aburrirse, contando lo que no había ni siquiera preparado, contra su costumbre y necesidad habituales. Alex Alcalde dejó la cámara y cogió la pluma para desgranar una de sus jornadas habituales de dudas, huidas y retrocesos.

Antiel Jiménez improvisó una escultura efímera de un cuerpo construido con cinta americana. Jesús Barranco y Patricia Ruz divirtieron, sorprendieron y se divirtieron y se sorprendieron mutuamente construyendo dos esperpénticos personajes en medio del patio del Umbral. A su lado, sólo a unos metros, Irene Serrano y Paola de Diego bordaron durante las casi tres horas de duración del proceso un precioso mantel con líneas y palabras. Y, mientras, Amanda y el resto de compañeros daban la bienvenida a todos y cada uno de los asistentes.

Y, por si todo eso fuera poco, todo el público pasó voluntariamente una especie de test de idoneidad española, el mismo que tienen que pasar quienes vienen desde fuera de nuestras fronteras cuando piden la nacionalidad española. Veinticinco preguntas tipo test, tres alternativas (a, b, c), y hay que contestar con, al menos, 15 aciertos. Sorprendente o no, no pasó la prueba más de un veinte por ciento del público. Conclusión: pedimos a quienes vienen a ayudarnos a seguir haciendo España más de lo que somos capaces de dar los propios españoles. Hay que hacérselo mirar.

Fue, en fin, un ilusionante viaje al interior de Los Números [i]maginarios que permitió descubrir otras facetas de los cuerpos de todos sus componentes que, como no podía ser de otro modo, terminó con un ágape final compartido entre la compañía y el público. Un rasgo más de altruismo y generosidad que ni siquiera en tiempos de crisis impiden a la compañía compartir lo mejor que posee, su humanidad.

‘El 29 de febrero es un día que aparece cada cuatro años’

Los Números [i]maginarios

El Umbral de Primavera, Madrid

29 de febrero de 2024