El abono taurino de Albacete siguió la misma tónica, idénticos derroteros -de derrota- por los que transita la tauromaquia en esta posmodernidad: poco toreo y mucho trofeo, merced a un público festivo y facilongo y a un palco presidencial blando y cómplice con ello. Todo eso es verdad, pero, ¡ojo!, con un importantísimo asunto fundamental y que diferencia, para bien, a la capital manchega del resto de los cosos de idéntica categoría e incluso a algunos de primera: sale el toro. El encierro de Conde de Mayalde tenía una magnífica presencia, eso sí una también extraordinaria flojera, a pesar de que los tercios de varas fueron un simulacro. Cual el de los espectadores floreando pañuelos y la presidenta Genoveva Armero regalando orejas.
Gracias a ello, en ningún momento hubo emoción ni las palmas restallaron con fuerza durante las faenas. Lo único que ahogó la víscera cardiaca fue la forma en que el segundo del lote de Fortes le derribó cuando lo recibía a portagayola, volteándole de forma espectacular y con saña, escapándose por milagro divino o laico de lo que se temía como un grave percance.
Eso enrabietó al coletudo, hecho un ecce homo, que se lució con unas sentidas verónicas y aprovechó el poco gas que le fue quedando al bicho para mostrar su clase en cortas series con cierto desmayo por ambos pitones, que le valieron para echar en su esportón la única oreja de verdad de verdad de la buena. Nada le permitió el invalidísimo que abrió función.
Otra habían cortado los locales Molina y Samuel Navalón -valenciano pero formado en la Escuela Taurina de Albacete, de donde se siente- por su entrega a tope en labores irregulares de escaso relieve artístico. El primero, con el añadido de hacer el paseíllo debilitado por el percance que sufrió hace escasos días en Bayona, sin llegar a cuajar a ninguno de su lote, sí dejó detalles de temple y ligazón antes de encomendarse al encimismo y a los desplantes, aunque el mal uso del verduguillo le dejó sin trofeo en el quinto. Sí acertó en ambos con las armas toricidas Navalón, igualmente con algunos detalles similares a los de su excompañero en las aulas, incluyendo semejantes finales y abrendo una Puerta Grande paisana y no olé.
FICHA,
Toros de CONDE DE MAYALDE: con trapío (bajando algo el 5º), nobles y muy flojos, con 1º inválido. JIMÉNEZ FORTES: silencio; oreja. JOSÉ FERNANDO MOLINA: oreja tras aviso; ovación tras aviso. SAMUEL NAVALÓN: oreja; oreja tras aviso (salió a hombros). Plaza de Albacete, 8 de septiembre, 1ª de Feria. Dos tercios de entada.
Si (
No(
