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Cerdos durmiendo en una granja porcina (Foto: Pixabay)
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Cerdos durmiendo en una granja porcina (Foto: Pixabay)

Los órganos de los cerdos, claves para reducir la mortalidad en las listas de espera de trasplantes

lunes 17 de enero de 2022, 13:24h

El pasado 7 de enero un equipo médico de la Universidad de Maryland consiguió una proeza: trasplantar el corazón de un cerdo a un ser humano con éxito.

El paciente, que no tenía más alternativa que morir debido a una enfermedad crónica, aceptó ser objeto de este tratamiento experimental. Hoy respira gracias a que su sangre es bombeada por el corazón de un puerco.

La investigación en xenotransplantes, que se define como el trasplante de órganos entre individuos de diferentes especies, no es tan común. No todos los países disponen de la voluntad ni de los recursos necesarios como para poner en marcha un equipo. Sobre todo porque no existe ningún calendario, pronóstico o garantía que asegure el éxito o el fracaso de ese trabajo. Países como Estados Unidos o Japón son algunas excepciones, por razones distintas, y en España tan solo existen dos equipos investigadores relevantes siendo el más importante el de la Universidad de Murcia.

David Bennett (Foto: Centro Médico de la Universidad de Maryland (UMMC))Guillermo Ramís es veterinario y profesor titular de producción animal en dicha Universidad. Lleva más de 20 años trabajando en el campo de los xenotrasplantes y en declaraciones a este periódico asegura que lo realizado en Maryland es un claro avance para la medicina que puede aumentar la calidad y la esperanza de vida en la población.

“Estamos como locos esperando a la publicación científica”, explica Ramís que, a la vez, es consciente de que en ese futuro documento no quedarán definidos todos los detalles que permitan reproducir la técnica alcanzada en el resto del mundo. En líneas generales, para conseguir que un cuerpo humano no rechace un órgano de un individuo de otra especie son necesarias modificaciones genéticas muy específicas. A pesar de la creencia popular de que el cerdo y el ser humano son muy similares, existen enormes diferencias bioquímicas y genéticas.

Sobre lo que se sabe hasta ahora del proceso llevado a cabo en Estados Unidos, Ramís relata que para evitar el rechazo se han tenido que realizar modificaciones genéticas muy específicas. Una de ellas tendría que ver con una molécula de azúcar muy concreta. Los cerdos tienen un antígeno llamado alfa-gal que los humanos no producimos y esto provoca que cuando se introduce un órgano porcino en nuestro organismo el sistema inmune lo ataca porque no lo reconoce. Según este investigador, una de las posibles maneras para evitar este problema sería “introducir un transgen de proteína reguladora del complemento humano que sustituya al del animal”, un elemento que permitiría evitar que los anticuerpos destruyan el órgano.

Un negocio millonario

En países con sistemas sanitarios privados o donde la donación de órganos no esté gestionada de forma pública y gratuita, esta área supone un enorme filón comercial en potencia. En Estados Unidos existen dos empresas dedicadas a la modificación genética de animales que compiten entre sí. Una de ellas es la que ha conseguido el ejemplar porcino cuyo corazón ha sido trasplantado con éxito, Revivicor, que es a su vez una subsidiaria de la empresa United Therapeutics. En este sentido cabe destacar que en este país es fácil y posible patentar unidades biológicas genéticamente modificadas con las cuales se puede comerciar.

En la potencia mundial existe un enorme problema con la donación de órganos. Allí, la investigación es fundamentalmente privada y el objeto de ella es conseguir que órganos como el riñón, el hígado o el corazón de animales como los cerdos u otros mamíferos puedan funcionar en un cuerpo humano y crear así una rentabilidad, además de las vidas que se pueden salvar. Alrededor de 110.000 estadounidenses esperan hoy un órgano para salvar su vida, y más de 6.000 pacientes mueren cada año antes de recibir uno, según datos oficiales proporcionados por la propia Universidad de Maryland.

Otros países como Japón mantienen la inversión en sus equipos investigadores porque también tienen un serio problema con la escasez de la donación de órganos, en este caso por motivos culturales. En el país nipón las dos religiones mayoritarias son el budismo y el sintoísmo, que se complementan. Según estas creencias, no está permitida la extracción de vísceras u órganos de un cadáver no porque se prohíba la donación en sí, sino porque sus rituales ortodoxos ante la muerte lo impiden.

Para estas corrientes religiosas el proceso de muerte pasa de forma gradual a lo largo de los tres días siguientes a la defunción clínica y durante este tiempo el cuerpo del difunto no debe ser manipulado por posibles interferencias con futuras reencarnaciones. De este modo, no es que exista una prohibición como tal ya que supone una decisión individual, en función del grado de compromiso religioso.

En este contexto mundial, los avances con la genética podrían permitir que los xenotrasplantes solucionaran el déficit en la donación de órganos, consiguiendo aumentar la calidad y la esperanza de vida de la población. Aunque eso sí, en aquellas naciones donde la Sanidad es privada sólo podrían acceder a los xenotrasplantes aquellas personas que se lo pudieran permitir, creando un negocio millonario directamente relacionado con la salud.

La fórmula secreta

En España, al igual que en otros países, los investigadores en este campo miran hacia el otro lado del Atlántico con ansias de conocimiento, sin embargo, saben que cuando se publique en algún medio científico no aparecerán todos los detalles. Para el experto Guillermo Ramís, esto no tendría por qué suponer un gran problema porque “en el resto del mundo no somos tontos” y confía en que podrán llegar a la misma conclusión que sus colegas estadounidenses por sus propios medios.

Nuestro país es líder mundial en número de donantes y de donaciones realizadas, sin embargo, siguen muriendo alrededor del 10 por ciento de las personas que necesitan un trasplante porque los órganos no llegan a tiempo. Por ejemplo, apunta Ramís, “cuando a una persona le falla el hígado tiene aproximadamente unas 48 horas para encontrar un nuevo órgano”, factor que complica mucho el mantenimiento de la vida. En caso de poder estandarizar los xenotrasplantes no solo de corazón sino también de hígado, implicaría que ese órgano porcino se convertiría en un “órgano-puente” que serviría hasta encontrar un órgano humano.

En cualquier caso, a pesar del éxito de Maryland, en España tendrían que darse una serie de elementos para que los xenotrasplantes fueranórganos de los cerdos una realidad. “Primero tendríamos que tener al menos seis meses de supervivencia en un primate y después demostrar seguridad: que no se produzca ninguna alteración, que no haya incompatibilidad fisiológica, etcétera”, establece este investigador que confía en el trabajo de la Organización Nacional de Trasplantes, la máxima autoridad e institución en la materia.

Según la directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, será necesario redoblar los esfuerzos en esta línea de trabajo. Por un lado, habrá que estudiar de forma exhaustiva ciertos problemas como el “rechazo hiperagudo” o el paso de ciertos patógenos a través de los órganos ya que, “en particular con los cerdos existía el riesgo de la transmisión de retrovirus porcinos”, riesgo que con las modificaciones genéticas puede ser neutralizado. Aún así, avisa Domínguez-Gil, “aún tenemos que ver el resultado de este trasplante a corto, medio y largo plazo".

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