Gareth Bale se ha despedido este miércoles del madridismo tras 8 temporadas en el club blanco y finalizar su contrato. En esta época ha habido al final más sombras que luces.
Fiel a su sobrio y frío estilo, que nunca conectó con la afición, escribió en redes sociales un escueto mensaje de "Ha sido un honor. ¡Gracias! #HALAMADRID", acompañado de un comunicado oficial.
En él, explica: "Escribo este mensaje para agradecer a todos mis compañeros de equipo, pasados y presentes, a mis entrenadores, a todos los trabajadores del club y a la afición que me ha apoyado todo este tiempo. Llegué aquí hace 9 años como un joven que quería hacer realidad mi sueño de jugar en el Real Madrid".
Más tarde, añade con un claro tono conciliador con el madridismo: "Vestir la gloriosa equipación blanca, llevar el escudo en el pecho, jugar en el Santiago Bernabéu, ganar títulos y ser parte de lo que es tan famoso y alcanzable por tan sólo unos pocos, ganar la Champions League".
Cree que si echa la mirada atrás puede ver que sus sueños se han hecho realidad y que ha sido parte de la historia del club. Acaba su mensaje agradeciendo al presidente de la entidad, Florentino Pérez, su confianza para ficharle.
Bale llegó en el verano de 2013 costando más de 100 milones de euros y convirtiéndose por entonces en el fichaje más caro de la historia, superando el de Cristiano Ronaldo, récord anterior también del Real Madrid, en 2009.
Luces y sombras
Su paso por el equipo blanco ha estado lleno de claroscuros. Sus primeros años fueron muy buenos, ganando la Champions en su primera temporada, además de la Copa del Rey. Después comenzaron años con dificultades, pero estuvo presente y fue importante para ganar algunas de las 3 copas de Europa consecutivas entre 2016 y 2018.
Sin embargo, a partir de ese año comenzó a difuminarse su protagonismo y su rendimiento se hundió, a la par que la mala suerte de las lesiones le acompañaba. No asumió el liderazgo que todos le pedían tras la marcha de Cristiano en 2018, y en lugar de ello se escondió muchas veces, ganándose en parte el rechazo de la afición por su falta de carácter.
Luego llegaron las polémicas: demasiado golf y poco rendimiento, lesiones en sospecha, convocatorias con Gales cuando no jugaba en Madrid supuestamente por molestias...
En el verano de 2020 llegaba la cesión al Tottenham, en teoría por 2 años, y con la esperanza de que rindiera de nuevo en su anterior club y algún equipo de la Premier League inglesa apostara por ficharlo, una vez que el Madrid se dio por vencido sobre su bajo rendimiento y su actitud profesional puesta en duda.
Sin embargo, allí tampoco rindió, entre lesiones y pobres actuaciones, así que regresó en el verano de 2021 para una última temporada de contrato, donde apenas ha tenido una participación testimonial. 5 partidos de liga, 2 de Champions y un solo gol. En cambio, se llevó varias pitadas de los hinchas. Su ficha, en contraposición a su rendimiento, era la más alta de la plantilla: unos 17 millones netos anuales. Un lastre para las arcas blancas.
Legado de Bale
Pese a todo, Bale se marcha con un gran palmarés a sus espaldas y goles históricos, como su carrera atómica en la final de Copa ante el Barça en 2014, o el gol de chilena en la final de Kiev ante el Liverpool (2018).
En total, anotó 106 goles en 258, dejando por tanto 0,41 goles por partido. Las estadísticas, a veces, muestran una cara mucho más amable que la cruda realidad.
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