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Tarde triunfalista con cinco orejas y un toro al corral tras tres avisos para Talavante

Roca Rey y Francisco de Manuel fueron paseados a hombros en el ruedo antes de sacarlos por la puerta Grande
Roca Rey y Francisco de Manuel fueron paseados a hombros en el ruedo antes de sacarlos por la puerta Grande (Foto: Plaza1)

Corrida de la Hispanidad: De Manuel se consagra, Roca Rey triunfa y Talavante pega el gran petardazo

miércoles 12 de octubre de 2022, 21:35h
Pasó mucho y no pasó nada. O no tanto. Me explico. Se cortaron cinco orejas -aunque remedando el refrán, de torería y santidad, la mitad de la mitad-, Francisco de Manuel y Roca Rey salieron a hombros, Talavante anduvo fatal dejándose un toro vivo, y la gente indocta pero que pasa por taquilla disfrutó en cantidades industriales. Sí, y de toreo, qué. Pues, eso, bastante menos de lo que expresan los números, y, además, lo realizó por partida doble el madrileño en la tarde de su consagración. Todo ante un encierro de bicornes modernos, de los que exigen las figuras, de Victoriano del Río, bien presentados e general, de gran nobleza y colaboración con sus matadores.

La expectación era máxima, cual acontece siempre con el indudable número uno como taquillero de un público triunfalista pero que llena los cosos, Roca, la temperatura patriótica, como el triunfalismo, se disparó con la interpretación del himno al concluir el paseíllo y con los ‘tropecientosmil’ gritos de ¡Viva España! siempre coreados pos una multitud, que deseaba por encima de todo el triunfo de ‘su’ peruano. Y éste respondió con sus armas: enrega, quietud máxima con el capote en las chicuelinas a pies clavados y en las suertes accesorias como las espaldinas, los circulares y las bernadinas.

Todo frente a su primero de gran movilidad –ojo, no confundir con casta-, pero otra cosa es el toreo esencial. ¡Ay, amigo, ay! Ni una verónica capotera en toda la tarde, ni en las muchas y jaleadísimas series de redondos y naturales casi siempre en línea, aprovechando el viaje, metiendo pico y sin ligazón. Eso sí, al bicorne lo fulminó de un estoconazo y el usía siendo cómplice de la petición mayoritaria sacó el moquero por partida doble.

Roca se marchó a la enfermería, donde fue atendido de un golpe en la mano izquierda y en el tobillo derecho, y para elegría de sus partidarios, tras correrse turno salió a matar su segundo en sexto lugar. Y entre que no debía encontrarse en plenitud física, que ya tenía asegurada la Puerta Grande y la flojera del animal, anduvo vulgarote, sin arriesgar y a medio gas.

Todo lo contrario que Francisco de Manuel, quien ya de novillero y en su confirmación el pasado 2 de mayo apuntó, y ahora dio en el centro de la diana. El chaval comenzó a revientacalderas, recibiendo de hinojos en el platillo al tercero de la función con unos redondos templadísimos y ligados en un palmo, que remató, ya en pie, con el del desprecio y una trinchera monumental.

Después llegaron nuevas tandas ligadas por la derecha para cambiarse la mano y, aunque tardó en acoplarse, luego festoneó varios sentidos naturales mandones y de profundidad oceánica. Ya en tablas, cerró con ajustadísimas manoletinas y despenó a su colaborador y noble enemigo de una estocada trasera.

Con el quinto brilló de recibo en unas verónicas mecidas y un bello quite por chicuelinas de mano baja. Su labor muleteril fue casi una copia de la del anterior, con mucho pulso porque no estaba sobrado de fuerzas el bicho y destacando esta vez en dos tandas de naturales despaciosos y cadenciosos. Se atracó con la espada y echó dos orejas en su esportón que deben disparar su carrera.

La cruz en todos los sentidos correspondió a Talavante, cuyos méritos para hacer el paseíllo son más que discutibles tras su fracaso en San Isidro con cuatro tardes y el magro balance de una orejita. Pero en este cierre en la cátedra todo fue a peor con un petardazo. Sólo se puede salvar de su nefasta actuación su labor lanceando al que abrió corrida, un animal casi inválido con el que anduvo liviano y abrevió.

Pero faltaba no el petardo, sino la traca, con el noble cuarto, que le desbordó y al que molió a desconfiados mantazos cual el mayor de los pegapasistas. Y ya explotó el desafuero cuando fue incapaz de matarlo a estoque y verduguillo hasta el segundo aviso. Porque después, quizás pensando que a las grandes figuras, de Belmonte a José Tomás, no les faltó un petardazo gordo en Madrid, se negó a descabellarlo hasta el tercer aviso con el animal en una agonía penosa. La merecida bronca fue de las que hacía años no se escuchaban en Las Ventas. Él sabrá.

FICHA

Toros de VICTORIANO DEL RÍO -el lidiado en segundo lugar fue el segundo sobrero tras devolverse por inválidos los anovillados titular y el primer sobrero-, de diferentes hechuras pero serios, cuajados y bien armados excepto 6º; con movilidad y nobleza. 1º, 4º y 6º, flojos. ALEJANDRO TALAVANTE: silencio; gran bronca después de tres avisos. ROCA REY: dos orejas tras aviso; palmas (salió a hombros). FRANCISCO DE MANUEL: oreja; dos orejas (salió a hombros). Saludaron tras banderillear Viruta, Juan Carlos Rey y Fernando Sánchez. Plaza de Las Ventas, 12 de octubre. Corrida de la Hispanidad. Lleno de 'no hay billetes'.

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